a presencia del presidente Barack Obama nos permite profundizar en dos temas importantes a los que hizo alusión: la reforma migratoria y la educación. Por un lado, enfatizó su apoyo a la reforma migratoria y señaló que si bien él hubiera querido otra cosa, a pesar de todo lo considera un avance. La propuesta de los 8 legisladores, 4 republicanos y 4 demócratas, tiene que seguir su proceso de discusión en las cámaras, y hay que aceptar que hace pocos años era casi un tema tabú. Esto cambió, en gran parte, a raíz del triunfo electoral de Obama y la importante participación de los latinos. Parecería que los republicanos temen perder las elecciones y, por tanto, han flexibilizado sus posturas. Sin embargo, las condiciones propuestas para los trabajadores indocumentados no es ninguna panacea.
En primer lugar tendrán que esperar 13 años para iniciar el proceso para la ciudadanización, pagar multas y pasar exámenes de inglés y de civismo. Por otro lado, los republicanos siguen insistiendo en que hay que reforzar la frontera, cuando el propio Obama señala que nunca ha sido más segura. Por tanto, ¿qué pretenden con ello? Parecen estar convencidos de que es la forma en que pueden detener futuros indocumentados, estrategia errónea, pues la historia ya demostró que cuando se aplicó después de la puestaben marcha de la ley IRCA ese flujo se incrementó en forma extraordinaria, pues el problema es que no se otorgaron las visas necesarias para satisfacer la demanda de una economía en extraordinario crecimiento. Como puede comprenderse, los trabajadores indocumentados lo son por obra y gracia
de la política de Estados Unidos. Claro que, como ya hemos señalado, fue una buena estrategia para los empleadores, que utilizaron ese conjunto laboral en condiciones de extraordinaria precariedad, lo que incrementó su ganancia y el crecimiento económico. Habría que señalar que los programas de trabajadores temporales tienen varios problemas, entre ellos que no reciben los mismos beneficios sociales que el resto, de tal suerte que se convierten en trabajadores de segunda. Y así pretenden mantenerlos por 13 años.
Otro problema es que no todos los trabajadores indocumentados calificarán para los programas temporales de inicio. ¿Qué efecto tendrá? ¿Quiere decir que una vez localizados será más fácil deportarlos?
Interesante el énfasis que Barack Obama otorgó a la educación, que considera llave para poder competir en un mundo globalizado. Su propuesta es que los estudiantes mexicanos en un número de 100 mil vayan a Estados Unidos a cursar sus estudios, básicamente en niveles de doctorado y posdoctorado, y en disciplinas tales como ciencias, matemáticas, tecnología e ingenierías, y al mismo tiempo favorecer el intercambio con estudiantes estadunidenses. Nadie podría estar en contra de que se fomente la creación de capital humano. Todo lo contrario. Pero, ¿por qué Estados Unidos aceptaría esa enorme cantidad de estudiantes mexicanos? Para contestar la pregunta es necesario tomar en cuenta el contexto de Estados Unidos en el que se hace la propuesta.
Estados Unidos está enfrentando la disminución de su tasa de fertilidad y, como consecuencia, la de su fuerza de trabajo. En ausencia de la migración, la población en Estados Unidos disminuirá y esto afectará su crecimiento económico. No hay que olvidar que, como dice Douglas Holtz-Eakin, el crecimiento de la población se traduce en un más rápido crecimiento general del PIB. Por otro lado, tiene problemas estructurales en el sector educativo. Las universidades son muy caras, y tanto hispanos como negros presentan importantes niveles de pobreza, lo que se convierte en un obstáculo para continuar con sus estudios, de tal manera que la población estudiantil se reduce en forma sustancial. No es extraño que, bajo este escenario, el mundo con sus talentos esté subsidiando a Estados Unidos, pues los países de origen no los absorben.
México envía a los alumnos y sostiene sus estudios, como debe ser para favorecer que incrementen sus calificaciones. Pero el gobierno no realiza los cambios necesarios para incorporarlos cuando regresen, como son más centros de investigación, ciencias, tecnología, universidades. Por ello los jóvenes no tendrán otra opción que quedarse en el país vecino y así México también participa subsidiando con su talento a Estados Unidos.
El gobierno mexicano no otorga el mismo peso a la educación. Baste recordar los 100 mil jóvenes rechazados
y el gobierno ni se inmuta, lo cual supone no sólo una tragedia para éstos, sino que retrasa aún más la posibilidad del desarrollo del país. Hay que añadir los enormes problemas que están enfrentando los maestros con la reforma educativa y la respuesta autoritaria del gobierno.
El escenario próximo no es halagüeño. Posibles deportados, estudiantes rechazados y maestros indignados, y si México continúa aplicando el dogma neoliberal que domina la política y la economía, los resultados nefastos están a la vista.