s un ser vivo, como las plantas, como los animales, pero además tiene algo de humano, por algo llaman Don Goyo al Popocatépetl. Su sensibilidad política y colectiva es increíble, y si no me creen, los comprendo. Fue el pasado 3 de mayo cuando el tempero Antonio lo consultó, el volcán le dijo que no habrá mayor peligro pero que el alboroto y los periodistas lo ponen más nervioso. El buen augurio fue el día que comenzó la nueva era mesoamericana, según afirma la doctora Geraldine Patrick, astroarqueóloga de la UAM.
El fin de semana pasado, el Popo pasó a alerta amarilla fase 3, lanzó fragmentos incandescentes y flujos piroclásticos: mezclas calientes de gases, ceniza y fragmentos de roca muy destructivos, que descienden por los flancos del volcán a alta velocidad con temperaturas arriba de 100 grados centígrados. Revisando la historia de la actividad del Popocatépetl, me percato de que esa intensidad no es muy común, pero más sorprendente es la inexplicable relación entre la actividad del volcán con algunos cambios políticos significativos: pareciera que fueran expresiones de un guerrero tamaño colosal, como lo describe el mito. Se trata de un volcán que ha estado activo por más de medio millón de años y que ha presentado varias etapas de crecimiento, hasta que hubo erupciones extraordinariamente grandes hace 400 mil años; el cono moderno está construido sobre los restos de estos volcanes que erupcionaron hace 14 mil 500 años.
Según se representa en los códices Telleriano Remensis y Vaticano A, la mayor erupción del cono ocurrió en 1509, como si anunciara el sometimiento de la sociedad mexica a favor del imperio español. Actualmente es uno de los volcanes más activos del país; después de 70 años de inactividad, se notó un paulatino incremento en la actividad fumarólica del volcán, que reinició su actividad en 1994. Difícil interpretar el sentido de 70 años de inactividad, pero continuando con la metáfora, resulta curioso que el coloso estuvo quieto o pasivo desde los tiempos en que Plutarco Elías Calles se hizo presidente de México, y hasta el año del levantamiento zapatista: ¡Zapata vive!, ¡ Don Goyo vive! El 21 de diciembre de 1994 se produjo la primera emisión de ceniza, causando gran inquietud; las exhalaciones habían abierto una boca cerca de la pared oriental del cráter, debajo de la corona. Desde entonces han venido etapas efusivas y explosivas asociadas con el crecimiento y destrucción de domos de lava en el interior del cráter. Durante el siguiente año hubo actividad fluctuante con frecuentes exhalaciones de ceniza que fue clasificada como material juvenil. En marzo de 1996 el volcán inició un nuevo episodio de actividad con emisiones de ceniza comparables a las de diciembre de 1994. A partir del 26 de marzo se observó el crecimiento del primer domo de lava en el fondo del cráter, una explosión importante acompañó su destrucción el 30 de abril, cuando perecieron cinco alpinistas que ignoraban el peligro. Este tipo de actividad continuó en 1997; después de numerosas explosiones, la erupción del 30 de junio fue la más grande registrada hasta entonces. Fue cuando los pilares del sistema político mexicano acusaron una transformación histórica, por primera vez el partido presidencial no logró tener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y, también por vez primera se eligió al jefe de Gobierno del Distrito Federal, resultando ganador el candidato de oposición, el ingeniero Cuahutémoc Cárdenas Solórzano. Ocurrieron una serie de sismos volcanotectónicos, se generó una enorme pluma que alcanzó 8 kilómetros por encima del volcán, se reportó caída de ceniza y el aeropuerto de la ciudad de México tuvo que ser cerrado por cerca de 12 horas, el semáforo de alerta mostró su máximo nivel: el color rojo. Después de un periodo de relativa calma el Popocatépetl presentó actividad hasta el año 2000: el 2 de diciembre hubo una larga exhalación con emisión de ceniza que duró 90 minutos, y el 12 de diciembre, como si fuera fiesta a la Guadalupana, las exhalaciones alcanzaron 6 kilómetros de altura. Para el 18 y 19 de diciembre fragmentos incandescentes de las erupciones fueron mostrados por primera vez en vivo por la televisión. Exhalaciones diarias y actividad sísmica baja continuaron en los siguientes años, pero en 2006 volvieron de manera intermitente episodios de tremor armónico en aumento. La amplitud fue la mayor observada desde diciembre de 2000, el 5 de agosto se decidió cambiar el semáforo de alerta del nivel amarillo fase uno a fase dos. En mayo de 2011 una erupción de moderada intensidad modificó la forma de la boca sureste del volcán (Cenapred/SG, México, 2012).
Este año, el 10 de mayo de la madre Tierra, se ha producido una erupción explosiva que lanzó material incandescente sobre la ladera noreste del coloso; al cerrar esta colaboración, la alerta se mantiene en amarillo fase tres. Tengo la impresión de que los movimientos sociales están pasando a una fase de alerta tres: madres de desaparecidos en huelga de hambre reviven expresiones del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y de #YoSoy132, el domo del movimiento magisterial muestra intensidad creciente. Es necesario un trabajo político fino que ataque con seriedad las causas: urge evitar una erupción social que lance flujos piroclásticos, y que arrase construcciones y bosques, sin dejar nada de pie.
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