Nunca hay vigilancia, y si pasa la policía lo hace cada cuatro meses, señalan visitantes
Jueves 30 de mayo de 2013, p. 38
En el Parque Nacional Fuentes Brotantes, ubicado en la delegación Tlalpan, tanto sus edificaciones como su acceso principal, así como la pequeña plaza cívica con la estatua de José María Morelos y Pavón, están tapizadas con grafiti. Los vecinos señalaron que si hubiera seguridad esas cosas se frenarían un poco
, ya que, señalaron, en este sitio de descanso nunca hay vigilancia
y por las noches es peligroso
.
Decretado como parque nacional en 1936 por el general Lázaro Cárdenas, este parque está divido en dos por un camino asfaltado
, ya levantado en algunas partes, por el que lo mismo circulan vehículos particulares, bicicletas y visitantes de a pie que taxis. Sus límites –a ambos lados– son áreas boscosas, con partes secas y en otras la hierba es muy alta. En su extremo izquierdo corre un riachuelo de agua clara.
En un recorrido se observó que la piedra encantada
–como llaman los visitantes a una roca de grandes dimensiones– es colorida por el grafiti, el cual también luce en las orillas de la fuente –que no está en operación, pero que en su interior hay agua estancada con basura–. Los tags o firmas han tapado las pinturas hechas sobre unas torres ubicadas en la plaza cívica, así como las bardas de una construcción del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, junto al lago.
Accesos sin control
A un lado de la plaza, la cancha de basquetbol tiene agua estancada en uno de sus extremos, la pintura de las zonas de tiro son casi imperceptibles y una parte de su barda perimetral está destruida. Asimismo, la escalinata que conduce a la casa de cultura –que está cerrada– tiene una fuga de agua, y el área de ejercicio tiene aparatos incompletos.
Si bien el sitio de descanso luce limpio, para vecinos como la señora María del Carmen Barrera, está abandonado
, por lo que llamó la atención sobre la inseguridad. Nunca hay vigilancia, y si pasa la policía lo hace cada cuatro meses
, expresó.
A pesar de que el parque tiene barandales perimetrales, los accesos no son muy controlados porque cualquiera entra por cualquier lado
, dijo Ángel Ibarra, quien acude diario al parque con su hijo. Agregó que en el lugar se reúnen jóvenes para consumir bebidas alcohólicas o drogas.