Barcelona, 3 de junio.

Neymar llegó hoy a Barcelona muy consciente de lo que tenía que hacer para cautivar a la hinchada azulgrana desde el primer instante: un corto discurso en catalán y el anuncio de su subordinación a Lionel Messi fueron suficientes para que los 56 mil aficionados que asistieron a su presentación en el Camp Nou estallaran de júbilo.

No sólo he venido a ayudar al Barcelona, sino también a Messi a continuar siendo el mejor del mundo, dijo.

Sobre una plataforma azul, Neymar dio los primeros toques de balón y pronunció sus primeras palabras como azulgrana.

Estoy muy feliz de ser jugador del Barcelona. Cumplo el sueño de venir a algo más que un club y estoy emocionado, dijo el delantero brasileño, en un catalán más que decente.

Sin dorsal en su espalda –está por decidir aún qué número llevará–, Neymar saludó reiteradamente, se mezcló entre los muchos niños que lo acompañaban sobre el césped y emprendió una vuelta al estadio en la que regaló gestos, sonrisas y balones.

Venir al Barcelona y no al Madrid fue una decisión tomada siguiendo a mi corazón. El dinero nunca ha sido mi principal motivación, sino la felicidad, aseguró Neymar.

Neymar partió rumbo al hospital de Barcelona para pasar las primeras pruebas médicas. De regreso al club, estampó su firma junto a la del presidente azulgrana, Sandro Rosell, en un contrato por los próximos cinco años.

El fichaje es de 57 millones de euros (74.6 millones de dólares), con cláusula de rescisión de 190 millones de euros (248.7 millones de dólares).