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Disputa legislativa en EU
Costosa reforma migratoria

La punitiva propuesta podría aprobarse mañana en el Senado

A cambio, habría multiplicación en el número de policías en la frontera

Incierto, el futuro de la iniciativa en la Cámara de Representantes

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Imagen de la valla que divide la frontera norte de México con Estados Unidos, que con la reforma crecerá a lo largo de la líneaFoto : Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de junio de 2013, p. 2

Nueva York, 25 de junio.

La propuesta de una reforma migratoria integral va en camino hacia su casi segura aprobación por el Senado estadunidense, a finales de semana, pero el precio es un dramático incremento en lo que algunos llaman la militarización de la frontera y mayor control de la población migrante en este país, mientras el destino de la iniciativa enfrenta un futuro cada vez más incierto en la Cámara de Representantes, donde todo este esfuerzo podría quedar anulado.

El lunes, el Senado acordó proceder hacia la aprobación de una enmienda que, según los estrategas legislativos, casi asegura la aprobación de la reforma integral que podría realizarse en esta misma semana.

La enmienda, resultado de una negociación para facilitar el voto de aprobación de legisladores republicanos del paquete entero, propone un gasto adicional de entre 30 y 46 mil millones de dólares a lo largo de 10 años para seguridad en la frontera, incluyendo la contratación de otros 20 mil agentes de la Patrulla Fronteriza, lo cual casi duplicaría el número total actual (el cual es el doble de lo que había hace 10 años), ampliar el uso de nuevas tecnologías de vigilancia, entre ellas las aeronaves a control remoto (drones), y finalizar la construcción de una valla de más de mil kilómetros (700 millas) en la línea fronteriza. La enmienda es bautizada como surgimiento fronterizo (border surge), en referencia a los masivos recursos que se dedicarían a la seguridad de la frontera con México.

Todo esto se tendría que cumplir –junto con los requisitos ya dentro del proyecto de ley, como un sistema electrónico de verificación de los documentos de trabajadores al solicitar empleo y un sistema de registro de entradas y salidas en puertos aéreos y marítimos–, antes de que se emitan las green cards, los papeles de legalización de indocumentados.

A cambio de esta nueva enmienda, los estrategas legislativos calculan que se sumaron entre 12 y 15 senadores republicanos al proyecto de ley, con lo cual se garantizará su aprobación en esa cámara los próximos días, tal vez tan pronto como este próximo jueves.

Eso sería un triunfo para la Casa Blanca, el grupo bipartidista de legisladores que elaboró el proyecto de ley, y la formidable coalición de agrupaciones nacionales desde la Cámara de Comercio hasta centrales obreras, iglesias y algunas organizaciones latinas que han promovido la reforma, ya que subrayan que ésta mantiene como parte clave una vía hacia la legalización y naturalización potencial de 11 millones de indocumentados.

El presidente Barack Obama ha depositado considerable capital político en promover la reforma migratoria este año y ha repetido –lo hizo de nuevo el lunes– que aunque nadie obtendrá todo lo que quiere, incluso él, el proyecto de ley actual es resultado de negociaciones bipartidistas donde todos han tenido que hacer concesiones.

Ese mensaje ha sido repetido por el amplio abanico de agrupaciones nacionales que impulsan la reforma.

De hecho, el Consejo Nacional de la Raza, que dice ser la organización latina más grande del país, emitió un mensaje a sus bases el lunes solicitando que presionaran a sus senadores para aprobar esta enmienda –sin explicar su contenido antimigrante– argumentando que sería clave para lograr que prosperara el proyecto de la reforma migratoria en el Senado.

María Elena Durazo, secretaria tesorera ejecutiva de la central obrera AFL-CIO, comentó que no hay prioridad más alta que ganar esta vía a la ciudadanía, ya que eso implica que millones de trabajadores pueden salir de las sombras, que actualmente padecen abusos y son mal pagados, dijo en un foro con periodistas.

Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, organización dedicada a promover la reforma migratoria, reconoce que las medidas y enmiendas enfocadas en seguridad y control migratorio no son bienvenidas, pero que a la vez se acepta que deben estar incluidas para lograr la aprobación de un proyecto con enormes beneficios para la comunidad inmigrante. Afirmó que la razón por la cual hemos logrado tener ahora este debate sobre la reforma migratoria en el Congreso es por la profundidad, amplitud y fuerza del movimiento pro reforma que tiene su centro en la vía hacia la ciudadanía.

Pero para algunas agrupaciones de migrantes, organizaciones latinas y defensores de los derechos de los inmigrantes, de ese movimiento, este proyecto de ley, especialmente después de la última enmienda, ya no es aceptable.

Antonio González, veterano líder latino nacional y presidente del Instituto William C. Velásquez, considera que el proyecto en el Senado continua su transformación tortuosa de un concepto de reforma ostensiblemente bien intencionado a un proyecto punitivo de seguridad nacional, y advirtió que líderes latinos se cuestionan cada vez más si esta iniciativa vale la pena.

Para Óscar Chacón, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (Nalacc), afirmó: no estamos de acuerdo con quienes argumentan en Washington que se tiene que aceptar mayor militarización de la frontera a cambio de la aprobación de la reforma migratoria, ya que eso sólo es una gran concesión a las fuerzas políticas motivadas por el racismo y la xenofobia.

Otras organizaciones, como Presente.org y agrupaciones regionales en Texas y Carolina del Norte, entre otras, se están haciendo eco de estas críticas.

Futuro incierto

Aunque todo indica que la reforma migratoria será aprobada por el Senado, también queda claro que aún enfrenta un futuro incierto.

El presidente senatorial, John Boehner, ya avisó a sus colegas republicanos, que la controlan con una significativa mayoría, que no se presentará ningún proyecto de reforma migratoria ante el pleno de la cámara si una mayoría de los representantes republicanos no la apoya –y un amplio sector ultraconservador no oculta su oposición a cualquier proyecto de reforma migratoria integral.

Un asesor al liderazgo republicano de la cámara comentó a The Washington Post que aun si el proyecto de ley se aprueba con más de 70 votos en el Senado, la vía a 218 (votos, la mayoría simple requerida para la aprobación de un proyecto de ley) está llena de peligros.

El deseo de los promotores de la reforma en el Congreso es que el Senado la apruebe antes del receso del 4 de julio (Día de la Independencia) y que la Cámara de Representantes comience el debate de una versión paralela durante el mes siguiente, para culminar las negociaciones entre ambas cámaras y formular una versión de consenso que estaría lista para aprobarse y promulgarse como ley en el otoño.

Sin embargo, si las cosas no cambian de manera dramática en la dinámica política de los representantes, lo que queda claro por ahora es que aunque pronto se podrá celebrar un triunfo de la reforma en el Senado, su contraparte aún es un obstáculo que podría marcar, al final, su derrota, una vez más.