La canarinha sufrió para vencer a una celeste, en su encuentro más tenso del torneo
Cavani consiguió el empate y evocó el recuerdo del Maracanazo
Paulinho salvó a la verdeamarela casi al concluir el partido
Fuimos superiores, aseguraron Suárez y Lugano
Jueves 27 de junio de 2013, p. a12
Belo Horizonte, 26 de junio.
Fueron casi 40 minutos de ansiedad por la sombra de un fantasma que rondó el estadio Mineirao. El recuerdo de la tragedia del Maracaná, cuando Brasil perdió la final ante Uruguay en 1950, volvió más fuerte que nunca en ese lapso que comprendió el gol del empate de Edinson Cavani, al minuto 48, hasta que cayó el gol de la victoria anotado por Paulinho (86).
Un periodo breve pero de larga agonía para la verdeamarela, que sufrió para finalmente ver cómo se convirtió en la primera finalista de la Copa Confederaciones tras vencer 2-1 a la celeste, en su partido más difícil en lo que va del torneo.
La victoria sobre Uruguay fue festejada como un título por los brasileños, que ahora aguardan a su rival en la lucha por el trofeo, que saldrá del duelo entre los dos gigantes europeos de la Confederaciones: España e Italia, a realizarse este jueves en Fortaleza.
Pese a que una vez más fue impulsado por el himno nacional cantado a capella por la hinchada, Brasil no repitió ante Uruguay la presión de los partidos anteriores.
Los pupilos de Luiz Felipe Scolari parecían tensos, muy respetuosos del rival y del poderío del trío de ataque conformado por Diego Forlán, Edinson Cavani y Luis Suárez.
Los goles de Fred y de Paulinho evitaron que se repitiera el trauma del Maracanazo, que se asomó en Belo Horizonte cuando Edinson Cavani empató el partido que Brasil ganaba 1-0.
Antes, el arquero Julio César despejó un tiro penal de Diego Forlán que habría modificado el ritmo de juego. Era una oportunidad esperada cuando al minuto 13 el defensa David Luz cometió la falta sobre Diego Lugano que produjo la pena máxima, pero la pericia del arquero brasileño o la imprecisión de Forlán no permitieron la anotación.
Con la marca uruguaya cerrando espacios, Brasil enfrentaba dificultades para armar un ataque y, salvo por un tiro de larga distancia de Oscar y un remate desviado de Hulk, al 28, apenas incomodó a Fernando Muslera.
Dos minutos después Forlán desperdició su segunda ocasión con un disparo de mediana distancia que pasó por encima del arco brasileño.
Después de esa tensa primera media hora, Brasil fue recuperando la tranquilidad y algo de su buen futbol, pese a que seguía lejos de ser el equipo que ganó con comodidad sus tres primeros partidos de la Copa.
Fred devolvió el alma al Mineirao, pues no perdonó la oportunidad al minuto 41, luego de que Paulinho habilitó con un pase largo a Neymar, cuyo remate a gol fue desviado por la defensa, pero Fred aprovechó el rebote y disparó, tal vez sin mucha gracia ni puntería pero lo consiguió y celebró cerca de la hinchada.
Uruguay igualó apenas empezó el complemento. Al 48 Cavani aprovechó un error del zaguero Thiago Silva para apoderarse del balón y sellar el empate con un zurdazo inatajable para Julio César.
La canarinha trató de recuperar terreno, primero con un tiro libre de Hulk, que Muslera despejó como si estuviera en una cancha de volibol; luego con un disparo de Neymar, que el portero uruguayo defendió sin esfuerzo.
Pese a la insistencia brasileña, Uruguay seguía asustando y casi volcó el marcador a los 66 con un tiro libre de Forlán rematado de cabezazo por Luis Suárez.
Cuando una prórroga parecía el desenlace más probable y el fantasma de un Mineirazo asustaba a los más de 57 mil hinchas brasileños, brilló Paulinho, quien remató de cabezazo un tiro de esquina de Neymar para marcar el gol que clasificó a la canarinha a la final.
Uruguay disputará este sábado el tercer puesto con el perdedor del duelo entre España e Italia, pero en cualquier caso podrá celebrar el hecho de que fue el equipo que hizo sufrir más a la poderosa verdeamarela en lo que va del torneo.
Al término del partido, el atacante charrúa Luis Suárez dijo que su equipo había sido superior. Y lo mismo compartió su compañero Diego Lugano: Brasil no es más que Uruguay. Por un lado se siente la tristeza de perder un clásico y una linda oportunidad de hacer historia, pero se jugó de igual a igual ante un gran equipo
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