Jueves 27 de junio de 2013, p. 24
Cali, 26 de junio.
En la última década 70 millones de personas salieron de la pobreza en Latinoamérica, pero ello no se ha reflejado en la reducción de la criminalidad en la región, dijo este miércoles el vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM), Hasan Tuluy, en esta ciudad del suroeste de Colombia.
Este progreso económico y social tangible no ha logrado transformar los altísimos niveles de criminalidad y violencia en la región
, puntualizó Tuluy al intervenir en la apertura de un foro sobre la prevención del delito y la violencia.
La criminalidad en la región persiste pese a que a partir de 2011, y por primera vez en la historia, Latinoamérica tiene más personas de clase media que pobres
, agregó en su discurso entregado a la agencia Afp.
Tuluy llamó la atención sobre el hecho de que América Latina, que alberga cerca de 9 por ciento de la población mundial, padece casi el 30 por ciento de los homicidios que ocurren en el mundo.
Es decir que una persona tiene cuatro veces más posibilidades de ser asesinado en esta región que en el resto del mundo
, sostuvo, al puntualizar que ocho países de la región exhiben el trágico récord de estar entre los diez primeros en materia de homicidios a nivel mundial
.
Gobiernos desde el exilio
La inseguridad es tan grave en algunos países que tenemos municipios sin policías (porque han renunciado), cuyas calles quedan vacías a partir de la 5 de la tarde. Hay alcaldes que deben gobernar desde el exilio
, describió.
Debido a la inseguridad, más de 60 por ciento de las empresas en la región se ven obligadas a contratar seguridad privada, añadió, y señaló que ello representa entre 2 y 6 por ciento de la facturación de las empresas. También llamó la atención sobre el efecto social de esa inseguridad: la mayoría de las víctimas y victimarios son jóvenes entre 14 y 29 años de edad y mayoritariamente de bajos recursos
, señaló.
Indicó que uno de los generadores de la violencia en la región son las drogas ilícitas, y se declaró a favor de encontrar una nueva estrategia integral
para combatir ese flagelo.
Aunque admitió que no existe una fórmula mágica
para superar la violencia que afecta a la región, consideró necesario que todos los estamentos estatales, fuerzas del orden y sectores sociales, se involucren en las estrategias para reducirla. Sin alianzas de largo aliento, no hay respuesta integral
, advirtió.