Según encuesta, sube a 25% la cifra de brasileños que califican la gestión de mala a pésima
El descontento pone en evidencia el enfriamiento de la economía y el repunte de la inflación
Domingo 30 de junio de 2013, p. 23
Sao Paulo, 29 de junio.
El índice de aprobación de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se desplomó 27 puntos en dos semanas, al pasar de 57 a 30 por ciento después de la serie de protestas contra la corrupción gubernamental y los excesivos gastos para la celebración de la Copa Confederaciones y el Mundial de Futbol 2014, detonadas por incrementos a las tarifas del transporte público, los cuales ya fueron revocados.
Una encuesta publicada por el diario Folha de Sao Paulo señaló que el porcentaje de brasileños que considera que la gestión es mala o pésima
subió de nueve a 25 por ciento en las pasadas tres semanas. El desempeño de Rousseff fue evaluado como regular
por 43 por ciento de los encuestados, contra 33 por ciento antes de las masivas manifestaciones.
El desgaste de su imagen llega en mal momento para Rousseff, puesto que se aproxima la fecha en que el Partido de los Trabajadores (PT) tendrá que decidir quién será su candidato para las elecciones presidenciales de 2014.
La súbita pérdida de popularidad es el mayor desplome sufrido por un presidente brasileño desde que Fernando Collor de Mello congeló los ahorros de los ciudadanos en 1990, precisó Folha. El mandatario terminó siendo destituido por corrupción dos años más tarde.
Las manifestaciones comenzaron el 6 de junio en Sao Paulo, con la demanda central de anular la tarifa del transporte público. El 15 de junio, decenas de miles salieron nuevamente a las calles con reclamos adicionales en materia de educación, salud, corrupción gubernamental y reforma política. El jueves 20, un millón 250 mil personas protestaron por esas mismas razones en todo el país.
El descontento popular refleja también un enfriamiento de la economía brasileña y un repunte de la inflación.
Folha destacó que apenas 27 por ciento de los brasileños evalúa positivamente la economía brasileña, contra 49 por ciento registrado en la encuesta de comienzos de junio.
Rousseff, quien sucedió en 2011 al popular ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, había logrado mantener un alto nivel de aprobación: entre 47 y 65 por ciento.
La prensa brasileña informó este sábado que la mandataria no tiene previsto asistir a la final de la Copa Confederaciones, que se realizará este domingo, con lo cual, aparentemente, busca eludir un situación similar a la ocurrida durante la inauguración, el 15 de junio, cuando fue abucheada varios minutos en el estadio de Maracaná.