n esta ocasión me permito ampliar mi idea publicada en un artículo recientemente aparecido (La Jornada, 29 de junio de 2013) acerca de las deficiencias de la sicología evolutiva. Es posible ordenarlas al menos en los siguientes cinco apartados:
1. Una deficiente posición panseleccionista y panadaptacionista del proceso evolutivo.
La sicología evolutiva sostiene que la mente humana es una adaptación, resultado del proceso de selección natural. Aquí hay una confusión derivada del equiparamiento del cerebro como órgano de funcionamiento del ser humano y la mente, como la organizadora de relaciones sociales y culturales. Del hecho de que el cerebro fuera resultado de la selección natural no se desprende que la mente y la cultura también lo sean. Es cualitativamente distinta una característica anatómica o fisiológica en la que la función adaptativa puede ser clara, que una característica sicológica o cultural. Por otra parte, sin restar importancia a los procesos de selección natural y adaptación en la evolución, hoy en día existe un cuestionamiento creciente a la aplicación universal de estos procesos. No todas las características de todos los seres vivos son adaptaciones (o maladaptaciones).
2. Una tendencia a biologizar las conductas normales
y las patológicas
.
La sicología evolutiva califica normales
los comportamientos que cumplan con la función de elevar la adecuación biológica, y como anormales
o patológicos
a aquellos que no lo hagan. Los llamados desequilibrios mentales
, como la esquizofrenia o las conductas sexuales no reproductivas, así como las no heterosexuales, son consideradas patologías o anormalidades que la selección natural tendería a eliminar. Estamos frente a una de las más claras expresiones de una sanción y calificación de las conductas, dictadas por las relaciones de poder, tal y como Michel Foucalt lo analizara en amplias partes de su vasta obra. El engaño de la sicología evolutiva consiste en hacer pasar por naturales las conductas que son producto de relaciones sociales, las cuales son relaciones de poder y de clases, no dictados por secuencias de genes.
3. Un lenguaje impreciso.
El lenguaje de la sicología evolutiva se basa en un traslado de términos y conceptos utilizados en el lenguaje cotidiano de las calles, casas o centros de reunión a los centros de investigación científica. No tiene lugar ninguna mediación ni reflexión sobre el paso de una forma a otra de uso del lenguaje. De esta manera, sicólogos evolutivos como S W Gangestad y R Thornhill pretenden encontrar una naturalidad del atractivo facial en escalas que miden, en valores del 0 al 10 que tan sexy
(sic) les resulta a las mujeres tal o cual olor masculino, o en la relación que se quiere encontrar entre frecuencia y naturaleza de las fantasías sexuales
(sic) y los intereses reproductivos femeninos, para citar dos ejemplos tan sólo. Todo ello y más basado en encuestas a transeúntes, sin ninguna posibilidad de corroborar la veracidad de sus respuestas. El lector interesado puede consultar las páginas de publicaciones como Evolutionary Psychology o Evolution and Human Behavior para constatar cómo están atascadas de artículos con estas imprecisiones y vaguedades
4. Una interdisciplinariedad fallida.
La pretensión de la sicología evolutiva de elaborar una explicación de la naturaleza humana, que considere interdisciplinariamente la influencia de factores sociales y ambientales en la conformación de la misma, se trastoca en su opuesto cuando termina por postular a las entidades genéticas como las productoras de todas las relaciones humanas y al interés reproductivo biológico como el interés supremo humano.
Así, en el estudio supuestamente interdisciplinario de la sexualidad humana, que es uno de los puntos centrales de esta seudociencia, se constata que jamás se hace referencia al sicoanálisis, a la teoría estética, a la sexología, a los estudios de género, a la historia ni a la antropología.
5. Una visión ideologizada de la sexualidad.
La sicología evolutiva desarrolla una falsa y falaz concepción de la naturaleza humana. Basada en el hecho de que las mujeres produzcan sólo un óvulo mensual y que los hombres produzcan miles de espermatozoides continuamente produciría dos conductas opuestas: la femenina es conservadora, pasiva y monogámica; la masculina es emprendedora, agresiva y poligámica. Cada una busca la maximización de sus respectivos recursos reproductivos. A partir de aquí se legitima una forma de sexualidad estrictamente heterosexual y con fines hereditarios, que como hace Steve Pinker, ensalza las relaciones familiares y el amor
, generado en ellas como las formas naturales de afecto y atractivo. La naturalización de los sistemas patriarcales de valores. Ideología.
Conclusión: la psicología evolutiva es la ciencia de la falsa conciencia.
*Investigador del CEIICH, UNAM autor del libro Sicología evolutiva: enredos y simplismos de una ciencia vulgar, de próxima aparición.