Seis meses: corte de caja
Empleo, salario, inflación
Bienestar: mal y de malas
oncluyó el primer semestre del año y por ninguna parte aparecen los beneficios del prometido México que todos queremos
(Peña Nieto dixit). Lo menos que esperaban los habitantes de esta república de discursos era alguna mejoría en materia de bienestar social, empleo formal, ingreso y poder adquisitivo, pero nada. Lejos de ello, los indicadores muestran mayor deterioro, sin mayores fundamentos para una recuperación a corto plazo.
Así, la economía mantiene su desaceleración, la generación de empleo formal, de por sí raquítica, va a la baja, la tasa oficial de desocupación abierta se mantiene por arriba de la registrada antes de la crisis de 2008-2009, la inflación supera la meta establecida por el Banco de México y, por ende, el poder adquisitivo se deteriora aún más. Lo único que reporta incremento sostenido es el número de discursos, como ya es costumbre.
De acuerdo con el más reciente corte de caja
de la Cámara de Diputados, hasta mayo pasado la generación de empleo formal se desaceleró, pues de de diciembre de 2012 a mayo de 2013 se generaron 307 mil 407 puestos formales (permanentes y eventuales urbanos), la menor expansión para este periodo desde 2009, cuando el país enfrentaba la crisis económica
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En términos anuales, señala, el crecimiento pasó de 629 mil 588 puestos de trabajo en abril de 2013 (4.1 por ciento de crecimiento anual) a 594 mil 954 en mayo, 80 mil 621 empleos menos que los generados un año antes. La tasa de crecimiento anual fue de 3.81 por ciento en el quinto mes del presente año. Exceptuando marzo de 2013, tenemos el menor ritmo de crecimiento desde abril de 2010 (cuando apenas comenzaba la recuperación económica). La razón detrás de la desaceleración es la ausencia de recuperación del sector de la construcción. En términos anuales, la generación de empleo en este sector está en el menor nivel de los últimos tres años (sólo 14 mil 74 nuevos empleos en mayo), exceptuando nuevamente marzo de 2013
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Para el mercado laboral en conjunto, los datos tampoco fueron positivos. En mayo de 2013 la tasa oficial de desocupación (TD) en el país se ubicó en 4.93 por ciento, contra 4.83 por ciento un año atrás. En zonas urbanas, la TD fue de 5.54 por ciento, contra 6.04 por ciento 12 meses antes. La Cámara de Diputados anota que estos dos fenómenos aparentemente contradictorios (mayor empleo formal y mayor desempleo) se explican por el crecimiento de la población económicamente activa. Es decir, 47 mil 790 personas entraron al mercado laboral y sólo 33 mil 776 lograron colocarse en el sector formal
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En el sector informal y en la subocupación se observó una ligera mejoría. La tasa de ocupación en el primero, según reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, registró un reducción anual de 0.77 por ciento, para ubicarse en 28.69 por ciento. En cuanto a la medición ampliada de la informalidad cayó en 0.51 puntos porcentuales con respecto al mismo mes del año previo. Por el lado de la subocupación también disminuyó en 0.25 puntos anuales, para colocarse en 8.64 por ciento.
En suma, cometan los analistas de San Lázaro, el mercado laboral continuó deteriorándose en mayo. La generación de empleo formal se desaceleró con la menor tasa de crecimiento de los últimos tres años, exceptuando marzo de este año. Por otro lado, la PEA se incrementó respecto al año anterior, la necesidad de trabajos fue mayor, repercutiendo en el aumento del desempleo. El mercado aún no se recupera de la crisis económica de 2008, pues la mayoría de los indicadores continúan por arriba de lo observado previo a la crisis
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Por lo que toca al ingreso laboral, la Cámara de Diputados apunta que, de acuerdo con el IMSS, en mayo de 2013 el salario básico de cotización promedio se ubicó en 8 mil 147 pesos al mes (nominales), para un crecimiento anual de 3.97 por ciento o 311 pesos mensuales, el menor crecimiento observado desde febrero de 2011. Sin embargo, en el mismo periodo la inflación fue de 4.63 por ciento por lo que, en términos reales, el salario cayó 0.63 por ciento, el tercer retroceso consecutivo y el más pronunciado desde septiembre de 2010.
La mejora observada entre diciembre de 2012 y febrero de 2013 fue producto de una reducción de la inflación y no por un mayor crecimiento de los salarios. Dicha vulnerabilidad fue notoria, pues al repuntar la inflación anual de 3.46 por ciento en dichos meses a 4.5 por ciento en los tres meses posteriores, el salario cayó en términos reales. Sin dejar de mencionar que en mayo el salario nominal registró un crecimiento anual notablemente menor a los anteriores, por debajo de 4 por ciento.
Los sectores de comunicaciones y de la construcción tuvieron las mayores reducciones anuales (3.21 y 1.55 por ciento real, respectivamente). Los sectores con mayores incrementos en el salario, y durante todo el presente año, aunque este mes a un ritmo menor, fueron las industrias extractivas y la industria eléctrica y de suministro de agua potable, que crecieron 3.41 y 2.86 por ciento real, en ese orden. Además, los salarios del sector formal siguen sin recuperar su nivel previo a la crisis. Comparando con mayo de 2008, el salario básico acumula una pérdida real de 1.42 por ciento. Esto se traduce en una reducción salarial real equivalente a 108 pesos al mes.
Por todo lo anterior es claro que el poder adquisitivo de los trabajadores sigue deprimido. En los últimos 12 meses el crecimiento promedio anual fue de sólo 0.04 por ciento real. Es decir, las alzas en los salarios nominales han sido casi iguales a la inflación, por lo que cualquier repunte de ella ocasionará que el poder adquisitivo de los trabajadores se vea afectado, subrayan los citados analistas.
Por el lado del salario mínimo general promedio, el menor nivel inflacionario anual permitió una marginal recuperación del poder adquisitivo, ingreso que, ajustado por el INPC general, tuvo un aumento (si así se le puede considerar) de 0.05 por ciento en la primera quincena de junio de 2013 con relación a la quincena inmediata anterior y, en términos anuales, presentó un incremento de 0.08 por ciento. No obstante, el incremento en costo de la canasta básica afectó al mini ingreso, el cual, ajustado por el índice respectivo, registró una variación negativa de 0.16 por ciento quincenal y una caída de 1.29 por ciento anual.
Las rebanadas del pastel
Todo lo anterior, mientras el México que todos queremos
trasciende el discurso, si es que algún día sucede.