Londres, 8 de julio.

Creo que esto es el número uno, es diferente a los Juegos Olímpicos, ganar el oro en tu deporte es un gran logro, pero ganar Wimbledon es la cima del tenis y no creo que vaya a superar eso nunca, afirmó tajante Andy Murray un día después de su proeza, al ser el primer británico triunfador en el All England Club luego de 77 años.

El escocés promete no perder el piso después de su hazaña. Espero no perder el hambre, pienso que debería usar esto como motivación. Sé lo que es perder una final de Wimbledon y ahora sé lo que es ganar una. Y es mucho mejor ganarla.

El tenista de 26 años se convirtió en héroe nacional el domingo con su victoria 6-4, 7-5 y 6-4, que significó que el país puede dejar de hablar de Fred Perry, quien ganó su tercer Wimbledon en 1936.

La prensa local se deshizo en elogios por su héroe, al que tachaban antes de perdedor. Campeón, tituló The Guardian en su portada con la foto de Murray besando el trofeo.

El flamante monarca ofreció una conferencia y confesó que todavía no creía su victoria, que durante la noche repasó el video del partido y durmió poco.

Después de eso te das cuentas de que las horas de entrenamiento, preparación y trabajo en la pista valen la pena (...) Así que espero que esto sea un trampolín para mí y lo usaré para mi ventaja, indicó el escocés, poseedor de dos títulos de Grand Slam (Wimbledon y Abierto de Estados Unidos 2012), así como el oro olímpico en Londres con la asesoría del checo-estadunidense Ivan Lendl.

Murray negó tener como prioridad el número uno del orbe –es el segundo clasificado–, puesto que nunca alcanzó desde que irrumpió por primera vez en el top ten en 2007.

Asimismo, el premio de 1.6 millones de libras lo donará a una institución que lucha contra el cáncer, adonde se encuentra hospitalizado su amigo Ross Hutchins, también tenista.

Hace 17 años, Murray fue testigo de la masacre de Dunblane High School, cuando Tomás Hamilton asesinó a 16 de sus compañeros y a una de sus profesoras antes de suicidarse.