Una eventual despenalización debe ser puntual en excluir a este sector: experto
Desmiente especialista que sea la más sana de las drogas
Es causa de adicción y de daños pulmonar, metabólico y mentales
La permisividad debe incluir una estrategia de información
Martes 9 de julio de 2013, p. 36
El consumo de mariguana durante largo tiempo puede ocasionar daño pulmonar parecido al que produce el tabaco, así como alteraciones metabólicas que se reflejan en aumento de colesterol y de las condiciones clínicas que favorecen el desarrollo de diabetes. Sin embargo, el riesgo más importante es en la salud mental y sobre todo entre las personas menores de 21 años, afirmó Francisco Mesa Ríos, jefe de la consulta externa del Hospital Siquiátrico Fray Bernardino Álvarez.
Por eso los planteamientos que hacen políticos y activistas respecto a la despenalización del uso de la mariguana debe contemplar el aspecto de la salud y, principalmente, el riesgo para los niños y adolescentes. Cualquier normatividad al respecto, afirmó el especialista, debe ser puntual en la prohibición del acceso para este sector de la población.
El problema es que en México no está garantizado el cumplimiento de la ley. Los ejemplos más claros están en el tabaco y el alcohol, cuya venta está prohibida para los menores de edad y de todas maneras ocurre, a pesar del daño comprobado que provocan en la salud y la vida de los individuos.
En entrevista, Mesa Ríos explicó que el neurodesarrollo concluye, aproximadamente, a los 21 años. Desde el nacimiento y hasta esa edad el sistema nervioso central se mantiene en un proceso permanente de modificaciones en sus conexiones y plasticidad neuronal. Las investigaciones científicas han detectado la asociación discreta, pero real, entre el consumo de mariguana y la sicosis.
Significa que las personas, cuando no han concluido su desarrollo neuronal pueden tener episodios sicóticos agudos o crónicos y evolucionar, incluso, a esquizofrenia en la edad adulta. El mayor riesgo es para los jóvenes, principalmente si entran en la categoría de consumidores pesados
de la cannabis, es decir, más de 50 cigarros por año.
En entrevista, el especialista en el tema y las repercusiones en la salud, destacó que 50 churros pueden parecer pocos comparado con el fumador que puede consumir una o más cajetillas de cigarros al día. La diferencia es que la cannabis se consume sin ningún procesamiento previo, como pasa con el tabaco que además, tiene un filtro.
La cantidad de la sustancia 9-tetrahidrocannabinol (THC) contenida en la planta de mariguana, que entra al organismo y que es la causante de los daños a la salud, es mucho más elevada que la del tabaco contenido en los cigarros.
Mesa Ríos explicó que la THC forma parte de la familia de canabinoides. Los seres humanos tienen receptores endógenos para los canbinoides con alguna función metabólica como reguladores de triglicéridos y colesterol.
No se conoce más porque el uso de mariguana es ilegal hasta con fines de investigación, apuntó, y reconoció que una eventual despenalización mejoraría las condiciones para los proyectos científicos, los cuales también deben regirse con estándares de control y seguridad.
La presencia de los receptores para canabinoides en el organismo, también significa que en alguna parte del funcionamiento del organismo existen sustancias como el THC que realizan acciones similares como regular el dolor, las emociones y contención de los momentos que no producen placer.
Por eso se explica que ante el consumo de mariguana se registre una respuesta física, fisiológica y a nivel de las emociones, sensaciones, en la percepción del tiempo y el espacio, pero acrecentada, indicó.
Hay otros daños que en ocasiones pasan desapercibidas para los consumidores, como lentificación del pensamiento, de las funciones motoras y del lenguaje. Se presenta un aumento de la atención en ciertas emociones. Hasta este nivel, las afectaciones son reversibles si se suspende el consumo de la hierba.
De lo contrario, los daños se acrecientan y a veces la concentración provocada por la cannabis es de tal magnitud, que la persona entra en una situación de angustia y ansiedad que la pueden llevar, incluso, a presentar ataques de pánico.
Por estas razones, el especialista rechazó la versión de que la mariguana sea la más sana de todas las drogas
. No es cierto, subrayó. Es causa de adicción y daños a la salud. Y eso lo debe conocer la sociedad, además de que en la mayoría de las ocasiones su consumo se acompaña de otras sustancias, por lo menos alcohol. Esa combinación incrementa los riesgos mencionados.
Para el investigador está claro que las razones de salud no impedirán una eventual decisión de despenalizar o no el consumo de la mariguana; sin embargo, insistió, deben formar parte de la discusión y de la normatividad, sobre todo para determinar las edades y niveles permitidos de consumo.
La permisividad también debe acompañarse de una amplia estrategia de información y transmisión de mensajes sobre los potenciales daños y el riesgo de enfermedades. Con eso las personas pueden decidir.