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Se cumple el 95 aniversario del natalicio del autor de Palabras en reposo

Rememoran a Alí Chumacero, uno de los grandes de la poesía mexicana

Para él nada era demasiado importante, excepto los toros, la mujer y el arte poético: Felipe Garrido

Gutiérrez Vega elogia el libro-homenaje que recoge una hermosa relación con el escritor

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Vicente Quirarte, Jaime Labastida, Felipe Garrido y Hugo Gutiérrez Vega durante el homenaje a Alí ChumaceroFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de julio de 2013, p. 5

Se recuerda a un poeta, uno de los más grandes de la poesía mexicana, al conmemorarse el aniversario número 95 de su nacimiento.

Alí Chumacero, el editor, el poeta, el maestro, en la memoria de cuatro de quienes convivieron con él y también son colegas en el oficio literario: Hugo Gutiérrez Vega, Jaime Labastida, Felipe Garrido y Vicente Quirarte, reunidos el martes en la sede de la Fundación Miguel Alemán, acompañados de la familia y amigos del poeta fallecido en octubre de 2010.

La ceremonia fue organizada por la Comisión de Cultura del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional. Beatriz Pagés Rebollar, titular de esa instancia, habló de la antisolemnidad, humor, y compromiso de Chumacero no sólo con su propia obra sino con el quehacer editorial y quien hizo de su modestia y su sencillez su principal virtud.

Enemigo de la solemnidad

Alí Chumacero fue enemigo de solemnidades, siempre la broma a flor de labios. Maestro, amigo, colega en la Academia (Mexicana de la Lengua), se inició como tipógrafo y editor, fue también crítico y conocía el valor de los libros, dijo el escritor Felipe Garrido. Para Alí, todo era pasajero y nada era demasiado importante, excepto los toros, la mujer y la poesía.

Garrido habló de lo que fue trabajar al lado del autor nacido en Acaponeta, Nayarit, en 1918, cuando era editor en el Fondo de Cultura Económica y cuya enseñanza se centró en el hecho de que la tarea del editor es llevar al público lo escrito por el autor. Un editor, decía, trabaja para el lector.

Hugo Gutiérrez Vega, director del suplemento cultural La Jornada Semanal, habló en particular del libro-homenaje Poeta de amorosa raíz, publicado por El Ermitaño en su colección Minimalia, en el que se incluyen textos críticos de diferentes autores dedicados a la obra del autor de Palabras en reposo.

Poeta de amorosa raíz recoge poemas, opiniones, testimonios e imágenes, pero es el recuento informal de una hermosa relación con Alí. Es una aventura, dijo Gutiérrez Vega. Y añadió: La obra de Alí comentada por sus críticos y sobre todo por los amigos que lo acompañan, hacen de ese libro uno de los momentos más entrañables y perfectos de la poesía mexicana de todos los tiempos.

Alí Chumacero, hombre de melena alborotada, vivió y murió con la sencillez y por eso estuvo siempre cerca de los jóvenes, recordó entonces Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua. Su primer encuentro fue en 1959, y Chumacero fue sincero, sin poses, sin representar el papel de un escritor, menos el de un autor consagrado a pesar de que era uno de los más grandes poetas de nuestra lengua.

Fue un crítico literario de excelente gusto y uno de los más altos poetas de la lengua española, no es uno del gusto popular, es un poeta lleno de sutilezas, riguroso (...) Fue grande como ser humano, tal vez más grande lo sea por la factura extraordinaria de su poesía.

Para Vicente Quirarte, Alí Chumacero fue uno de los hombres más escandalosamente felices que habitan nuestra pequeña república letrada.