El viernes tuvo lugar el sepelio del músico
Domingo 14 de julio de 2013, p. 4
El dibujante, músico y coreógrafo Eduardo López Lemus falleció en Oaxaca el miércoles pasado, a los 59 años, víctima de un paro cardiaco, informó su esposa Silvia Pappe. El cuerpo del chelista fue trasladado a su domicilio en la colonia Condesa, de la ciudad de México, donde fue velado.
El sepelio de López Lemus, quien estudió en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado La Esmeralda, se realizó el viernes en el Panteón Español, al que acudieron sus amigos y familiares.
Hace un mes el chelista regresó de Francia donde disfrutó de La consagración de la primavera, en la Ópera de París. A su regreso a México viajó a la ciudad de Oaxaca para asistir a una función que le dedicó una compañía de danza clásica.
Miguel López Lemus, hermano del artista, lo recordó como un maestro del dibujo de los mejores
, porque desde los 12 años era ya un maestro colorista
. Desde pequeño, López Lemus mostró habilidad para los trazos al convivir con diversos artistas en el estudio fotográfico de su padre, Gregorio López Colunga, el cual se ubicaba en Parras 18, casi esquina con Ámsterdam, en la Condesa.
Creció rodeado de arte; a los 12 años su habilidad para dibujar era increíble. Presentó algunas exposiciones, pero en realidad no buscaba la fama, sino hacer arte con total libertad sin quedar bien con nadie
, señaló Miguel López.
Familiares y amigos despidieron la noche del miércoles al artista en una ceremonia íntima en su domicilio en la colonia Condesa. De la comunidad dancística acudieron los bailarines y coreógrafos Beatriz Madrid y Marcos Ariel Rossi, directores de la compañía Forámen M. Ballet, con quien López Lemus trabajó en el proyecto Odisea. También estuvieron presentes Carmen Bojórquez, Miguel Ángel Díaz, Graciela y Éricka Torres.
La bailarina Franghia Ballesteros, expresó que no ha conocido a otra persona que amara tanto la danza como Eduardo y, aunque reconoció que su gran aportación al arte dancístico no ha sido reconocido, dijo que su talento se ve reflejado en su acervo, integrado por videos, fotografías y dibujos.
Amaba la danza, amaba verla. Era impresionante como podía compartir ese amor. Él apoyó a la gente joven, a las compañías como Fóramen M. Ballet. Le encantaba la música, era purista y defendía esa posibilidad de conjuntar música y danza como arte efímero
, señaló Ballesteros.
Marcos Ariel Rossi recordó a López Lemus como un hombre que buscaba que la cultura fuera para todos. “Siempre apoyó y dio ánimo a todos los jóvenes bailarines que se encontraba. Con Lalo empezamos las aventuras de las Odiseas en 2000; tenía mucho conocimiento de la música, el escenario y el vestuario para las obras, grababa todas las funciones y tomaba fotografías.
Lalo era un hombre de esos revolucionarios, contestatarios, rebeldes que apoyó la danza y aborreció cuando se anunció el final del Ballet Nacional; también sufrió el final de Ballet Teatro del Espacio. Era un amante de la danza, de lo estético, de la belleza. Se podía conversar con él toda una noche de danza y arte. Vivía con un amor increíble hacia los demás
.
En la comunidad musical de México también causó consternación su deceso. Muchos melómanos lo recuerdan con cariño en los conciertos más importantes que han ocurrido en México en las tres décadas pasadas. Fue una hermosa amistad, dijeron, cultivada en una vida de conciertos: Eduardo escuchaba música y dibujaba al mismo tiempo; al final de los conciertos, ocurrían memorables conversaciones donde él mostraba los dibujos de los músicos tocando sus instrumentos, mientras ocurría el intercambio de impresiones de la sesión musical. Buen viaje, Eduardo López Lemus.