El ex titular del INAH quería llevar a Nuestra Señora de La Merced la colección de su madre
Hicimos saber al funcionario que el DF tenía siete recintos con ese perfil: Suárez del Real
Utilizó recursos del fideicomiso para conservar la riqueza arqueológica e histórica
Martes 16 de julio de 2013, p. 4
La restauración del ex convento de Nuestra Señora de La Merced para su reutilización
como Centro Nacional de la Indumentaria, Diseño Textil y Moda, uno de los proyectos prioritarios de la gestión del ex director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso de Maria y Campos, utilizó recursos del Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México (Fideinah).
Ese fondo no era para proyectos como la creación de un museo textil. En varias ocasiones se lo hicimos ver al funcionario, pues en la ciudad de México tenemos siete museos con ese perfil. En todo caso, le sugerimos que mejor se restaurara la colección de piezas e indumentaria plumarias en resguardo del Museo Nacional de Antropología (MNA), la cual está hecha añicos, pero sólo se reía
, recuerda Alfonso Suárez del Real, ex diputado e integrante del grupo parlamentario que concretó la creación del fideicomiso.
El ex funcionario planeaba acondicionar el recinto (donde ya hubo una inversión de 103 millones de pesos) para mostrar ahí la colección de textiles de su madre, Teresa Castelló Yturbide, como informaron el pasado febrero en estas páginas la escritora Elena Poniatowska y la directora de escena Jesusa Rodríguez.
La iniciativa del museo fue cancelada por decisión de la administración de Sergio Raúl Arroyo, quien como director del INAH fue reemplazado la semana pasada, con la llegada de Teresa Franco al cargo.
Hasta antes de esa remoción, el coordinador de Museos del INAH, Marco Barrera Bassols, dijo que en el ex claustro se buscaría instalar un centro cultural con otro perfil, con la colaboración del Gobierno del Distrito Federal (La Jornada, 15/2/13).
El director del Fideicomiso del Centro Histórico, Inti Muñoz, confirmó a este diario que hace un par de meses sostuvieron reuniones con las autoridades del instituto para aportar ideas acerca del uso que se dará al recinto ubicado en el corazón de La Merced: Hay que aclarar que se trata de un proyecto del INAH. Nosotros sólo planteamos que la función debe ser cultural, con carácter comunitario, sobre todo, un espacio público, con vínculos con el barrio y sus actividades, lo más abierto posible, para revertir el alejamiento que ha tenido la zona. Por el momento, nos mantenemos atentos de la decisión que tome el INAH sobre el futuro del ex convento
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De acuerdo con el plan maestro del Fideicomiso del Centro Histórico, al gobierno capitalino correspondería la restauración del atrio, espacio ahora conocido como Plaza García Bravo. Durante los cinco años recientes el GDF ha invertido 200 millones de pesos para la recuperación integral de toda la zona de La Merced. Este año el plan es hacer una inversión de 9 millones de pesos.
Informe de la ASF
Además de la polémica que causó la intervención arquitectónica del ex convento de La Merced, lugar donde vivió algunos meses el pintor Gerardo Murillo, conocido como Dr Atl, legisladores cuestionaron el origen del dinero que se invirtió en el inmueble, pues el Fideinah, creado en 2008 por iniciativa de los diputados integrantes de la Comisión de Cultura de San Lázaro, se etiquetó básicamente para la compra de tierras y el pago de indemnizaciones en casos de expropiación de predios en zonas arqueológicas, o para solventar gastos urgentes derivados de daños al patrimonio en lugares afectados por desastres naturales.
De Maria y Campos usó ese fideicomiso para completar el gasto, como señala la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su informe de 2011: “El INAH manifestó que el presupuesto de gasto corriente y de inversión que anualmente le aprueba la Cámara de Diputados es insuficiente y limitado para financiar proyectos susceptibles de atención prioritaria y extraordinaria, deficiencia que lo imposibilita para atender adecuada y cabalmente lo siguiente:
“Nuevos hallazgos que surgen en forma imprevista, de carácter urgente o prioritario, para los cuales no hay manera de ponderar la calidad y cantidad de las acciones para su rescate, investigación, conservación y difusión.
“Proyectos de gran relevancia cultural a mediano plazo, extraordinarios y de gran magnitud, cuya ejecución implica multianualidad de su ejercicio; adquisición de bienes muebles o inmuebles y/o contratación de servicios y obras públicas o servicios relacionados, vinculados con las investigaciones para llevar a cabo las acciones de protección, conservación, preservación y difusión en las materias de antropología, arqueología e historia de proyectos especiales relacionados con esas materias.
“La operación de la red de museos, zonas arqueológicas y monumentos históricos abiertos
al público, así como la conservación y preservación del patrimonio arqueológico; el gasto básico a las Unidades Administrativas; y la inversión necesaria para mantener y consolidar la infraestructura de zonas arqueológicas y monumentos históricos y museos.
Ante esa situación, el INAH decidió que los recursos autorizados por la Cámara de Diputados para el Fondo Arqueológico-INAH se destinaran para atender un gasto público adicional a su presupuesto autorizado
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No obstante, la ASF consideró en su Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2011 que los argumentos expuestos por el INAH no justifican que los recursos retirados del fideicomiso no se hayan registrado en la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2011, como un Aprovechamiento; ni que su aplicación no se hubiese dado a partir de solicitar y obtener ante las instancias competentes la aprobación de una ampliación líquida a su presupuesto autorizado, con lo cual, la totalidad del gasto ejercido por ese órgano desconcentrado se hubiera registrado en su presupuesto autorizado y se hubiera reflejado o rendido cuentas de él en la Cuenta Pública
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Como detalló ayer La Jornada, con los recursos extras del FIDEINAH, puesto en marcha en 2009, se pretendía adquirir, en primera instancia, los terrenos en manos de particulares en la zona arqueológica de Chichén Itzá, cosa que no ocurrió hasta hace siete meses.
Los primeros dos proyectos financiados con esa partida fueron la expropiación de más de nueve hectáreas en la zona arqueológica de Chalcatzingo, una de las más importantes de Morelos, y en Oztoyahualco, cercano a Teotihuacán, estado de México. Para ambos se autorizaron poco más de 63 millones de pesos.
Libro blanco
La tercera propuesta de Alfonso de Maria y Campos fue la restauración del ex convento de La Merced. En 2009 también se propuso el cambio del sistema eléctrico en el MNA, varios proyectos (sin especificar detalles) en Teotihuacán, por un monto de casi 13 millones de pesos, la implementación de sistemas de tratamiento de aguas residuales en zonas arqueológicas y la construcción de la unidad de servicios en el sitio de Tancama, Querétaro.
En los años siguientes, a la par de adquirir algunas tierras en Oaxaca, Chihuahua, Querétaro, Chiapas, Michoacán, Zacatecas, Tlaxcala y Yucatán, los recursos del fideicomiso se utilizaron también para dar mantenimiento a varias zonas arqueológicas, monumentos y centros históricos, así como para rehabilitar el edificio de oficinas ubicado en la calle Frontera número 53, remodelar los auditorios y vestíbulo del Museo Nacional de Antropología y la construcción de la segunda etapa del museo arqueológico de Cancún, entre otros.
En total el FIDEINAH ha financiado 57 proyectos, los cuales representan una inversión acumulada de poco más de mil millones de pesos. De acuerdo con el libro blanco del fideicomiso, a septiembre de 2012 sólo se habían concluido 25 iniciativas, quedando en proceso de realización 32, con distintos avances físico-financiero de ejecución
, entre ellos el ya cancelado museo textil, ubicado en el remodelado ex convento de La Merced, en la calle de República de Uruguay 170, perímetro A del Centro Histórico de la ciudad de México.
En el mismo documento se explica, como mención en particular
, que el proyecto de recuperación de ese inmueble del siglo XVII requirió 103 millones de pesos, es decir, 22 por ciento
de los recursos totales asignados para infraestructura cultural (16 proyectos), de los cuales son siete los de mayor complejidad en razón de que las obras se asientan ya en zonas arqueológicas o bien corresponden a la restauración y adecuación de espacios en inmuebles históricos, cuyos tiempos reales de ejecución, en algunos casos se han incrementado hasta tres veces de lo originalmente programado
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En general, se concluye en el libro blanco del FIDEINAH, se financiaron proyectos que hubiesen quedado pospuestos de no haberse contado con el recurso y temporalidad de adjudicación y ejecución autorizadas
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