Bajo amenaza del caos
General claridoso
Incertidumbre y violencia
Los Zetas y su líder
o es un dato menor que el general en retiro Tomás Ángeles Dauahare haya hablado el viernes anterior de la amenaza de caos
en que vive México e incluso hubiera recordado las condiciones en que España llegó a una guerra civil. Por razones familiares y personales, del pasado y el presente, quien llegó a ser subsecretario de la Defensa Nacional constituye una voz respetada en las fuerzas armadas mexicanas, reforzada por las circunstancias anómalas de su encarcelamiento con visos vengativos en el tramo final del calderonismo y ahora potenciada por el hecho de su cercanía con los nuevos mandos nacionales (en las esferas civil y militar).
El diagnóstico hecho por Ángeles Dauahare a la hora en que la Institución Nacional para la Celebración del Día del Abogado le entregó un peculiar reconocimiento honoris causa
es una de las mayores piezas de reflexión crítica que hasta ahora ha hecho en público una voz castrense de tal rango e influencia y da razones para entender que en el cuerpo militar hay extendidas preocupaciones sobre la viabilidad del sistema político actual y los riesgos de que las actuales autoridades civiles no sean capaces de remontar la difícil situación nacional.
Si fuera posible establecer una graduación del peligro que vive el país, bastaría revisar los tonos de advertencia utilizados por el mismo divisionario en San Luis Potosí, en mayo del año pasado, cuando criticó las políticas calderonistas y garcialunistas contra la delincuencia organizada, y el discurso que pronunció el pasado viernes: en 2012 la denuncia era específica respecto de un rubro de la actividad gubernamental; en 2013 la paleta de colores sombríos es tan amplia que abarca la totalidad del cuadro analizado. Aquella ocasión, cuando Ángeles Dauahare analizaba las políticas de seguridad del calderonismo en un acto de campaña del candidato Enrique Peña Nieto en la capital potosina, propició que en pocos días fuera aprehendido el general tan cercano al PRI y posteriormente fueran alcanzados otros militares de alto nivel por los enojos de quien entonces ocupaba Los Pinos y del presunto vicepresidente ejecutivo, Genaro García Luna.
Ahora, libre él y sus compañeros gracias a un insólito procedimiento de abstención acusatoria de parte de la procuraduría federal de justicia del peñanietismo, el sobrino nieto del mítico general revolucionario Felipe Ángeles ha dicho: En estos días son frecuentes las muestras de agitación social y de violencia callejera, se escuchan discursos de odio, mensajes de rencor y resentimiento social; todo esto genera temor e incertidumbre y desánimo, contrarios a la grandeza que México y los mexicanos quieren y merecen. Es un hecho: México vive bajo la amenaza del caos, momentos de incertidumbre y violencia negativos para la sociedad y las instituciones
.
Vestido con el uniforme militar que había dejado de usar desde su retiro, cinco años atrás, convertido ahora en asesor del secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y acompañado por César Camacho, el presidente del PRI que también recibió un reconocimiento, el general Ángeles “citó una frase del libro Todos fuimos culpables, de Juan Simeón Vidarte, un socialista español que participó en la guerra civil de su país y luego vivió exiliado en México.”
Tal vez el general Ángeles podría haber encontrado otros referentes literarios. Por ejemplo, uno de título parecido: Todos somos culpables, del también español Alberto Vázquez-Figueroa, sobre las andanzas de un multimillonario que crea las condiciones de injusticia y odios que luego se vuelven contra él; u Olvidar el futuro, del mexicano Agustín Ramos, sobre un mexicano de origen libanés que llega a ser el hombre más rico del mundo en un México con terremotos financieros, corrupción generalizada y un Estado inmerso en una guerra sin salida contra el narcotráfico
, o la más reciente, Nación TV, la novela de Televisa, de Fabrizio Mejía Madrid, la historia de la televisión y el poder, sea éste partidista, presidencial, religioso o económico
.
Pero el párrafo de Vidarte, invocado por Ángeles, menciona que en España errores gigantescos dieron lugar a la formación de un clima de guerra civil; imprevisiones, impericia, acciones desbordadas en campos rivales, impidieron que se evitara
. Incluso mencionó que el pasado 24 de junio se dio a conocer en Oaxaca el Frente Único de Lucha Social (una nueva APPO
), el cual declaró que va a convertirse en un embrión de insurrección generalizada en todo el territorio mexicano para derribar al actual sistema político
(nota de Gustavo Castillo, en La Jornada http://bit.ly/12Rju8X ).
En el escenario de esa cercanía con el caos, a la hora de cerrar esta columna se daba por cierta la captura de Miguel Ángel Treviño Morales, llamado el Z-40, jefe de los Zetas luego de la confusa muerte oficial de Heriberto Lazcano, alias El Lazca. La detención la habrían realizado marinos en Nuevo Laredo, según el primer reporte en firme, realizado por The Dallas Morning News, diario que aseguró que la versión le había sido confirmada por autoridades, sin citarlas (http://dallasne.ws/18Zjtao).
En caso de que hubiese sido apresado el Z-40, se estaría en presencia de la acción más importante de la actual administración federal contra un alto mando de la delincuencia organizada. El bando de los Zetas es señalado con frecuencia como el causante de los mayores agravios a la población civil, con una crueldad extrema y con un control muy impreciso sobre grupos regionales que acaban actuando casi por su propia cuenta. El enfrentamiento de los Zetas con el cártel del Golfo (partes de un mismo tronco) ha sumido en la violencia generalizada a estados como Tamaulipas. Desde luego, el golpe a un bando significa el fortalecimiento de otro u otros, en especial, en este caso, el del cártel de Sinaloa, cuyos métodos merecen más aceptación en los altos niveles gubernamentales, dispuestos a establecer acuerdos con grupos menos dispuestos a empujar tanto hacia el caos.
Y, mientras Fausto Vallejo solicita nueva licencia en Michoacán, ¡hasta mañana!
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