Sábado 20 de julio de 2013, p. 10
Uno de los efectos perversos
de la guerra contra el narcotráfico en México ha sido el aumento de fenómenos como los desplazamientos forzosos, feminicidios y desapariciones de mujeres, niños y adolescentes, advirtió Teresa Ulloa, directora regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (Catwlac, por sus siglas en inglés).
En el contexto del tercer Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, realizado del 16 al 18 de julio en Bogotá, Colombia, la activista lamentó que el Estado mexicano siga dando prioridad al gasto militar antes que atender problemas graves, como la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, o los feminicidios.
Una muestra de que las mujeres y los menores de edad son un sector especialmente vulnerable en la guerra
contra el crimen organizado es el hecho de que la Catwlac haya recibido entre 2011 y 2012 un total de 55 nuevos casos, a través de su sistema de alerta roja
.
De ese total de incidentes registrados, 10 por ciento correponden a niños y adolescentes. Del 90 por ciento restante, 60 por ciento son niñas y adolescentes, y 30 por ciento son mujeres.
Al desglosar las cifras, Ulloa explicó que cinco de las víctimas eran indígenas y 40 por ciento fueron reclutadas por Internet.
De igual forma, cinco fueron tratadas como sicarias, halconas, correos y mulas, y la inmensa mayoría fueron utilizadas como esclavas sexuales, con propósitos de explotación en trabajo doméstico, prostitución ajena u otras formas de comercio sexual.
La directora de la Coalición explicó que las mujeres y niñas desaparecen en América Latina porque son cooptadas por su condición de pobreza extrema, por su exclusión social o por actos de violencia sufridos con anterioridad.
De igual manera, muchas de ellas son cooptadas con engaños, seducción o por la fuerza, ya sea levantadas a la salida de la escuela o en la calle, por medio de las redes sociales o al ser migrantes indocumentadas.