Venció 1-0 a los caribeños y enfrentará a Panamá por el boleto para el título de la Copa Oro
La solitaria anotación llegó al minuto 84 por conducto de Raúl Jiménez a pase de Miguel Layún
Fue un partido cerrado en el que el arquero Michael Williams se mostraba imbatible
Domingo 21 de julio de 2013, p. a13
Atlanta, 20 de julio.
Con vocación por el sufrimiento innecesario, al borde del precipicio, México anotó a seis minutos del final y avanzó a las semifinales de la Copa Oro. Un gol apenas para vencer a Trinidad y Tobago, rival sin linaje, pero que en la cancha del Georgia Dome mostró mejor forma y mayor idea de lo que quería conseguir.
No fue un mejor Tricolor el que se mostró ayer, al menos no uno que enmendara a ese equipo errático y descosido que se presentó en la fase de grupos.
Como en una vaivén sin intenciones claras, el cuadro que dirige José Manuel de la Torre apenas podía controlar la pelota, sin mucha gracia, es cierto, pero sobre todo sin capacidad de rematar las pocas jugadas reales que tuvo en el partido.
La angustia terminó cuando Miguel Layún desbordó por la derecha y envió un centro que llegó a los pies de Raúl Jiménez –que quien sabe si fue un error o de verdad intentó pegarle con la parte interna del botín–, pero consiguió la exhalación de alivio de todos los aficionados que parecían resignados a los tiempos extra.
Aunque al principio México dio señales de que iría por el resultado con una llegada de Rafael Márquez frenada por la defensa trinitaria, pero servía para dar confianza al espectáculo que se avecinaba.
Las maniobras de Fabián
Poco después Marco Fabián anticipaba lo que sería el resto del juego, como un elemento insistente, con habilidad para moverse en el área, con toque delicado, pero sin la fortuna o precisión necesarias para abrir el marcador.
A los cinco minutos ahí estaban los tricolores casi anotando. Casi. Ahí se quedaron todos los intentos durante gran parte del duelo. Fabián mandó un pelotazo furioso al arco, pero que dio directo al portero Jan Michael Williams, quien mostró ser un portero de reflejos espectaculares y con intervenciones que fueron clave para su equipo.
A partir de ahí, varias jugadas llevaron al límite los nervios de los jugadores mexicanos y de los aficionados al Tri. Al minuto siete Kenwyne Jones disparó con la zurda y la zaga mexicana se estrenó en el partido para evitar una situación que habría invertido los signos del juego.
No era una gracejada de los trinitarios, porque un minuto después otra vez amenazaron a los mexicanos. De nuevo con ese incómodo Jones que disparó de cara al arco y obligó al portero tricolor Jonathan Orozco a volar para salvar al equipo del Chepo. Y un minuto más tarde Roberts cabeceó un tiro de esquina que estuvo a punto de terminar en la red.
El Tri tuvo que recomponerse como pudo, sin mucho estilo, pero apretó para evitar que los trinitarios ganaran terreno y confianza, porque las llegadas que tuvieron fueron realmente de infarto.
Poco después Layún empezó a funcionar bien aceitado, como un pistón de precisión por el costado derecho, para ganar metros y sorprender con centros bien pensados. Uno fue a los pies de Fabián, quien en el área disparó correctamente, pero el arquero Williams alcanzó a desviar con las piernas.
Luego de eso llegaron otras oportunidades. De esas que llevan las manos a la cabeza ante la incredulidad por lo poco que les faltó para culminar en goles.
Uno articulado por Fabián para Carlos Peña, quien disparó sin perder tiempo pero la pelota se fue por fuera, rozando la red. La ilusión óptica hizo que muchos cantaran el gol.
Irse en esa condiciones al descanso no fue nada esperanzador. En los vestidores algo debió decirles de manera enérgica De la Torre porque los jugadores volvieron con nuevos bríos, pero sin mucha fortuna. Jiménez la buscó y Layún estuvo a punto de lograrla en un tiro libre que fue echado fuera en un gran lance del arquero Williams.
Todo apuntaba a los tiempo extras, pero ahí aparecieron los héroes: Layún y Jiménez. El primero, por la atinada velocidad e instinto para enviar aquel centro; el segundo, porque sea cual fuera su intención, lo que hizo la parte interna de su zapato culminó en un gol para salvar al Tri, y tal vez al Chepo, de una vergonzosa derrota.
México se medirá el miércoles en semifinales con Panamá, en un duelo que no resulta cómodo ante una selección que ha demostrado que cuenta con jugadores peligrosos y con la suficiente ambición para pelear a muerte por el boleto a la final.
Los canaleros golean 6-1 a Cuba
Panamá goleó 6-1 a Cuba y avanzó a las semifinales de la Copa Oro de futbol de la Concacaf, instancia en la que enfrentará a México.
En una acción sorpresiva, el equipo isleño se adelantó con un tanto de José Alfonso Pita, al minuto 21, pero un penal por una mano en el área permitió a Manuel Torres empatar el partido para los canaleros, que poco a poco impusieron su superioridad.
Antes del descanso Panamá se adelantó al 38 con el segundo tanto de Torres.
La selección cubana, que había avanzado por segunda vez en su historia a los cuartos de final del torneo regional, se descompuso tras la expulsión por roja directa de Ariel Martínez, al minuto 58.
Carlos Rodríguez, a 68, sentenció el duelo con el 3-1, pero aún quedó tiempo para que Blas Pérez (78 y 87) y Jairo Jiménez (84) completaran la goleada.
Mañana, en Baltimore, se enfrentarán el representativo de Estados Unidos a El Salvador y Costa Rica a Honduras.
La Copa Oro es el torneo continental de Norte, Centroamérica y Caribe y se juega cada dos años. El campeón disputará con el ganador de la edición de 2015 un lugar en la Copa Confederaciones de Rusia 2017.