El proyecto neoliberal corrupto, la miseria ideológica, las amenazas, el chantaje, el miedo y la compra de votos se tienen que enfrentar y trabajar desde la organización social y el poder popular, más que en el electoral, reflexionó ayer el escritor Paco Ignacio Taibo II durante la conferencia que ofreció con el título La izquierda después de la elecciones, en la sede del Sindicato de Trabajadores, Técnicos y Manuales de la Producción Cinematográfica (STYM).

Taibo II explicó tres de los principales mecanismos mediante los cuales se concretó el fraude de las pasadas elecciones presidenciales, en las que resultó electo Enrique Peña Nieto, y consideró que luego de dicha experiencia, lo más importante es la organización social, para enfrentar la política neoliberal, y en particular cuestiones más inmediatas, como la reforma laboral, la desnacionalización no de Pemex, sino del petróleo, y el aumento del IVA a alimentos y medicinas.

Hoy la organización tiene que ser social, masiva y popular; ya nos preocuparemos en su momento de cómo vamos hacer trabajo electoral, pues no podemos ir a las elecciones como se ha ido tantas veces, dijo el autor del libro Pancho Villa: una biografía narrativa.

Bolsas llenas de billetes

“Se creyó que podíamos controlar el fraude electoral tradicional en las casillas, así como el electrónico. Sin embargo, apareció el PRI con millones y millones de pesos para la compra de votos. Fue como un balde de agua fría. La estructura electoral de izquierda no tuvo capacidad para enfrentar las brigadas del PRI con las bolsas llenas de billetes.

Cuando el poder convence a la gente de que luchar es inútil, de que no hay camino, de que el cambio es imposible, ya ganó la batalla. Básicamente, el poder gana en las cabezas de los ciudadanos.

Con la publicación, posteriormente, del folleto Fraude, se reveló cómo se articuló la maquinaria, abundó.

Hubo principalmente tres formas para sostener esa campaña, para la compra del voto, explicó. Una, la que se sustentó en lo que podría llamarse promesas a futuro; es decir, dinero que aportaron industriales y empresarios, por debajo de la mesa y que se entendía como: ‘me los pagas luego, cuando seamos poder: cómprame, por ejemplo, el metro de carretera al doble’”.

Otra forma “fue dinero del narco”, dijo Taibo II. “Lo que se pudo verificar en cuatro, cinco lugares. No podemos decir: fulanito de tal le dio dinero directamente al comité de campaña de Peña Nieto. Pero, por ejemplo: Un hojalatero de coches y su compadre crean una empresa, con un capital de 5 mil pesos, un martes. El miércoles crean una cuenta bancaria. El jueves se depositan a esa cuenta bancaria 10 millones de pesos, que vienen de un banco de las Antillas. El mismo jueves sale un cheque de 10 millones de pesos, con destino desconocido. El viernes la empresa desaparece. El sábado, cuando un compañero va a verificar la dirección de la empresa, descubre que es un terreno baldío. El domingo el hojalatero y su compadre ya se habían esfumado. Eso era dinero del narco triangulado.”

Un tercer factor “que permitió la compra de votos fue el dinero que venía directamente de municipios y gobiernos estatales, dominados por el PRI. De lo que se tienen cientos de pruebas, continúo el escritor.

Todo los millones y millones de pesos entraron donde las carencias de la gente eran y son muy profundas, junto con chantajes y amenazas. Rompieron por donde no había organización popular. Sin embargo, hubo también gente a la que no le pudieron comprar el voto, narró el autor. Eso ofrece una de las claves de la reflexión.

Otro tipo de estructuras

Podían comprar el voto en zonas de miseria, pero no a la gente organizada. La izquierda no construyó organización popular, sino electoral, que es buena sólo para cuidar casillas.

De ahí la importancia, en estos momentos, de la organización social, masiva y popular, que genere una resistencia ideológica-política.

El propósito central es construir poder popular, más allá de grupos, tendencias ideológicas, corrientes o pensamiento crítico, dijo, entre otras cuestiones, Paco Ignacio Taibo II, quien hizo un llamado para acudir el próximo 8 de septiembre al Zócalo, con el propósito de concentrar por lo menos un millón de personas como muestra de organización, fuerza y movilidad, acción en la que los integrantes activos de Morena están comprometidos y trabajando para que ello se logre.