Tres días después de convertirse en subcampeón mundial de taekwondo le cayó el veinte de su hazaña a René Lizágarra, recordó ayer el sonorense, luego de reconocer que fue uno de los grandes logros de su carrera, pues su nombre no había provocado mayores comentarios en el medio deportivo antes de Puebla 2013.

Admitió que en la final de la categoría menor a 80 kilogramos tuvo un parpadeo cuando enfrentaba al alemán Tahir Guelec –contra el que perdió 8-7–, al voltear al marcador para ver si le habían contado un golpe asestado al rival. Justo en ese momento fue conectado y ya no pudo recuperarse, lo que desde luego le dejó gran enseñanza.

El estudiante de ingeniería mecatrónica en la Universidad de Sonora se dijo emocionado desde antes de la final contra el germano, cuando dejó en el camino al cinco veces monarca del orbe, el estadunidense Steven López, ya que esa sí fue una gran hazaña, pero por fortuna la gente del equipo me regresó los pies a la tierra, me tranquilizó y me envió a la siguiente ronda muy concentrado.

Antes del entrenamiento, que ayer fue a las 16 horas, igualmente la medallista de plata Briseida Acosta comentó el intenso pesar que le causó no ganar la presea dorada ante la rusa Olga Ivanova –ante quien perdió 8-3, en más de 73 kilogramos–, porque tenía la certeza de sus mayores cualidades sobre el tatami, pero combatir contra lo mejor que hay en este momento definitivamente hace ganar al que comete menos errores.

Aunque esa presea no produce mayor confianza a la estudiante de historia en la Universidad Autónoma de Sinaloa, sí me da mayor determinación para seguir alcanzando metas, de ahí que el siguiente paso es mejorar rumbo al Abierto de Argentina.