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La actriz asumió ayer la presidencia de la academia y expuso las directrices del organismo

Más que desdén, se ignora la labor de la AMACC: Blanca Guerra

Además de una sede, buscará estabilizar la fluidez de los recursos: Iremos con los diputados y senadores, a donde sea necesario, para conseguir presupuesto

Para la productora Mónica Lozano, el cine ha sido nuestro embajador y ha ayudado a posicionar la marca-país en el mundo

 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de agosto de 2013, p. 8

No hay desdén hacia la labor de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), sino falta de información sobre su actividad, expresó ayer en conferencia de prensa la actriz Blanca Guerra, en un acto donde leyó el discurso Defensa de la Academia y nuestro cine, donde expuso las directrices que tendrá su presidencia en el organismo, por un año.

El pasado 21 de julio, en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, la actriz María Rojo destapó a Guerra para dicho cargo; en entrevistas posteriores Guerra dijo que prefería seguir el protocolo y esperar a que la asamblea de la Academia votara. Dijo que sería hasta el 7 de agosto cuando se daría la decisión, pero ayer se hizo oficial. Dos semanas antes, el puesto estaba vacante, pues Juan Antonio de la Riva, anterior titular, renunció, se adujo, por motivos personales. Ayer, Guerra comentó que no sabía los motivos de la decisión de De la Riva.

En la conferencia, acompañó a Guerra parte del comité coordinador; entre otros, Gloria Carrasco, diseñadora de arte; Everardo González, documentalista; Armando Casas, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos; Lucía Álvarez, musicóloga; Guadalupe Ferrer, de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Dolores Heredia, Daniel Hidalgo y Mónica Lozano.

Luego de que Jorge Sánchez fuera designado titular del Instituto Mexicano de Cinematografía renunció al cargo de presidente de la AMACC y se designó al cineasta Juan Antonio de la Riva, el pasado martes 22 de enero.

Fundada hace 67 años

En su discurso, Guerra planteó: La tarea que realiza la Academia es necesaria. Requerimos de una instancia acreditada capaz de compensar la obra sobresaliente, la dirección pulida, las actuaciones deslumbrantes, la fotografía innovadora y las demás actividades que hacen posible el cine. Y la Academia, a lo largo de todos estos años (se fundó en 1946) se ha esmerado en generar una dinámica y unos procedimientos para que eso sea posible (...) Desde su creación, hace 67 años, las fórmulas para la premiación (del Ariel) han sufrido cambios sustantivos.

Un punto fundamental fue el del presupuesto: Debemos hacer todos los esfuerzos por estabilizar nuestros recursos, los cuales fluyen de manera errática y colocan en verdaderos predicamentos a la Academia.

Añadió que en el año que durará su gestión buscará que la AMACC tenga una sede. Anunció que se dará continuidad al programa general diseñado por el equipo de Jorge Sánchez, cuyos puntos principales son: foro por el cine mexicano, foro sobre contenidos digitales, encuentro de las academias de cine Iberoamérica, programa de master class, programa de talleres educativos, serie de programas de televisión sobre la AMACC, la AMACC en la radio, historia del Ariel, colección de devedés de películas ganadoras del Ariel, restauración de materiales cinematográficos y rescate de partituras del cine mexicano. Daremos seguimiento al convenio de colaboración con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, para aprovechar la red de la asociación en televisión y radio.

Daniel Hidalgo informó que una necesidad a satisfacer es la elaboración de partituras del cine mexicano, pues no existen y por ello no se tocan en ninguna parte. Siempre que hay un concierto es con música de Enio Morricone, por ejemplo, pero la idea es hacer un banco de datos con toda la música que se está generando en el cine de ahora, así como en el de la Época de Oro, para hacer una edición, para el público y para las orquestas que pueden tocarlas.

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En la imagen, Blanca Guerra, durante su presentación como presidenta de la AMACC, por un añoFoto Guillermo Sologuren

Guadalupe Ferrer se refirió al tema del rescate de películas. A la UNAM, precisó, se le otorgaron casi 2 millones de pesos para restaurar el sonido de La mujer del puerto, que no está bien. Lo mismo, de un acervo del Archivo Toscano sobre la Revolución, más otros materiales que ya estábamos trabajando, como de los hermanos Alva. Por su parte, Armando Casas dijo que es importante la colaboración de la Academia con sus similares de Iberoamérica. A su vez, Everardo González señaló que la AMACC cuenta con 800 integrantes.

“Debemos intentar involucrarnos con otros organismos para hacer equipo. La Academia es un hervidero de ideas y debemos operar con las instituciones que están de algún modo en ella, como la Filmoteca de la UNAM, a través de Guadalupe Ferrer. La UNAM nos puede ayudar mucho a organizar los ciclos. Están los productores, que antes no podían estar en la Academia, porque teníamos otro tipo de industria. Eso nos dejará hacer más con el reducido presupuesto que tenemos.

Para Mónica Lozano, el cine es un tema relacionado con la identidad y soberanía. Tiene que ver con todas las instituciones dedicadas al fortalecimiento de las capacidades. El cine ha sido nuestro embajador y ha ayudado a posicionar la marca-país en el mundo. En la Academia están todas las especialidades que hacen posible una película. Ellos hacen que una idea individual se haga una preocupación colectiva.

Guerra indició que tiene la idea de reactivar el patronato para canalizar recursos.

Everardo González explicó que se critica a la Academia por los criterios para seleccionar y premiar a las películas con un Ariel, “pero la primera pregunta que nos hacemos es ¿para quién debe ser la ceremonia? ¿Para la televisión o para el público invitado al Palacio de Bellas Artes? Es para el público, pero éste no conoce las películas nominadas. No hay un pleito con lo comercial, pero las que conoce el público no siempre son las mejores. Eso provoca un primer enfrentamiento. Cualquier organismo que premie algo va a ser criticado. Contra eso no vamos a ir.

“Durante muchos años, la Academia era un organismo muy reducido, donde los integrantes activos podían discutir las cintas, pero la producción anual era de 10 obras, y actualmente recibimos 120 largometrajes al año. Intentamos ampliar los plazos para poder ver las cintas, porque sé que hay presiones y preguntas de por qué no vemos todas las películas en los estrenos: es que somos público y además hacemos cine.

Cuestionada, desestimada

Si una obra mexicana sólo está una o dos semanas en cartelera es imposible que sonidistas, productores, fotógrafos, directores, escenógrafos y directores de arte puedan ir a verla. Otros tenemos la ventaja de participar en los festivales de cine, una opción para ver las cintas. La Academia siempre ha estado cuestionada y ha sido mirada con desdén. Sin embargo, es una institucióin que sigue siendo sólida, sigue entregando el premio más importante de la cinematografía nacional.

Guerra acotó que el presupuesto fluctúa cada año. Hay que trabajar, pero no por una cantidad de presupuesto, sino por que el dinero llegue en los tiempos en que la Academia lo necesita. Iremos a las Cámaras de diputados y de senadores, a las instancias que sean necesarias, para conseguir el presupuesto para que salga etiquetado y se distribuya en la ceremonia de los Arieles y en la captación de las obras que participan en el Goya y en el Óscar.