a televisión se ha convertido en el medio de difusión más impactante de nuestros días. Las posibilidades de tan pequeña cajita son inconmensurables: informar, debatir, educar… Sin embargo, parece que desde hace mucho tiempo la cajita se utiliza para lo contrario: desinformar, rivalizar y distraer. En el caso de nuestro país, la situación es alarmante y la cajita se ha convertido en juez social. ¡Cómo si no existieran instituciones para ello! Que si la mamá de Paulete es la culpable, que la Trevi es la mala, que mejor la buena. La televisión hoy puede destrozar la vida de quien juzgue. Lo más alarmante es la limitada preparación y conciencia moral de los peleles que, siguiendo línea, son los jueces de turno. En el deporte pasa lo mismo, los comentaristas actuales juzgan como si se hubiesen graduado con honores de entrenador deportivo.

Gritones del futbol

De futbol es común que todo el mundo opine, una muestra es la poca preparación en el tema que casi todos los comentaristas deportivos tienen. En el mejor de los casos, licenciados en comunicación juzgan de futbol como quien recibió el título de director técnico: sería mejor parar al equipo así, es momento de sacar a ese para meter a éste,ese jugador pasa por un mal momento mental. Para ser especialista, en futbol como en todo, es necesario prepararse, estudiar, experimentar e investigar. Quien no lo hace, no es especialista y no por mucho ver partidos, gritar gol muy fuerte o narrar con voz muy ronca, se aprenderá del tema. Es lamentable descubrir con qué poco criterio se emiten juicios en una televisión, que ha hecho de sus contenidos una herramienta de poder y manipulación, reafirmándose como la caja estúpida.

No es que esté mal opinar para formar conocimiento, el problema está en juzgar sin elementos y no comprender que para tener los elementos, es necesario el conocimiento profundo y actualizado, pero sobre todo entender el efecto social que un juicio puede ocasionar. En otros países se tiene un control de medios que asegura la calidad de los contenidos. Ecuador, dando otra lección de civismo, ha modificado su ley de medios para evitar que sea la tele la que juzgue a sus ciudadanos. Desgraciadamente nos alejamos cada vez más de ese camino. ¿Qué podemos esperar cuando algunos medios obedecen línea hasta para decidir sobre un director técnico?

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