En su nuevo álbum Romance de la Luna tucumana resume el cancionero popular argentino
Además del madrileño, Diego García, guitarrista de Andrés Calamaro, y el percusionista Changuito son los ejes del disco, que presentará en México en octubre próximo
Sábado 10 de agosto de 2013, p. 8
Diego El Cigala tiene nuevo disco bajo el brazo, el cual surge luego de editar Cigala & Tango y tras de sus muchos conciertos que hizo por el mundo.
Con Romance de la Luna tucumana, el cantaor sigue fluyendo por el camino de canciones latinoamericanas.
El álbum, que ya salió a la luz en España, reúne 11 temas del cancionero popular argentino, con autores como Homero Aldo Expósito, Virgilio Hugo Expósito, Atahualpa Yupanqui, pasando por Carlos Gardel y Armando Tejada Gómez o Alfredo Le Pera. El próximo 31 de octubre El Cigala regresará a la ciudad de México, para ofrecer un concierto en el Auditorio Nacional, donde presentará este material.
La historia del disco, como el propio Cigala lo relata en el librillo, es la siguiente:
“Nació luego de una colaboración con Diego García en el Auditorio Nacional en México. Estaba tocando Calamaro. Me invitó a tocar. Hicimos un tema en el escenario que se llama Inolvidable, del disco Lágrimas. Y cuando escuché el sonido de guitarra, de esa guitarra, nos fuimos al hotel, con la banda de Calamaro; estuvimos de fiesta un rato y, cuando ya nos íbamos, le dije a Diego García: ‘Tenemos que hacer juntos Naranjo en flor’”. Y pasó un año, y al año sonó el teléfono... agarrramo una borrachera gordísima y, por la mañana ya, cuando me voy y me despido le digo: ‘Naranjo en flor’.
No vuelve al cante jondo
“Al año, me manda el tema con batería, contrabajo y su guitarra. Y me manda las pistas para su disco Twanguero. Canté su versión de Naranjo en flor y automáticamente me viene una explosión que estalla en la cabeza. Empieza la búsqueda. Amparo y yo empezamos a buscar poemas de Martín Fierro para una milonga. Enseguida surgió Las simples cosas. Y ese fue el primer tema que abordamos cuando vino Diego García a Madrid.”
Hay que señalar que el madrileño no ha vuelto a sus orígenes como muchos esperaban. Es decir, al cante jondo. No obstante, muestra su duende en piezas que para muchos latinoamericanos ya tienen un lugar ganado. O sea, a El Cigala le cuesta poco convencer. Quizá si volviera al flamenco su éxito no sería el mismo, por lo que sigue acudiendo una vez más al folclor de Latinoamérica.
Diego El Cigala, Diego García, guitarrista de Andrés Calamaro, y el percusionista Changuito son los ejes de este disco, que seguirá sin gustar a los que se apasionan con el flamenco ortodoxo. Pero será de plácemes para quienes disfrutaron de Lágrimas negras, Dos lágrimas y Cigala & tango.
El repertorio de esta placa recoje la estela de ese último álbum, pero es algo más que tango: hay milonga, chacarera, canción popular argentina –de la mano de Mercedes Sosa– y fusión. Abre su alma a las canciones que recibió de aquellos artistas que adora
, y ahora ya son suyas.
“Es que he descubierto, lo mismo que descubrí en su día la música afrocubana –y sigo en ella, porque la voy a llevar por siempre–, la música argentina, el tango, y aparte del tango, la chacarera, la zamba... Es que me quedan cosas por descubrir todavía, que voy descubriendo poco a poco, pero para nada voy a darles otra cosa que el punto propio... Voy a darles el punto mío, respetando siempre lo que pueda ser una chacarera o lo que pueda ser un Naranjo en flor o lo que puedan ser unos Mareados. No lo voy a cantar ni como Goyeneche, ni como todos esos grandes. Lo voy a cantar como El Cigala, lo que soy”.
Dice el artista que en América Latina me queda tanta música por descubrir, tantos campos... En la música peruana se pueden encontrar cosas maravillosas. Pero también, dejar que el tiempo me lo ponga en su sitio, como me ha pasado ahora con el tango, la milonga, la zamba, la chacarera... Tiene unos tiempos y tiene unas melodías... Pero sobre todo, que a mí me da juego a la manera de cantar
.
El Cigala ha demostrado que es pueblo como coloquialmente se le dice a alguien que bebe y come de la calle, así como de las personas que las recorren.
Vivir sin música
“Hemos bebido Buenos Aires, hemos estado hasta con el Boca, en La Bombonera, comiendo choripán... He sentido la Argentina del pueblo, he ido por las calles, me he parado con todo el mundo, he visitado el despacho de Evita, y siento como un vínculo. Me ha pasado con México, me ha pasado con Argentina y me ha pasado con Cuba (...) Si a Latinoamérica la dejas sin música es matarla en vida. Porque el pueblo en sí es un lamento. Pero al mismo tiempo que es un lamento es una alegría. Ese lamento que sienten ahí es el reflejo de su pesar, de sus dificultades. Todo lo pagan con música. En Latinomérica, si no se vive la música, no se vive”.
Con este álbum, El Cigala, quien hará gira por ciudades como Madrid, Ibiza, Londres, París, Nueva York y Montreal entre otras. Sigue siendo el mismo Diego, moreno y audaz, comprometido con la canción como si hubiera heredado un millón de gargantas...