Propone que se incluya en la reforma fiscal para desalentar su consumo
Con el impuesto, México dejaría el primer lugar mundial en la ingesta de estos productos, dice
Para el organismo la medida es lógica; salvaría vidas y evitaría la quiebra de sistemas de salud
Sábado 10 de agosto de 2013, p. 29
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) manifestó su respaldo a la iniciativa para gravar con un impuesto especial de 20 por ciento los refrescos azucarados, y que la propuesta se incluya en la reforma fiscal, para desalentar el consumo de estos productos, y así México deje de ser el primer lugar mundial en la ingesta de gaseosas y reduzca los niveles de obesidad y sobrepeso.
En conferencia de prensa, Maureen Birminghan, representante de la OPS/OMS, señaló que debido al nivel de obesidad que existe en México y el alto consumo de refresco (163 litros por persona al año), el país debe ser referente en la toma de medidas contra los productos engordadores.
La OPS señala que esta medida es muy lógica, pues es para salvar vidas y evitar la quiebra de los sistemas de salud. Todo el mundo mira a México y debe liderar estas iniciativas
, indicó.
Reducción del consumo
Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), resaltó que al fijar un impuesto de 20 por ciento a los refrescos habría una reducción potencial en el consumo de aproximadamente 26 por ciento, pues podría situarse entre 121 y 130 litros per cápita al año, y agregó que el impacto sería mayor en los estratos más pobres de la población.
La economista detalló que quienes tienen menor disposición económica tienen una respuesta más amplia que los ricos
, e indicó que al gravar con 20 por ciento los refrescos el consumo entre los más pobres se reduciría en 13 por ciento, y en los ricos, 7 por ciento.
También habría una baja de 12 por ciento en los casos de diabetes, es decir, se evitarían poco más de 53 mil nuevos casos de esta enfermedad, lo que significaría un ahorro de entre 4 mil 281 y 21 mil 192 millones de pesos en 10 años por atención de esos pacientes.
Aunque destacó que esta medida no tiene afán recaudatorio, indicó que ingresarían entre 20 y 24 mil millones de pesos a las arcas gubernamentales, y al bajar la prevalencia de obesidad habría un ahorro de unos 13 mil millones de pesos en costos directos de la enfermedad.
Asimismo indicó que al aumentar el costo del refresco se elevaría el consumo de agua en alrededor de 3 por ciento, y el de leche en 16 por ciento y se podría reducir el peso por persona en 800 gramos a 10 años en la población general, lo que se traduciría en una baja en la prevalencia del sobrepeso y obesidad de 70 a 68 por ciento.
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, precisó que cuesta a México cerca de 80 mil millones de pesos
atender las complicaciones que genera la obesidad, y advirtió que de no hacer cambios al concluir el actual gobierno los costos se habrán elevado a casi 250 mil millones, lo que podría llevar al colapso
el sistema de salud.
Se deberá regular la publicidad engañosa
La senadora Marcela Torres Peimbert (PAN) destacó la importancia de que la iniciativa de gravar los refrescos azucarados sea considerada en la reforma fiscal y precisó que los impuestos son una de las medidas que más rápido ayudan a reducir el consumo. Añadió que el gravamen es una primera medida, y que luego debe regularse el etiquetado y la publicad engañosa.
Birminghan resaltó que las políticas fiscales para desalentar el consumo de productos nocivos para la salud son eficaces y detalló que los refrescos azucarados tienen impuestos especiales en 35 estados de Estados Unidos, en Australia, Francia, Hungría, Finlandia y Samoa, entre otros.
Aseguró que el incremento del sobrepeso no es por causas genéticas, sino por el entorno obesogénico
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