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No sólo de Pan...

Elogio de la cocina mexicana. Patrimonio Cultural de la Humanidad

E

l miércoles 7 de agosto del presente, el Museo Nacional de Culturas Populares presentó en su recinto de Coyoacán el libro Elogio de la cocina mexicana con 19 textos, entre ellos algunos de estudiosos del tema desde distintos ángulos, como Robert Bye, Edelmira Linares, Luis Alberto Vargas, Carlo Petrini, Cristina H. Palacio, José N. Iturriaga y Héctor Bourges Rodríguez; de expertos en historia antigua de México como don Miguel León Portilla y Eduardo Matos Moctezuma, o colonial como Manuel Ramos Medina y Ángeles González Gamio, uno de Juana Bravo Lázaro, artesana y cocinera de Michoacán, o del editor Alberto Ruy Sánchez quien, con su esposa Margarita de Orellana hicieron una espléndida edición de 180 páginas divinamente ilustradas, entre otros más.

El costoso libro aparece bajo los logos del Grupo Maseca, Artes de México y el Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana (CCGM) primera edición 2012. Falta espacio para comentar este volumen que cualquier amante del arte y el tema de las cocinas tendría con gusto en su biblioteca.

Personalmente, nos congratulamos de constatar en el artículo inicial, escrito por Gloria López Morales, que finalmente permearon en esta funcionaria internacional y nacional, experta en gastronomía y turismo, nuestras ideas sobre las cocinas y la gastronomía (que no son lo mismo) y que trabajamos en Francia desde 1982 y publicamos (y reiteramos) en México a partir del suplemento especial Perfil de La Jornada del 25 de febrero de 2002 intitulado Gastronomía Mexicana Patrimonio de la Humanidad, en cuya contraportada, por cierto, en un visible recuadro insertamos a la letra: “La coordinación nacional de las acciones ciudadanas y oficiales, tendientes a promover la candidatura de la gastronomía mexicana para su declaración en mayo de 2003, como Patrimonio Intangible de la Humanidad por parte de la Unesco, será presidida por…Gloria López Morales...etc.” quien a la sazón dirigía el sector intersecretarial de cultura y turismo del gobierno mexicano, y a quien le hicimos personalmente la propuesta de coordinar nuestra iniciativa, largamente expuesta y fundamentada en el suplemento, en razón de que el reglamento de la Unesco (que reprodujimos ahí mismo) para la presentación de candidaturas, exige que sean los gobiernos de los Estados miembros quienes las presenten y se comprometan, porque un particular o grupo no podría asegurar el cumplimiento de las medidas de salvaguarda contenidas en las declaratorias de Patrimonio de la Humanidad. En ese mismo suplemento se propone a Cristina Barros para coordinar una bibliografía extensiva sobre cocina mexicana, a fin de enriquecer el expediente de candidatura al que, quien esto suscribe, creía que sería incorporada como parte del consejo redactor. Sin embargo, como todo el gremio alrededor del tema lo sabe, tanto quienes simpatizan como antipatizan conmigo, fui borrada de lo que la señora López llama “la intrépida propuesta que no entendió la Unesco cuando en México se nos (sic) ocurrió la posibilidad de aspirar a tal reconocimiento… peleando contra el mundo hasta obtener el primer reconocimiento a las cocinas”, inexactitud añadida, pues en realidad fueron tres las cocinas reconocidas en 2010, la mediterránea, mexicana y francesa.

Pero muy probablemente hubiéramos sido el primer reconocimiento si la señora López hubiera comprendido desde entonces, como lo hace ahora, que el argumento central no estaba en proponer a la alta cocina mexicana, como la que sirvió en París en septiembre de 2004, en un hotel de lujo parisino para elevar la categoría de nuestra cocina, chefs participantes dixit.

Cuando la señora López dijo, durante su intervención en la mesa del Museo al verme entre el público, las ideas son chispazos, el mérito está en quienes luchan por ellas, borró el excelente trabajo de Cristina Barros y otras personas, simulando ignorar que la propia Unesco, reconociendo mi lucha por integrar la gastronomía en el rango de patrimonio cultural inmaterial desde el año 2000 me encargó un libro sobre el tema, que entregué en 2005 a su departamento editorial en París. Pero lo de menos es que esta señora haya renunciado al segundo de gloria que le hubiera otorgado reconocer otros trabajos, lo curioso es que la continuación de su discurso escrito y del pronunciado la noche de la presentación del libro, consiste en realizar un Foro Mundial de la Gastronomía en Acapulco, con los más renombrados chefs mexicanos. Turismo y gastronomía con fuertes patrocinios, pues.

Aunque lo verdaderamente inquietante es que el órgano consultivo de la Unesco que redactó el expediente de candidatura, cabildeó y obtuvo, a nombre del gobierno mexicano, el preciado reconocimiento en 2010, el llamado CCGM, Sociedad Civil lucrativa, que la señora López preside con su hermano, director general de Patrimonio Mundial adscrito al INAH/CNCA, tenga el encargo de entregar los informes periódicos de las medidas de salvaguarda de las cocinas tradicionales mexicanas. Creo que los mexicanos necesitan una explicación del estatuto que el CCGM tiene en una tarea que es exclusiva del gobierno mexicano.