El desastre neoliberal
Los prósperos de Forbes
La venta del país que no acaba
a historia de la pobreza nacional, con todos sus derivados de violencia, va emparejada con dos factores ineludibles en este recuento: la venta de la industria y los bienes nacionales y el Tratado de Libre Comercio (TLC), a punto de cumplir 20 años.
Según los datos con que se cuenta, en los 30 años de neoliberalismo y las dos décadas de libre comercio México no ha logrado crecer a un ritmo que le permita cubrir sus necesidades principales.
Los datos son demoledores. En 1982 existían mil 115 empresas que pertenecían a la nación. Había de todo, desde siderúrgicas y mineras hasta de bicicletas. Para 1993 sólo quedaban 200; ya se habían vendido poco menos de mil. Hasta 1982 el crecimiento de México rondaba 6 por ciento anual; a la llegada de Miguel de la Madrid se desplomó y ese crecimiento no ha llegado a superar 2 por ciento.
Las empresas públicas se vendieron en algo así como 30 mil millones de dólares. Los bancos, que fueron los de precios más altos, le dejaron a México nada más 18 mil millones de dólares, y luego su rescate costó 90 mil millones de dólares. ¡Qué negocio!
La historia de la pobreza cuenta que hoy existen en el país 50 millones de pobres, que se han acumulado desde el periodo que apuntamos al principio, pero la del enriquecimiento nos la relata, punto a punto, la revista Forbes, que en 1987 incluyó en sus listas, por primera vez, a un mexicano. Aquella vez, a la familia Garza Sada, de Nuevo León, le atribuía una fortuna de mil millones de dólares.
Cinco años después, en 1992, la publicación señalaba que en México ya existían siete millonarios en dólares, y aparecían en su lista apellidos como Slim, Harp Helú y Azcárraga, entre otros. El conjunto de esas fortunas sumaba 13 mil millones de dólares. Pero si en cinco años la cifra de los más adinerados había crecido como se advierte, dos años más tarde, en 1994, México contaba, según Forbes, con 24 millonarios. Ya aparecía el nombre de Ricardo Salinas, y los dólares acumulados por esos 24 llegaba a 44 mil millones.
Para marzo de este 2013, la lista de la publicación se había alimentado con 35 mexicanos, 11 más que en 1994, y la suma de las divisas en dólares llegaba, hasta hace unos meses, a 167 mil millones de dólares.
Es muy importante resaltar que en todo ese periodo, es decir, tres décadas, la inversión extranjera no ha creado ninguna entidad nueva. El mejor ejemplo –vale en este caso– es el de la banca. El capital que llegó fue para desplazar al nacional. No ha nacido ningún banco fuera de los que ya existían a partir de los dineros extranjeros. Para decirlo mejor, sólo vienen a comprar lo que existe, como Pemex.
En cada uno de los trozos de la historia sobre la venta de los activos nacionales se ha repetido el mismo discurso. La modernidad, la competencia que servirá para reducir precios, la creación de empleos y todos los demás recursos retóricos que se han usado para convencer a muchos de las supuestas bondades de la venta de la riqueza nacional, pero que sólo han creado ejércitos de gente necesitada.
Entonces, ¿de qué ha servido a México deshacerse de sus bienes? Sí, la respuesta es correcta: de nada, pero a los 35 de Forbes y sus lapas, ni qué decir.
Los datos expuestos fueron tomados de los libros Estado y desarrollo económico. México 1920-2006, de Carlos Tello; La mafia que se adueñó de México... y el 2012, de Andrés Manuel López Obrador, y El gran fracaso. Las cifras del desastre neoliberal mexicano, de Martí Batres, que ayer salió a la venta.
De pasadita
Nos piden que demos claridad a la información que publicamos en las dos últimas entregas sobre el Pacto por México y su génesis. Bien, la propuesta, como dijimos, partió de Manuel Camacho. Él fue quien leyó el documento en el que, según nos cuentan, participó también Marcelo Ebrard. Su nombre fue Reconciliación de México: legalidad, mandato popular y bases para un acuerdo nacional
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En el mismo escrito hay un punto en el que se rechaza cualquier modificación al artículo 27 constitucional y se llama a su defensa, aunque se habla de la modernización de Pemex. El documento, como ahora sabemos, fue llevado por manos chuchistas a manos priístas, y se trasformó en lo que ahora se padece. Nada más.