Domingo 18 de agosto de 2013, p. 5
La propuesta de reforma energética del gobierno federal no beneficiará al medio ambiente, sino al contrario, pues de manera absurda
se pretende aumentar la producción de gas natural y petróleo (de 2.5 a 3.5 millones de barriles diarios) para venderla a Estados Unidos, cuando la tendencia mundial es reducirla junto con el consumo debido a que, por ejemplo, los combustibles fósiles emiten gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.
Así lo plantea en entrevista Claudia Sheinbaum, investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM y especialista en asuntos de energía y medio ambiente.
De por sí la explotación de petróleo y gas conlleva graves efectos ambientales, sólo hay que ver lo que ha implicado para el sureste de México. Abrir Petróleos Mexicanos a la inversión extranjera para tener más producción, particularmente de petróleo y gas de lutita, causaría impactos ambientales muy grandes
, agrega.
Aparte del cambio climático, abunda, hay otros impactos, como la contaminación atmosférica en las ciudades y la del agua, asociada a sustancias que tienen la gasolina y el diésel.
Al referirse a la explotación de petróleo en aguas profundas, recuerda el gran impacto del accidente que tuvo BP en el Golfo de México
. Comenta que en muchos países, incluido Estados Unidos, están revisando las maneras de explotar esos yacimientos.
La ex secretaria de Medio Ambiente del gobierno capitalino aborda además “el gran tema del famoso shale gas y el shale oil (gas de lutita y petróleo de lutita)”, yacimientos que se han encontrado en rocas.
“Cada fractura que se pretende hacer requiere una enorme cantidad de agua. Se habla de 5 millones de galones por fractura, casi 20 millones de litros. Esa agua se contamina porque le inyectan tóxicos, y hasta ahora se recicla sólo 20 por ciento, mientras el resto lo inyectan en el subsuelo.
La zona de gas y petróleo de lutita de México está sobre todo en Tamaulipas y una parte de Nuevo León, que padecen problemas gravísimos de escasez de agua.