París, 20 de agosto.

Entre los mamíferos, cuanto más grande es el animal, más tiempo vive. Una regla inmutable, según los biólogos, salvo por el murciélago de Brandt, pequeño quiróptero que puede superar los 40 años, combinando hibernación, discreción y genética, indicó un estudio divulgado el martes.

A la luz de la evolución, a los murciélagos les ha ido muy bien. Son tan diversos que representan alrededor de 20 por ciento de las especies de mamíferos combinados; son los únicos que han adquirido la capacidad de volar y se encuentran entre los pocos que tienen un sonar. Desafían a las leyes de la naturaleza, que sugieren una fuerte correlación entre el peso corporal y la longevidad. El murciélago de Brandt (Myotis brandtii), nativo de las zonas templadas de Europa y Asia, tiene el récord de esperanza de vida con 41 años.

Así, un animal que pesa sólo 8.4 gramos en su edad adulta puede vivir más que una vaca o un caballo, y compite con un delfín, señalaron los expertos, cuyo estudio aparece en Nature Communications, una revista electrónica de divulgación científica.

Los investigadores analizaron el genoma del murciélago de Brandt y descubrieron adaptaciones genéticas que pueden explicar el pequeño tamaño del animal y su longevidad.

Receptores de hormonas

Este murciélago insectívoro ha desarrollado cambios únicos en la secuencia genética que regula los receptores de la hormona del crecimiento y de otra hormona vecina (IGF-1). Una mutación similar es la que causa una forma de enanismo en humanos o en ratones, indicó la investigación.

Sugerimos que estos cambios contribuyen a la longevidad y a las características próximas al enanismo en el murciélago de Brandt.

Pero sin duda es la combinación de esos genes con la hibernación, un ritmo muy lento de reproducción y una vida discreta en cuevas bien aisladas, lo que permite que alcance una edad avanzada, destacaron.