La discriminación por la apariencia es un problema social que en México está muy acentuado y es síntoma de decadencia, expresó en entrevista Kenya Márquez, directora de la película Sin fecha de caducidad, que se estrenará el 30 de agosto a escala nacional con 30 copias. El tema se centra en el personaje de Genaro, interpretado por Damián Alcázar, quien da vida a un ser mediocre, sin carácter, que le sudan las manos, pero que es un alma buena.

La sinopsis es la siguiente: la vida de la viuda Ramona (Ana Ofelia Murguía) se desequilibra cuando desaparece Osvaldo (Lalo España), su único hijo. Su búsqueda la lleva a pensar que Genaro, un patético multiusos que colecciona la nota roja y con quien se ha topado en el servicio forense, está relacionado con la desaparición del joven, pero la llegada de la atractiva y joven vecina Mariana (Marisol Centeno), quien parece huir de algo, la dirige a nuevas pistas. Uno y otra acabarán en la mira de la paranoica Ramona, cuyo amor por su vástago es obsesivo.

Se trata de una comedia dramática que ha ganado diversos premios, como el del público en el noveno Festival Internacional de Cine de Morelia; el Manicuripe al mejor sonido; el premio especial del jurado, San Jorge de Plata, en el 35 Moscow International Film Fest; el Best Film, First Time Directors Competition, en el Vancouver Latin American Film Festival, y mención especial del jurado en la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid.

Algunas cualidades de médico

Genaro es una persona con algunas cualidades de médico, por lo que no le dan miedo ni asco los cadáveres; maquilla una cabeza humana sin pudor y sin rubor, para que siga rosada de las mejillas. Le preocupa que se le caigan los cabellos y le suplica que no comience a apestar.

En la historia pulula la atrocidad de cabezas sin cuerpos, o viceversa, producto de hechos del narco, otrora horror y hoy nota común.

En entrevista, Damián Alcázar expuso que en el caso de Genaro “todo empieza con un buen guion. El de Kenya nos permite crear los personajes junto con ella, en un ambiente de divertimento, de propuesta, de juego. Esto lo consigue en el set con su capacidad de crear. La mirada en cuanto a las historias que cuenta permiten a uno, como actor, volar con los personajes, crearlos de manera muy divertida. Es cuestión de observación.

Genaro es un personaje perdedor, gris, pobre, feo, con problemas para hablar, le sudan las manos porque es muy nervioso, y sobre todo es un hombre solitario. Para hacerlo interesante o, por lo menos, agradable, para entrar a esa personalidad, para no irnos con algo simple, lo delineamos bien. Se siente señalado, criticado, hostilizado por la sociedad debido a su aspecto. Todo eso para crear una persona real.

Viste en unas escenas un pantalón rojo. Se le dice a Damián que esa prenda es horrible. ¡Qué bueno que no lo traje! Sí, eso y su camisa floreada, porque el sueño de este pobre hombre es convertirse en un buen bailador. Alcázar baila una salsa que lo reveló como un buen bailarín de tíbiri-tábara.

Marisol Centeno, quien en la cinta es una joven que quiere huir de una realidad que no le gusta, dijo: “Mariana es una mujer muy sola y con una idea equivocada del amor. Ama tanto a una persona que permite que la maltrate en todos los sentidos. Por eso, empieza ese nuevo camino. Decide irse al norte, por una situación económica adversa. Al final es una prófuga. Ella es un claro ejemplo de que cuando vivimos algo que no nos esperamos nos sale un poco lo animal, lo oscuro de la supervivencia. A veces no tenemos la posibilidad de escoger bien y en esa búsqueda nos equivocamos, y en esa búsqueda Mariana creo que es una persona buena, pero en esa etapa conoce los lados oscuros con tal de sobrevivir.

“Mi trabajo con Kenya fue muy rico en el sentido de darme cuenta de que en un momento todos podemos ser víctimas. Todo es como un ciclo de poderes y depende de dónde te toque estar.

No considero que esta historia sea sobre los pobres de hoy, sino que trata sobre lo interior, porque en mi caso se trata de una mujer maltratada, insegura, que desvirtúa un poco el sentido del amor, lo cual no depende de si se es rico o pobre. Sí creo que nos confronta con los prejuicios que tenemos hacia algunos sectores. Esos prejuicios los tenemos muy marcados y son erróneos; como sociedad no nos detenemos a ver que eso es lo que la sociedad nos vende, las marcas, la televisión.

Alcázar aceptó que la historia tiene algo de realismo mágico, pues aunque Genaro manipula cabezas y cuerpos no es un asesino, pero en la mente de la madre de Osvaldo no es así. Los personajes tienen algo que los une: la soledad. Todos son víctimas de un entorno de violencia. A partir del hecho violento que es la desaparición forzada de un joven se desata una serie de acontecimientos, sobre todo en dos personajes: hay uno que cruza, Mariana, y otro, Genaro. Sí es como un mundo onírico al mismo tiempo sensual, que invita a la intimidad.

–¿Le agradan las historias que plantean un misterio que se aclara en la segunda parte?

–Sí. En este caso no es una narrativa lineal; es compleja. Si la película se ve tres veces se tendrán tres ideas diferentes.

Kenya Márquez precisó que la idea de la construcción de la obra fue para remarcar cómo a partir de la apariencia se es juzgado. “Esos juicios o prejuicios pueden ser perversos o fatales. Construí este guion como un rompecabezas para que la gente participe en esta construcción de prejuicios, a partir de ver a estos tres personajes interactuando, para que al final sepan lo que sucede y que cada uno acepte sus propios prejuicios. Esto me movió para hacer la historia, así como la de una mujer con falta de resignación.

También así cuento la situación de México, de mi país, y de lo que me molesta. como la corrupción, la violencia hacia las mujeres, el matriarcado, que asesinen a alguien y que no pase nada. Todo se narra de manera sutil, sin violencia, porque no me siento capaz de hacerlo abiertamente. México es el país donde más se discrimina. De esto haré mi siguiente película, que será parte de una trilogía. Ahora le tocará a un adolescente, porque me parece que la discriminación por la apariencia es lo más decadente que tiene un ser humano. Genaro es el personaje más noble y puro de todos, y así le va, concluyó.