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¿La Fiesta en Paz?

Manolete y su revelador artículo sobre el toro grande y el toro chico

L

os 28 de agosto son aniversario del fallecimiento de Manolete, según la versión oficial a consecuencia de la cornada que le diera Islero de Miura, y según la versión extraoficial pero bastante documentada, por el efecto letal que tuvo un plasma en mal estado que absurdamente le aplicaron, de común acuerdo, el médico de Las Ventas, Luis Jiménez Guinea, el apoderado de Manuel, José Flores Camará, y el otro hombre de confianza del Monstruo, Álvaro Domecq.

El 1º de junio de 1944, en la página taurina de Arriba, periódico oficial del régimen franquista, el diestro Manuel Rodríguez Manolete publicó este texto, reproducido por la revista El Ruedo en su número extraordinario del 29 de agosto de 1972, con la siguiente Nota de la Redacción: “Como puede observarse en el artículo que reproducimos, el tiempo pasado o época de Manolete, en cuanto al tema toro se refiere, era poco más o menos igual que el actual, un tanto reprobable (sic) en cuanto a la edad de las reses. Manolete, en el escrito que a continuación ofrecemos, aborda el tema con sinceridad, pero aludiendo al toreo que entonces se practicaba, el que pedían los públicos (sic), y apunta que no podría realizarse con toda clase de ganado. Lo que Manuel Rodríguez escribió puede hoy tener la misma vigencia y actualidad que tuvo en junio de 1944, en vísperas de la Corrida de la Beneficencia”.

En el artículo titulado El toro grande y el toro chico, con prosa sobria y esclarecedora, como su tauromaquia, pero de paso curándose en salud con respecto al toro joven de la posguerra civil, Manuel afirmaba: Lamento que haya quien crea, dentro de la afición, que siento en algunos momentos reparo para torear el toro demasiado grande. Nunca pensé en ello. Procuro, sí, en lo que me es posible, elegir toros de buena casta, pero sin que su tamaño me haya impresionado nunca. Recientemente he toreado una buena corrida de Villamartín, en Córdoba, sin haber puesto el menor reparo. En contra de lo que cree la afición, el tamaño de los toros no es lo más esencial en una buena tarde.

“Lo que sí resulta extraño es que los buenos aficionados estimen que el toreo que hoy piden los públicos se puede hacer con toda clase de ganado. No. Si eso fuera posible, los toreros quedaríamos bien en todas las ocasiones. Nadie pasa una mala tarde por gusto. Esta sencilla afirmación debería pensarla el público, y parece olvidarla.

“Cada uno hace lo que sabe y puede, teniendo en cuenta las condiciones del ganado con el cual se enfrenta. Justamente la ambición de quedar bien es muchas veces causa de que algunas cosas se realicen algo atropelladamente y resulte deslucida una faena que, sin esa legítima ambición de los toreros, acaso resultaría más aceptable.

“Vengo, ciertamente, bastante ajetreado de las corridas de Barcelona, de Córdoba y de Cáceres; pero, por encima de todo eso, me siento verdaderamente ansioso de torear en Madrid, y mucho más en una corrida benéfica. Me siento muy dispuesto, y estoy seguro de que aprovecharé la menor oportunidad para dejar satisfecha a la afición madrileña, por la que siento una viva simpatía y a la que estoy sumamente agradecido, ya que me ha prestado el estímulo de sus aplausos en proporciones tales que difícilmente se olviden. No es que me envanezcan, pero son un estímulo bastante estimable.

“Es posible que la actitud de los públicos en este tipo de festejos taurinos esté en relación con el precio de las localidades. Puede que no falte quien piense que ese encarecimiento se deba a mi incorporación al cartel. No es así, sin embargo. Olvidan los que tal suponen que ello se debe al carácter benéfico de la fiesta y que los billetes llevan un sobreprecio justamente destinado a los fines que representan precisamente el motivo de la organización.

“Lamento mucho el percance de Juanito Belmonte (Campoy, hijo natural del Pasmo de Triana), que deseo no tenga gran importancia. Me parece acertada la sustitución elegida, ya que El Andaluz (Manuel Álvarez, sevillano que alternó mucho con Manolete) es un torero valiente, que completará el cartel, ya de suyo bastante bueno, con Ángel Luis (Bienvenida, hijo de Manuel El Papa Negro y hermano de otros cinco Bienvenida) y El Estudiante (Luis Gómez, de Alcalá de Henares). Por su parte, Alvarito Domecq (y Díez, rejoneador jerezano que tras la muerte de Manolete forma la ganadería de Torrestrella) prestará a la fiesta su alegría y la sabrá animar con su trabajo airoso de siempre.

El conjunto me parece muy bueno. Si el ganado ayuda un poco, estoy seguro de que el público saldrá de la fiesta completamente satisfecho. También lo estoy yo de formar parte del cartel. Como lo estaré igualmente, si llega el caso, de que pueda figurar en el cartel que se haga para la Corrida de la Prensa, que también tiene todas mis simpatías, concluía su artículo Manuel, ese torero para olvidar una guerra.