unde el mal ejemplo de Carlos Vela. El portero Guillermo Ochoa secundó la actitud caprichosa del delantero de la Real Sociedad y se negó a engrosar las filas del Tricolor, comandado por el ratificado estratega José Manuel de la Torre, quien alista motores para enfrentar el crucial duelo ante Honduras, en busca apenas de su primer triunfo del hexagonal en el estadio Azteca.

El Chepo hace recordar la etapa de Enrique Ojitos Meza al frente del Tri, cuando rumbo al Mundial de Corea-Japón los jugadores incurrían en toda clase de ausencias, hasta para ir al dentista, aprovechando el carácter bonachón del estratega. De la Torre no es precisamente un flan, pero es un hecho que perdió autoridad y que se mantiene en el timón sólo porque no hubo suplente a la vista.

Y luego de recibir el jalón de orejas de parte de los dueños de equipos, el seleccionador nacional sigue buscando la cara a los desdeñosos europeos, que, como dice Miguel Piojo Herrera, muchos ni siquiera juegan en sus equipos y si algo abunda en la liga mexicana son guardametas de talento. La lista que encabezan Chuy Corona y Alfredo Talavera es larga e importante, así que nadie extrañará a Memo.

Vela, en efecto, se ha consolidado en la Real Sociedad, que no pasa de ser un equipo de media tinta en la llamada Liga de las estrellas, en cambio Ochoa exige la titularidad en el Tri mareado por los halagos que le prodiga un balompié galo que lucha por emerger, pero que sigue a la zaga del futbol español, inglés, italiano y alemán.

En el torneo mexicano el América luce impresionante tras disputarse poco más del primer tercio del torneo que ha resultado de ensueño. Cuando el Piojo Herrera y sus pupilos acudieron a la casa de su patrón Emilio Azcárraga Jean para celebrar la espectacular conquista del cetro Clausura 2013, salieron de la residencia con el esperado discurso de que irían por el bicampeonato.

Parecía una frase obligada y hueca, más aún ante el hecho de que ningún equipo ha logrado igualar la hazaña del Pentapichichi con los Pumas, ni siquiera el Pachuca y Toluca que en distintas épocas fueron los conjuntos más ganadores desde que se instauraron los torneos cortos.

Sin embargo, hoy los americanistas –en la cima y con dos juegos pendientes– pueden soñar con el doble cetro y el Piojo, que habitualmente se va de boca, da piso a sus palabras con una actitud inteligente y seria. Su máxima virtud ha consistido en mantener a sus jugadores en sana liza por la titularidad, todos brindándose al máximo por obtener un lugar en el 11 inicial.

También se revela con dotes de gran visor, dada la adquisición de sus refuerzos, como lo demuestra la elección de Luis Ángel Mendoza, el explosivo ofensor que se adueñó del extremo derecho. Herrera afirma que no teme a la llamada campeonitis ni a la famosa curva de rendimiento, en cuyo declive espera, en el peor de los casos, un par de empates. Así, pues, el América ilusiona a sus huestes.

Víctor Manuel Vucetich fue cesado del Monterrey y se sumó a la fila de desempleados que arrancó con Manolo Lapuente y Benjamín Galindo. La magia del Rey Midas parece extinguirse, aunque en realidad mucha culpa del mal paso corresponde al directivo Luis Miguel Salvador, quien es pieza inamovible por ser cónyuge de la nieta de Eugenio Garza, es decir, de los propietarios de Grupo Femsa, dueños del club.

Vucetich tuvo varias bajas durante la pretemporada: Zavala, Meza y Mier estuvieron con el equipo que afrontó la Copa Confederaciones, y Orozco, Chávez y López fueron a la Copa Oro. El equipo sufrió además la salida de De Nigris, Ayoví y Solís, entre otros. Para colmo, entre los refuerzos más entusiastas estuvo Dorlan Pabón, quien se fue a Europa, todo ello sin mencionar el caso del Tecatito Corona.

El otro Azcárraga vive días aciagos. Alejandro Burillo, ve tambalearse a sus cabizbajos Potros instalados en el sótano de la tabla de cocientes. En la zona de descenso también patalean Chiapas, Atlas, Puebla y las populares Chivas que ni con el cambio de timonel parecen reaccionar.

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