La cantante fue homenajeada por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
Me encantaría hacer un concierto de Desliz sólo para sexoservidoras; antes se les hacían canciones, aunque fueran machistas, afirmó quien es considerada una de las mejores intérpretes del blues nacional
Jueves 29 de agosto de 2013, p. 8
Pachuca, Hgo, 28 de agosto.
Atrevida, rara
, como se define arriba del escenario. Nina Galindo no se anda por las ramas y afirma: “Me encantaría ofrecer un concierto de mi disco Desliz (colección de temas como Hipócrita, Callejera, Amor de la calle y La mujer del puerto), a las sexoservidoras, porque antes aunque fueran canciones machistas, les hacían algunas; hoy ya no”.
Nina Galindo agradeció con un concierto de casi dos horas, el homenaje que le rindió la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) por 30 años de trayectoria y por ser una de las mejores intérpretes de blues nacional, la noche del martes en el Polideportivo Carlos Martínez Balmori. Al finalizar, la intérprete se refirió a lo difícil que es ser un artista independiente en México. Dijo: No les interesas a los grandes medios de comunicación, ni tú tienes nada que ver con ellos, nuestra propuesta es diferente
.
Pero, antes, acompañada de su banda La Mala Yerba y de la orquesta sinfónica de la UAEH, la chilanga por derecho e hidalguense por invasión (desde hace 10 años vive aquí)
hizo vibrar con su blues a los flemáticos pachuqueños, los que consideró: Son fríos como el clima y brumosos cuando hay neblina
.
Cálida atmósfera
Con los brazos abiertos y cadenciosos movimientos calentó el ambiente. Chin, chin, el que no baile, parecen la Santa Inquisición
, retó a la banda.
Y cantó: “No hay nada en su sitio… no hay perro que me ladre”.
Al final, el público la despidió de pie con un prolongado aplauso y el clásico grito: Otra, otra, otra
.
En el concierto se escucharon canciones como El gato, de Roberto González, blues con sabor a rock, y otros temas, como El boiler y Nada en su lugar, de Carlos Arellano; Habrá tiempo, de Armando Rosas; Mírame desaparecer, de Roberto Ponce; Desde mi motocicleta, de Jaime López; Solares baldíos, de Rodrigo González, y El último deseo, de Laura Abitia.
En primera fila, además del rector Humberto Veras Godoy, estuvieron los compositores Carlos Arellano, Armando Rosas, Rafael Catana y Roberto González, del movimiento rupestre, que nació en 1984 liderado por Rockdrigo, y como el eslabón perdido entre la música de protesta y el rock urbano
, tal cual lo definió el rupestrólogo Jorge Pantoja y del que forma pare Nina Galindo.
Ya a solas, fuera del escenario, en un improvisado camerino
y con una larga fila de fans que aguardaban la firma de autógrafos, la cantante de blues en entrevista refirió que después de su paso por lo que quedaba de los Teen Tops, grupo en el cual solamente era un adorno que hacía coros, tocaba el pandero y enseñaba la pierna
, se topó con ellos (los del movimiento rupestre) y dijo para sí: Esto es lo que quiero cantar; ésta es mi realidad
.
Señaló que desde los álbumes Brindis por un difunto, Antropofagia amorosa y Desliz, no ha grabado un disco, porque ha habido otras prioridades y ser artista independiente es muy difícil
.
Nina afirmó que el jazz y el blues, aunque provienen de los campos de algodón, son diferentes, porque el primero es para los técnicos y el segundo, para las rudas, como yo
.
Desenfadada, vestida de negro y de cabello suelto, señaló que la tristeza siempre está en la esencia del blues, pero uno tiene que pitorrearse de ella, de sus propias experiencias
.
“Me gustaría –reiteró– un concierto de Desliz, pero que sea sólo para sexoservidoras”.
Y del blues, a otros temas. Tengo mi ideología y, saben que soy una persona que no se queda callada, que tengo una posición ante la vida y me parece que este país necesita educación, justicia, trabajo, salud e igualdad, porque pasan los años y cada vez estamos peor, cada vez hay más personas en pobreza
, lamentó.
–¿La política?
–De lejos es mejor; ya no deberían existir los políticos, debería haber otra manera de ver al país.