Dedicarán festival de la décima a Alexis Díaz-Pimienta; se realizará mañana en el Teatro del Pueblo
arte de la improvisación poética en cualquier idioma o estilo
Es un sobreviviente, resistente, que lleva siglos en el abandono y el ostracismo, tanto académico como mediático; ha sido arrinconado por prejuicios, afirma el escritor e investigador de Cuba en entrevista
El encuentro, de 10 a 22 horas, reunirá a grupos de son jarocho y cubano, así como a versadores y artesanos
Viernes 30 de agosto de 2013, p. 8
El repentismo es el arte de la improvisación poética, en cualquier idioma o estilo
, explica a La Jornada Alexis Díaz-Pimienta, escritor, repentista, investigador y docente, así como director de la cátedra experimental de poesía improvisada y subdirector del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, ambas con sede en La Habana, Cuba, de donde es oriundo.
Por su labor como promotor de esa expresión, al autor de 28 libros (de teoría de la improvisación, de guiones de cine y obras teatrales, entre otros) se le dedicará el Festival de la Décima Guillermo Cházaro Lagos, que este sábado de 10 a 22 horas en el Teatro del Pueblo reunirá a grupos de son jarocho, son cubano, versadores y artesanos de los dos países.
Díaz-Pimienta lleva este tema en la sangre: en casa de sus padres se reunían los mejores improvisadores de Cuba; eran invitados por su papá, un repentista conocido como El Jilguero de Guanabacoa, a quien Alexis acompañó “de guateque en guateque, de canturía en canturía, oyéndolo, copiándolo, codificando y decodificado, sin darme cuenta ni proponérmelo, su forma tan sui géneris de hablar y de comunicarse.
Mi día a día era un continuo aprendizaje de estructuras sintácticas, fórmulas lingüísticas, sonidos, rimas, palabras conectadas e inconexas... La improvisación de décimas era un lenguaje dentro de otro lenguaje, una intralengua con sus propias reglas, gramática, estética, mecanismos de aprendizaje y expresión
.
La lengua, materia prima
El escritor asegura que la materia prima de la improvisación no es otra que la lengua y el improvisador aprende a serlo utilizando los mismos mecanismos que usó para aprender a hablar
.
Díaz-Pimienta ha participado como repentista en diversos festivales de América y Europa. Ha compartido escenario con artistas como Silvio Rodríguez, Jorge Drexler, Amaury Pérez y Vicente Feliú. A lo largo de su trayectoria ha impartido diversos talleres, cursos, seminarios y conferencias sobre oralidad e improvisación en distintas universidades.
Dice: El repentismo es un arte sobreviviente, resistente, que lleva siglos en el abandono y el ostracismo, tanto académico como mediático; ha sido arrinconado por prejuicios
.
Alexis no sólo ha promovido, sino que ha sido puente entre la tradición y la academia.
Afirma: He trabajo más de 20 años con niños, en Cuba y en España. La décima, el son jarocho, el huapango, la calentana, la valona, todas estas tradiciones son a la vez antiguas y modernas, tradicionales y futuristas, pura vanguardia y pos-posmodernismo
.
Creador de los libros con los que trabajan todas las escuelas de repentismo de Cuba, considera esencial la existencia de esos centros: Los resultados en Cuba han sido increíbles, y ahora mismo hay una auténtica eclosión de proyectos docentes parecidos en Puerto Rico, Argentina y Panamá. Sería un grave error seguir viendo la improvisación como fenómeno localista, individualizado, independiente. Yo veo la improvisación poética, llámese como se llame (payada, huapango, paya, repentismo) como un todo, como una única expresión poético-musical, lúdico-creativa
.
El artista afirma que lo que hace un niño entre los dos y los tres años para aprender su lengua materna tiene su equivalente en el aprendiz de repentismo, “tenga éste la edad que tenga (5, 6, 10, 40 años), porque quien no improvisa actúa como un nonato frente al intralenguaje que es la improvisación, del mismo modo que el niño pequeño (no-hablante) viene a serlo ante la lengua materna. Llegar a esta conclusión me ayudó mucho. Todos los días encontraba adultos nonatos en el repentismo; o adultos con problemas del habla (dislalias y dislexias repentistas).
“El adulto que quiere aprender a improvisar se enfrenta a los obstáculos de muchas estructuras lingüísticas aprendidas y ‘prendidas’ a la memoria por el uso, a formaciones y deformaciones, a vicios de habla. El niño no”.
–¿Cree que hay desdén de los responsables institucionales de la cultura sobre la difusión de esta expresión?
–Hay, más que desdén, desconocimiento, ignorancia funcional. Se sigue viendo la improvisación como algo del pasado, y a veces, incluso, cuando se apoya, se hace con cierta actitud paternalista, caritativa, como si le hicieran un gran favor, sin darse cuenta de que es al revés: son ellos, depositarios de un tesoro invaluable, los que hacen un gran favor a la academia como academia, a la instituciones como instituciones y al ciudadano común en tanto que ciudadano. Creo que falta sensibilidad.
–¿Qué características debe tener un repentista? ¿Se aprende o se lleva en la sangre?
–Definitiva y, rotundamente, se puede aprender. El método que he creado así lo demostró en Cuba. Ahora bien, yo no creía, ni creo, que dicho método (juegos y más juegos: enseñanza lúdica) fuera el usado por mi padre con el alumno que fui yo a los 5 años. Más bien (supuse, supongo) que mi padre cantaba, improvisaba, solo y con otros repentistas delante de mí, y que yo de solo oírlo fui fijando moldes, estructuras sintácticas, mecanismos y reglas, por pura inducción, porque el primer sorprendido de que yo improvisara, cuando lo hice, fue mi padre, y mi madre se asustaron tanto que terminé con el sicólogo, como si tuviera alguna enfermedad extraña. Por suerte, les dijo: la única enfermedad que tiene el niño es cantar, y eso se cura cantando”.
–Cuando está en un tablado, en un escenario ¿cuál es su percepción, su sentir, en esa catársis poética?
–Quizás en el improvisador que mejor se constata esta transmutación sea en el mexicano Guillermo Velázquez, todo un atlante sobre el escenario: lo ojos cerrados, la cabeza hacia atrás, el sombrero apuntando al firmamento, la guitarra como un escudo que a cada acorde parece más grande, él tocando y pensando, mientras todo el mundo sabe que está hurgando
, rastreando
, armando el puzzle lingüístico de la próxima estrofa.
Gran baile
Durante el encuentro, el público bailará a ritmo de son jarocho con los grupos Estanzuela, Los Baxín, Caña Dulce Caña Brava, Los Cocuyos, Al Golpe del Guatimé, Semilla, Ramita de Cedro, Paulina y El Buscapie, Verónica Valerio, y a ritmo de son cubano con los Grupos Chékere, Taller del Sur y Son Picante. Habrá un encuentro de poetas que declamarán décimas de su autoría e improvisarán versos sobre diversos temas. Entre los participantes están: Waldo Leyva, Albertico Peraza, Lourdes Aguirre Beltrán, Benito Juárez, Mario Aguirre, Daniela Meléndez, Diego Cruz Lara, Carlos Cruz, Rodolfo González y el Taller de Versada de Diego López, entre otros.
La cita es en el Teatro del Pueblo, ubicado en República de Venezuela 72, Centro Histórico, entre las calles Del Carmen y Rodríguez Puebla, cerca de la estación del metrobús Teatro del Pueblo o metro Zócalo.
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