La vida de un migrante en el mundo no es de lujo; quienes llegan a México vienen en busca de un mejor nivel de vida, dijo el embajador de Haití en México, Guy Lamothe, en breve entrevista en la Catedral Metropolitana, adonde acudió para agradecer el apoyo de la Iglesia católica a los migrantes de su país.

Especificó que tras el terremoto de 2010 en Haití, varias familias emigraron a territorio nacional y a la fecha las cerca de mil personas que llegaron no tienen problemas legales.

México ha aceptado a los migrantes; agradecemos el apoyo de la Iglesia católica y de las organizaciones no gubernamentales, así como de las instituciones y políticos que los han apoyado para que puedan vivir en paz.

Las familias migrantes tienen que aprender la cultura de los mexicanos, convivir con ellos y saber cómo vivir en el país; pedimos a los mexicanos que comprendan que esas familias salieron de Haití para tener una vida mejor. El gobierno de Haití hace esfuerzos para evitar que lleguen migrantes, acotó.

Respecto de la situación de inseguridad y abuso que afrontan los migrantes centroamericanos en su tránsito por México, Giovanni Bizzotto, de Misioneros de San Carlos Scalabrinianos, expuso que las declaraciones del gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, colocaron a aquéllos en una situación de mayor vulnerabilidad.

Refirió que el mandatario estatal pidió a los habitantes de Jalisco que denuncien la presencia de los migrantes centroamericanos para que sean removidos del estado, ya que son gente mala, de robo, y responsables de otras acciones criminales. Sus palabras fueron muy fuertes. Es muy grave que un líder político diga eso, destacó.

El clérigo apuntó que durante los 16 años que vivió en Estados Unidos constató que los migrantes “viven ocultos y están temerosos porque no saben qué les va a suceder; constantemente hay acciones en contra de los migrantes en ese país.

En México no había escuchado a ningún gobernador hacer declaraciones similares a las de Sandoval, de quien espero que se disculpe públicamente, advirtió.

Agregó que los Misioneros de San Carlos tienen presencia en 33 países de los cinco continentes; en México tienen albergues en Tijuana, Nuevo Laredo y Tapachula.

“Nuestra misión es caminar con el migrante, ofrecerle hospitalidad y asesoría para la defensa de sus derechos humanos.

Actualmente ya no hay un flujo grande de migrantes mexicanos hacia el norte, sino de repatriación. En la casa que tenemos en Tijuana recibimos en promedio 50 personas todas las noches y sabemos que los migrantes deportados viven situaciones difíciles, el gobierno está tomando conciencia de ello, pero todavía falta mucho por hacer para tener una ley justa, de dignidad y humanidad para todos los extranjeros, dijo.