El pintor y fotógrafo español Félix Curto (Salamanca, 1967) ha pasado largos periodos en México a raíz de un intercambio académico entre su alma mater, la Universidad de Salamanca, y la Universidad Nacional Autónoma de México, que le permitió estudiar un posgrado en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. También hizo una investigación en Taxco, residencia que se tradujo en la introducción de la plata a su obra. Desde aquí se ha desplazado a otros países del continente americano.

El viaje te nutre, pero el viaje es mental, iniciático y eso empieza desde hace muchos años en el otro continente. Para mí es factible, igual de válido, pues, aunque no estés en el desierto puedes sentirlo por medio de una película o una canción, o simplemente con tu cabeza viajando. Y después puedes realizar una obra, como lo hacen los escritores que pueden escribir una novela en una habitación, expresa.

Western stories, exposición de pintura, dibujo, escultura, arte objeto e instalación que Curto presenta en la galería OMR, es una especie de diario de sus experiencias al unir el viaje interior con el periplo físico, trasladarse a otro continente y recorrer sus carreteras. Allí se nutre sobre todo con la fotografía. Con el dibujo y la pintura se puede viajar a esos lugares, pero desde un sitio concreto. América te da ese sentido diferente a Europa, digamos, las distancias son diferentes. Hay cosas paralelas y otras muy distintas, entonces, en esa búsqueda/encuentro se va dando la obra, observa.

La música siempre ha jugado un papel relevante en la vida de Curto, pero no la que te imponen los medios masivos.

Siempre lleva la cámara consigo en sus viajes. “Hago uso del disparo de cada situación, nunca utilizo trípode, ni flash, esto significa que son fotos muy radicales, si quedan mal, quedan mal. No hay ningún truco de retoque, ni 20 disparos para que elegir la mejor.

La muestra estará hasta el 7 de septiembre en galería OMR, Plaza de Río de Janeiro 52-54.