Constantes viajes al país de ejecutivos de Gamma Group y Hacking Team
Sus servicios incluyen escuchas telefónicas e intervención de Internet y correos: Wikileaks
Jueves 5 de septiembre de 2013, p. 4
A juzgar por los viajes de sus ejecutivos a México, las empresas Gamma Group y Hacking Team, dedicadas a vender servicios y productos de espionaje cibernético y telefónico, muestran un marcado interés por el mercado nacional: entre el 14 y el 17 de febrero estuvo en nuestro país Carlos Gandini, alto ejecutivo de Gamma International; Martin Muench, desarrollador de la cuestionada aplicación FinFisher, comercializada por esa misma corporación, fue enviado a México entre el 23 y el 26 de abril, en tanto que Marco Bettini, de la empresa italiana Hacking Team (Ht Srl) visitó el territorio nacional entre el 22 y el 26 de mayo del año pasado. Así lo revela información proporcionada por Wikileaks a La Jornada y a otros 18 medios internacionales.
El expediente fue recopilado por la Unidad de Contrainteligencia (WLCIU, por sus siglas en inglés) de la organización fundada por Julian Assange e incluye material propagandístico, documentos informativos y contratos de más de 80 empresas que venden a gobiernos y a otras empresas productos y servicios de espionaje y vigilancia electrónica y que, según The Wall Street Journal, tenían, ya en 2011, un mercado internacional de 5 mil millones de dólares. A decir del propio Assange, los documentos revelados documentan ‘‘las condiciones orwellianas bajo las cuales llevamos a cabo nuestras vidas supuestamente privadas’’.
FinFisher en México y en el mundo
Gamma Group, que tiene su sede en Gran Bretaña, ofrece entre sus productos un sistema de monitoreo, intercepción y análisis de redes de cómputo, llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes SMS y actividad en Internet llamado FinFisher, el cual fue señalado en forma pública por primera vez cuando se detectó en las computadoras de la policía egipcia tras la caída de Hosni Mubarak en 2011, y se estableció que había sido usado para espiar las conversaciones de disidentes en Skype.
En febrero de este año diversas organizaciones no gubernamentales presentaron una denuncia ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) contra Gamma International, la subsidiaria que comercializa FinFisher. El programa opera como virus o troyano informático y permite intervenir y vigilar servidores, computadoras personales y teléfonos inteligentes.
Al mes siguiente, una investigación de The Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, reveló que operaban en México servidores con FinFisher. El programa está presente también en otros 24 países de América del Norte, Europa, Asia y Medio Oriente. La empresa tiene entre sus clientes, además, a gobiernos con dudosos expedientes en materia de derechos humanos, como Pakistán y Nigeria. Empero, la firma asegura que su producto tiene el propósito de la ‘‘intercepción legal’’ de información privada.
En mayo pasado, la fundación Mozilla, creadora del navegador Firefox, acusó a Gamma Group de ‘‘disfrazar’’ su programa como un producto de Firefox. FinFisher suele camuflarse también como actualización de otros programas instalados. De acuerdo con expertos consultados por este diario, el software espía se actualiza regularmente para burlar los programas antivirus.
Ante los indicios de que FinFisher está presente en México, el pasado 20 de junio las organizaciones Propuesta Cívica y ContingenteMX pidieron al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai) que se investigue las bases de datos de Iusacell y UniNet (de Telmex), señaladas en el informe de The Citizen Lab como empresas que alojan servidores de FinSpy (aplicación de FinFisher) en el país. Por su parte, los senadores Miguel Barbosa y Dolores Padierna (PRD) presentaron en julio un punto de acuerdo para que la Comisión Permanente pidiera a la Secretaría de Gobernación (SG) y a la Procuraduría General de la República (PGR) un informe sobre compras a empresas como Gamma. A su vez, el diputado panista Juan Pablo Adame también pidió que el Ifai revisara el uso de FinFisher en el país.
Hace unas semanas, el Centro Europeo por los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR, por sus siglas en inglés) insistió ante el Ifai en la necesidad de investigar el uso de FinFisher en México. Miriam Saage-Maaß, funcionaria del área legal del ECCHR, señaló en la misiva enviada a la dependencia mexicana que productos tecnológicos como el referido sirven para ‘‘monitorear comunicaciones de periodistas, manifestantes y blogueros con el fin de identificarlos y, en su caso, arrestarlos’’.
Hacking Team es una empresa italiana especializada en proporcionar a corporaciones policiales y agencias de inteligencia ‘‘tecnología ofensiva y fácil de usar’’ para observar, interceptar y desencriptar información de manera furtiva. Entre sus productos ofrece el software Da Vinci, un conjunto integrado de programas para monitorear, desencriptar y ‘‘atacar a un objetivo mientras éste navega por Internet, abre un archivo, recibe un SMS o pasa por una frontera con su laptop’’. El programa puede instalarse en Windows, MacOs, Android, Blackberry y otras plataformas.
El Big Brother digital
Además de los desplazamientos internacionales de ejecutivos del sector de la vigilancia y monitoreo cibernético, esta nueva liberación de datos contiene folletería de empresas, como la sudafricana Vastech, que ofrece a sus clientes ‘‘monitoreo estratégico satelital’’ e intercepción de contenido y metadatos de voz, SMS, MMS, correos electrónicos y faxes. La compañía francesa Scan & Target analiza textos en Internet (Twitter, correos electrónicos, Facebook, blogs, foros y celular en tiempo real). Qosmos, también con sede en Francia, ofrece interceptar un país completo, monitorear 550 Gbps en tiempo real. Son algunos ejemplos de la creciente industria del espionaje electrónico.
El expediente contiene, asimismo, contratos entre Dreamlab Technologies (Suiza), Gamma Group (Gran Bretaña) y Silicom (Israel) para operar en Omán y Turkmenistán.
‘‘La Unidad de Contrainteligencia de Wikileaks (WLCIU) opera para defender los recursos, el personal y las fuentes de ese sitio, y de manera más amplia, continuar con la meta de proteger el derecho a la privacidad de los periodistas, las fuentes y el público’’, dijo el fundador de la organización, Julian Assange. ‘‘Los datos recolectados permiten a periodistas y ciudadanos investigar a mayor profundidad la industria privada de la vigilancia y exponerla, rastrear a los rastreadores’’, señaló.
A decir de Assange, ‘‘la industria de la vigilancia trabaja con los gobiernos para hacer posible el espionaje ilegal a los ciudadanos; con poca supervisión y sin regulaciones obligatorias, esta extensa red de espionaje nos enreda a todos contra nuestra voluntad y muchas veces sin nuestro conocimiento’’.
En el expediente, el único documento expresamente referido a México –salvo los itinerarios y fechas de viaje de los ejecutivos ya mencionados– es un folleto de la francesa Thales, contratista, junto con Telmex, en la instalación del Centro de Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e Investigación (C4i4) del Gobierno del Distrito Federal.
Para difundir esta información Wikileaks se asoció con Al-Masry Al-Youm (Egipto); Bivol (Bulgaria); CorpWatch y McClatchy (Estados Unidos); Dagens Naeringsliv (Noruega); El Telégrafo (Ecuador); La Repubblica y L’Espresso (Italia); NDR y Süddeutsche Zeitung (Alemania); Página 12 (Argentina); Publica (Brasil); Público (España); RT (Rusia); Rue89 (Francia); The Hindu (India); Sunday Star Times (Nueva Zelanda), y este diario, en exclusiva para México.
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