Rebelde a ser encasillada es como el escritor David Miklos (San Antonio, Texas, 1970) se refiere a la generación de autores a la que pertenecería por fecha de nacimiento, que ha buscado definirse antes de que otros lo hagan.

Sin embargo, más que el ánimo grupal, lo que a Miklos le hace relacionarse con ciertos escritores son afinidades literarias, vivenciales y elecciones de forma de vida.

Allí se encuentra cómodo, “siento que somos un grupo de escritores que no ha querido ser encasillado ni repetir ciertos patrones de la república de las letras, aunque los más radicales de esa generación digan lo contrario”.

El autor del libro de cuentos El abrazo de Cthulhu (Textofilia Ediciones, 2013) siempre ha funcionado de manera independiente, ya que publicó su primer libro (La piel muerta) a los 35 años, aunque siempre ha escrito: Iniciaba mi madurez no existencial y nunca tuve la beca de jóvenes creadores, entonces, nunca estuve vinculado con la generación por allí.

Menciona a Nicolás Cabral, Antonio Ortuño y Daniel Espartaco Sánchez, pero aclara: Lo que me vincula con ellos es una cierta actitud ante la literatura y ante ciertas lecturas. Por ejemplo, no dejarnos seducir por la coyuntura, por lo inmediato, por los temas fáciles, no hacer novelas de ocasión. Lo que nos gusta leer es duradero y supongo que eso se refleja en lo que intentamos escribir o escribimos. Es una literatura que no está atada al presente, aunque trata temas presentes y dialoga con el presente desde esta literatura más pura, por así decirlo.

Por novelas de ocasión se refiere a las que “tratan deliberadamente el tema del narco o lo político. Son temas que se pueden tratar de manera subrepticia a mayor profundidad que de modo evidente como rebaba del periodismo. Los libros coyunturales y, sobre todo, de temas difíciles como los que nos aquejan, tienen que ser abordados desde un periodismo de fondo. Creo que la literatura puede aportar otra parte de la discusión: la condición humana, como ha hecho siempre, sobre la que se puede leer en cualquier época”.

Según Miklos la producción literaria actual cuenta con muchos escritores jóvenes y buenos. Pero, como es una generación rebelde a ser encasillada, pues, “cada quien está muy cómodo haciendo sus cosas, más que haciendo grupos o manifiestos. No hay un boom, pues. No hemos sido agrupados por la academia. El más reciente agrupado por la academia es Roberto Bolaño y ya está muerto”.

Se acabó el boom

–¿Los booms se acabaron?

–Sí, salvo que el mercado quiera producir otro y luego la academia. Hubo allí un feliz matrimonio, de hecho, si pienso en el boom o en la época del boom el autor que más me gusta no está dentro de ese canon de mercado, de academia, que es el argentino Antonio di Benedetto, quien escribió la obra portentosa Zama. También, Juan José Sayer.

El abrazo de Cthulhu, presentado recientemente, es un conjunto de relatos, ensayos y pequeñas crónicas que Miklos escribió a lo largo de una década. Al reunir el material se dio cuenta de que había un hilo conductor: El horror a lo cotidiano, a lo doméstico; el horror que podemos encontrar en las cosas más simples. Es también la historia de un lector, de su encuentro con la obra de H.P. Lovecraft y cómo ésta tuvo un impacto en su vida.

Cayó en cuenta que había cuatro relatos principales relacionados entre sí y una serie de relatos en apariencia independientes, pero que tenían vasos comunicantes con los primeros. Lo único que hizo fue distribuir los relatos a lo largo del libro y volver a escribir para que hubiera congruencia y se leyera de manera unitaria. El volumen habla de dos artistas que lo impactaron: el pintor Mark Rothko y la fotógrafa Francesca Woodman.

El libro explica con claridad sus fuentes de inspiración.