Reduciría apenas 1% las calorías en la dieta, dicen productores
Miércoles 11 de septiembre de 2013, p. 26
Mientras comerciantes y representantes del sector refresquero aseguraron que el impuesto a las bebidas azucaradas propuesto en la iniciativa de reforma fiscal del Ejecutivo tendrá un impacto mínimo en la dieta calórica del mexicano, y afectará principalmente a las familias de menores ingresos, que destinan mayor porcentaje de su gasto en alimentos, organizaciones de la sociedad civil aplaudieron la iniciativa e insistieron en que debe ir acompañada de otras medidas regulatorias para ampliar el acceso de la población al agua potable en escuelas y espacios públicos
Emilio Herrera Arce, director general de la Asociación de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas, dijo que el incremento en los impuestos a los refrescos reduciría apenas uno por ciento el contenido calórico de la dieta del mexicano y su impacto en el índice de masa corporal sería muy limitado
.
Aseguró que, por el contrario, subir los gravámenes a dichas bebidas afectará desproporcionadamente más fuerte
a las familias más pobres. Explicó que mientras el impacto del impuesto en una lata de refresco será de entre 4 a 5 por ciento del costo, una bebida familiar subiría entre 20 y 25 por ciento.
La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México sostuvo que para las tiendas de abarrotes y misceláneas, así como dulcerías o depósitos, las diversas marcas de refrescos representan 28 por ciento de su venta diaria, mientras otros productos como la comida de mascotas y los chicles (a los que también se les quiere aumentar el gravamen) representan un porcentaje de venta de 1.8 por ciento y 3.47 por ciento, respectivamente.
Para el pequeño comercio establecido la venta de refrescos así como de los otros dos productos que pretenden ser gravados, representa en suma 33.27 por ciento de la venta diaria
, indicó el organismo, que advirtió que de ser aprobada la iniciativa presidencial, se afectará la venta diaria de más de un millón de tiendas de abarrotes y misceláneas.
La compañía Coca-Cola y otras marcas de refrescos criticaron el impuesto, al considerarlo ineficiente para combatir los altos niveles de obesidad.