Preservar el misterio más que tratar de desentrañarlo, a ello se reduce la búsqueda que el artista, científico e inventor Ariel Guzik se ha adentrado durante los más recientes 30 años, propósito que reafirma en su instalación Paisaje sonoro, la cual fue inaugurada este sábado en la Fonoteca Nacional como parte del Festival de artes electrónicas y video Transitio Mx 05.

Me gusta mucho la ciencia clásica y estoy un poco en conflicto con la ciencia actual tan vinculada con la tecnología, con la invención más que con la inventiva y con una cosa muy práctica vinculada con la industria, explica el creador.

Siento que la ciencia muy constantemente nos está desentrañando misterios, y de alguna manera la búsqueda de mis instrumentos es lo opuesto, es tratar de preservarlos. Creo que estamos en un punto en el que habría que desaprender y volver a entender otra vez las cosas desde las emociones.

A su decir, la visión científica contemporánea ha perdido esa condición de arte que mantuvo hasta finales del siglo XIX y principios del XX, a partir del afán de tratar de revelarlo todo y ponerse al servicio de la producción.

Lo que me interesa son las partes místicas del entendimiento de las cosas. Mis instrumentos son una especie de homenaje para expresar los fenómenos naturales de manera muy cruda. El misterio que puede expresar sobre la naturaleza un instrumento es algo que me interesa mucho.

Las anteriores precisiones de Ariel Guzik vienen a colación luego de que se le inquiere sobre si su trabajo es arte o ciencia; si bien aclara que ése es un aspecto que poco le preocupa definir, termina por destacar que su afán está enfocado al aspecto artístico.

La instalación sonora que presenta ahora en la Fonoteca Nacional es la primera de su tipo que el músico e investigador hace en su vida. Consta de una serie de grabaciones de elementos de la naturaleza realizadas en el transcurso de las tres décadas recientes con una serie de instrumentos de su invención.

La instalación, parte del festival Transitio Mx 05. Arriba, Guzik en la Cámara Lambdoma, una de sus invencionesFoto María Meléndrez Parada

Uno de ellos es el Resonador espectral armónico, diseñado para describir armónicamente las inflexiones del viento, el sol y el movimiento de las nubes. Este es un instrumento con sonidos tubulares que trabaja con columnas de aire.

Otro es el Espejo de plasma, instrumento de cuerdas que trabaja con resonancia y cuya principal vertiente de investigación han sido las señales vitales de las plantas. A ése se suma las Ventanas armónicas de cuarzo, mediante el cual se experimenta la resonancia de la naturaleza a un alto grado de percepción y sensibilidad.

Lo que puede escucharse en los 48 minutos de grabación de los que consta dicha instalación sonora –la cual es reproducida tres veces al día: de 11 a 12, de 13 a 14 y 17 a 18 horas, hasta el 28 de septiembre– son sonidos de animales terrestres y acuáticos e insectos, así como los producidos por plantas, el sol y el viento.

Esta obra es “una especie de divertimento, no tiene un fin didáctico ni es rigurosa en términos de las combinaciones de instrumentos o las tonalidades de la naturaleza que se expresan. Más bien es un collage que hice para tener una colección de todas esas obras en su pura expresión sonora”, precisa Guzik en entrevista.

Eso es lo que más me interesa de mi trabajo. Generalmente, los instrumentos son complejos, tienen una elaboración muy sofisticada, una cosa muy orgánica, entonces tienen una particularidad visual, pero en realidad la búsqueda está muy enfocada en la resonancia y el sonido.