En Nuevo León, los colectivos siguen ejemplo de otras entidades
Sol y Betsy acudieron a este recurso para casarse en Monterrey
Domingo 22 de septiembre de 2013, p. 13
Sol Castro recibió el primer ramalazo de lesfobia en su casa. Tenía 15 años y su madre le gritó sin ambages: Eres una machorra y en este momento te vas de mi casa
. Entonces aprendió a vivir en soledad abiertamente su preferencia sexual y emprendió una lucha por el reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales.
A los pocos años conoció a Betsy Nardette Andrade, una ingeniera civil comprometida con la misma causa y dispuesta a convertirse en su compañera de batallas. Ambas llevan años buscando la igualdad para un colectivo históricamente discriminado. Su última cruzada es conseguir casarse en Monterrey, una ciudad conservadora donde por primera vez será celebrado un matrimonio lésbico, luego de que un juez federal amparara a una pareja de Nuevo León.
Sol y Betsy han soñado con ese día, incluso están ahorrando para el banquete en un salón de bodas. Quieren legitimar su historia de amor con un contrato civil y frente a la sociedad, por eso se ampararon y buscan el reconocimiento del Poder Judicial: A partir de ahora los matrimonios igualitarios vendrán en cascada. Es un paso; luego necesitamos la ley contra crímenes de odio y después legislar sobre reproducción asistida
, dice entusiasmada Sol, tomando las manos de su pareja.
Ambas fundaron Las Juanas, un grupo de lesbianas y bisexuales que cuenta con más de seis mil inscripciones y ha iniciado la recolección de firmas junto a la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero y travesti e intersexual (LGBTTTI) de Nuevo León, para abrir el debate sobre el reconocimiento jurídico de la unión de personas del mismo sexo.
Después de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal, las gestiones judiciales de las organizaciones no gubernamentales en defensa de los derechos de la comunidad LGBTTTI en entidades como Jalisco, Quintana Roo, Chihuahua y Oaxaca lograron que el matrimonio igualitario sea una realidad gracias a los amparos federales.
En el caso de Nuevo León, Pedro Daniel Zamora Barrón, juez tercero de distrito del centro auxiliar de la décima región con residencia en Saltillo, Coahuila, ordenó al oficial del registro civil número 4, con sede en el municipio de San Pedro Garza García, casar a una pareja de lesbianas y amparlas contra los actos del gobernador, el Congreso, el secretario general de Gobierno y el responsable del periódico oficial del estado.
Litigio estratégico
Sol y Betsy intercambian miradas de complicidad. Lucen radiantes, están felices. Llevan años esperando este momento. Desde que firmaron un pacto civil en Coahuila el año pasado, sabían que el siguiente paso sería el matrimonio, pero un viaje al Distrito Federal resultaría muy caro y además no estarían presentes sus familias ni sus amigos:
“Nos pactosolidarizamos el 5 de mayo de 2012. Somos compañeras civiles; no se puede decir ‘esposas’ porque el pacto civil en Coahuila es un engaño, porque no permite acceder a los principales derechos, sólo es un contrato económico, un testamento, mientras el matrimonio en el Distrito Federal te da todos los derechos. Tan falso es el pacto que ni siquiera hace falta divorciarse. Cuando nos casemos, el pacto se anulará automáticamente”.
Se conocieron en Monterrey hace tres años. Sol es de Acapulco, Guerrero, y Betsy de Xalapa, Veracruz. Primero fue la amistad, compartían el activismo y de vez en cuando un helado en el Paseo de Santa Lucía, hasta que se enamoraron: Para nosotros hubiera sido más fácil irnos al Distrito Federal a casarnos, pero pasó lo de Quintana Roo, que aprovecharon una laguna en la ley para legalizar el matrimonio y luego lo de Oaxaca, con los amparos. Nuestro máximo sueño es casarnos aquí, en Nuevo León, por razones de activismo y también por cuestiones afectivas. Queremos a nuestra familia y amigos celebrando con nosotros, compartiendo nuestra dicha
, comenta Betsy.
Fue Rubén Masa, director de la Comunidad Metropolitana AC (Comac) quien les habló del proyecto en el cual estudiantes y abogados recién graduados de la Facultad Libre de Derecho querían hacer el litigio estratégico y necesitaban cinco parejas del mismo sexo. Sol añade: Aceptamos y en ese momento bromeamos con el hecho de que había que esperar unos años para el resultado del amparo y eso nos daba la posibilidad de ahorrar para la boda. No sólo lo hacemos por activismo, lo hacemos por amor
.
Proyecto incluyente
La comunidad LGBTTTI ha iniciado una lucha para reformar el primer párrafo del artículo 147, los artículos 148, 165, 166, 172, 175 (párrafo segundo), 177, 291 bis y 391 del Código Civil de Nuevo León, a fin de legalizar la unión entre parejas del mismo sexo, pero PRI y PAN se niegan a aceptarlo, aunque la iniciativa ya fue presentada en mayo por el diputado Érick Godar Ureña Fraustro.
Los grupos conservadores apoyados por los panistas se preparan para empezar la batalla.
Sol Castro se muestra preocupada: Pudieron hacer el debate desde mayo, pero lo mandaron al congelador. PRD y Nueva Alianza están a favor, pero el Partido del Trabajo dijo que no se iba a comprometer, que cada quien iba a votar en libertad. ¿Dónde está la izquierda política? Ya no sabes a quién acercarte
.
El equipo de abogados encabezado en un principio por Paulina Laguera les solicitó documentos en noviembre de 2012 para emprender un proceso judicial de manera paralela al legislativo: Nos pidieron la documentación, las credenciales de elector y empezamos. Son cuatro parejas de lesbianas y Rubén y Jorge. Sólo nos quedaba esperar
.
Los abogados tomaron en cuenta el precedente de Oaxaca litigado por el abogado Alexis Alí Méndez Díaz, que abrió la puerta en Puebla y otros estados. También consideraron la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que determina que los derechos humanos universales consagrados en la Carta Magna y en tratados internacionales ofrecen la posibilidad de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Betsy y Sol suspiran con ilusión. La primera confiesa que desde el jardín de niños se dio cuenta de su preferencia sexual; no le gustaban las muñecas y prefería jugar con los carritos, pero en la adolescencia se asumió bisexual porque tuvo un novio: “Estaba en la preparatoria y supuestamente era bisexual, pero ya sabía que me gustaban las mujeres, aunque fue en la universidad, cuando tenía 22 años, cuando explotó la bomba de lo que traía. Cuando se lo dije a mi papá, me contestó: ‘Yo siempre lo supe. No pasa nada. No eres ni la primera ni la última’”.
Soñar el fin de la discriminación
Sol la interrumpe con cariño y le recuerda detalles de su historia de amor. Se abrazan y besan cuando hablan de sus planes de tener hijos. Coinciden: Nuestro sueño máximo es que en todo México el matrimonio sea libre. Ojalá llegue ese día: un día que nos reunamos para platicar, reír y divertirnos, no para llorar ni contarnos tantos problemas ni para compartir el dolor y el sufrimiento. Esperamos que llegue el día que se abra la mente de los mexicanos para que nos den una oportunidad y termine la discriminación
.