Sostener lo contrario es absolutamente imposible, improbable y aventurado
, dice
Habrá que conocer el dictamen del INAH, indica el titular del Fideicomiso Centro Histórico
Jueves 26 de septiembre de 2013, p. 7
La escultura ecuestre del rey Carlos IV, de Manuel Tolsá, no muestra ningún daño irreversible
por lo que tal afirmación es absolutamente imposible, improbable y aventurada
, dijo a La Jornada Inti Muñoz, titular del Fideicomiso Centro Histórico de la ciudad de México.
“Lo que sucedió –prosiguió Muñoz– es que en una primera observación, realizada por técnicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se detectó que podrían existir esos daños”, pero apenas ayer comenzó de manera formal la elaboración de un dictamen técnico
.
La polémica en torno a El caballito, estatua que se ubica en la plaza Tolsá (calle Tacuba), surgió luego de que el INAH informó el martes sobre una intervención realizada al monumento sin autorización
y luego de una inspección preliminar efectuada por sus especialistas que arrojó resultados de probabilidad irreversible que abarcan 35 por ciento de la superficie
de la escultura.
En contraste, puntualizó Inti Muñoz, “el acuerdo que tenemos con el instituto y se hará valer en todo momento es de trabajar de manera absolutamente coordinada, consensando y acordando técnicas, procedimientos y también al equipo técnico que se hará cargo de llevar a buen puerto el proyecto.
“Esta mañana (miércoles) comenzó de manera formal un proceso de diagnóstico y análisis de un dictamen que detallará lo que se avanzó en el proyecto original de mantenimiento y conservación de El caballito”, agregó.
Y será “hasta que este diagnóstico concluya –cuyos resultados emergerán en las próximas horas– cuando se puedan emitir juicios sobre el estado actual” de esa obra. Destacó que nunca
se habían hecho trabajos de conservación al monumento ni siquiera cuando fue trasladado a la plaza Tolsá a finales de la década de los 70
.
Ninguna decisión discrecional
Intervenir El caballito, indicó Muñoz, no fue una decisión discrecional de un organismo, sino a través de un cuerpo colegiado e interinstitucional
proyectado por el Comité de Monumentos y Obras en el Espacio Público para diagnosticar e iniciar este proyecto de conservación y mantenimiento.
También dijo que el equipo de “restauradores invitados han tenido experiencia previa la cual había sido exitosa y satisfactoria, además de aprobada en sus procedimientos y técnicas por el INAH, como sucedió en esculturas públicas en la ciudad, como las de la Alameda Central.
“Hemos reconocido –insistió Muñoz–, que hubo un problema de descoordinación en los procedimientos, lo que propició que el equipo de restauradores comenzara los trabajos antes de tener la licencia del INAH, lo cual se está corrigiendo.
“Estamos seguros que de manera coordinada con el instituto y con equipo de alto nivel de expertos en manejo de metales se obtendrá un resultado satisfactorio en la restauración integral de la escultura, tanto en sus condiciones físicas, la pátina y en su dimensión estética.
Aunque a los ojos de las redes sociales y de la opinión pública lo que se vio parece aparatoso y agresivo, es sin duda un trabajo necesario en cuanto a la conservación y mantenimiento
.
Sobre si las técnicas que se utilizaron son las adecuadas el INAH lo determinará, pero todavía no existe un resultado al respecto, expresó.
La obra, señaló Inti Muñoz, está detenida hasta obtener los resultados que arroje el dictamen y también en ese momento se decidirá si el despacho especializado Marina, Restauración de Monumentos continúa con el proyecto de El caballito.
El pasado martes, el INAH informó que los tratamientos realizados a la escultura fueron inadecuados, puesto que se hizo una limpieza total con un método sumamente agresivo (ácido nítrico) a 30 por ciento, lo que elimina la pátina que ha protegido de manera natural al metal original desde su creación
.
Además, dijo que durante la inspección de los expertos del instituto –el pasado 20 de septiembre en la plaza Tolsá– las fotografías muestran numerosas manchas y escurrimientos lo que refleja una mala ejecución del procedimiento de restauración y el método utilizado parece estar generando reacciones en la aleación del bronce
.
Respecto de lo expresado por el INAH, Muñoz señaló: “Más que una pátina, la que se observaba era una capa de dióxido de carbono, de lluvia ácida, polvo y de grasa la cual se estaba retirando y, por tanto, cambió la tonalidad del color de El caballito; eso generó la alarma que llevó a que todos reconociéramos que se debía detener las obras y llegar a un acuerdo con el INAH sobre el procedimiento a seguir”.