El 14 de septiembre, Manuel ya había provocado ocho muertes
Viernes 27 de septiembre de 2013, p. 3
El pasado 14 de septiembre, la tormenta tropical Manuel ya había ocasionado la muerte de ocho personas y el desbordamiento del río La Sabana, en el puerto de Acapulco. Hasta esa fecha, el gobierno de Guerrero tomó la decisión de convocar en Chilpancingo al comité de protección civil estatal.
La convocatoria a las autoridades encargadas de enfrentar la emergencia que se avecinaba tuvo lugar un día después de que los servicios meteorológicos alertaran (13 de septiembre a las 16 horas) que Manuel se localizaba a 240 kilómetros al sur-suroeste de Zihuatanejo, con la posibilidad de que fuertes lluvias, viento y oleaje afectaran al puerto de Acapulco.
En ese encuentro se resolvió aplicar el Plan DN–III, de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el Plan Marina, de la Semar, para auxiliar a la población civil, que para aquel momento ya sufría los estragos de las fuertes lluvias que comenzaron a azotar a esa entidad desde un día antes.
De acuerdo con fuentes navales, la Secretaría de Marina –que cuenta con su propio servicio meteorológico– comenzó a prepararse ‘‘internamente’’ para activar su plan de contingencia y apoyo a la población civil desde el 13 de septiembre, pero no está facultada legalmente para actuar por cuenta propia.
Según el Plan Marina de Auxilio a la Población Civil en Casos y Zonas de Emergencia o Desastre, éste se activa cuando ‘‘cualquier fenómeno perturbador afecta de manera significativa a la sociedad, sus bienes, planta productiva, servicios públicos y medio ambiente’’.
El documento señala que ‘‘la magnitud de los daños aumenta conforme se incrementa la densidad de la población, al concentrarse en grandes núcleos y en zonas de riesgo’’.
Este plan, que es similar al DN-III, pone énfasis en que ‘‘es una necesidad prioritaria que las diversas autoridades del orden federal, estatal o municipal determinen e implementen las acciones de protección civil apropiadas para prevenir, auxiliar y recuperar a la población ante una emergencia o desastre’’.
Ante la magnitud de las lluvias que acechaban al estado de Guerrero, y en particular a Acapulco, Marina puso en alerta a sus elementos, pero estaba a la espera de instrucciones de las autoridades de protección civil para actuar, comentaron fuentes navales, las cuales agregaron que la ley es muy clara en que las fuerzas armadas son ‘‘auxiliares’’ en apoyo a la población en casos de desastre.
Los informantes señalaron que en el Plan Marina un aspecto clave es la prevención, la cual no se aplicó adecuadamente, al menos en la zona de Acapulco, porque el comité de protección civil se activó cuando las lluvias ya habían causado estragos.
Así, de la prevención propiamente dicha, marinos y militares tuvieron pasar al auxilio de la población con equipo y material humano que fue insuficiente para la magnitud de la tragedia, indicaron.