Loma Nueva se creó hace 40 años en barranca de Álvaro Obregón
Las casas, de material precario, se desmoronan ante las fuertes lluvias
Aunque un deslave sepultó a un niño, los vecinos se niegan a irse
Domingo 29 de septiembre de 2013, p. 27
¡Sáquenla, desconecten el tanque de gas y bajen el swich de la luz! ¡Alerten a los de abajo!
, fue la instrucción que giró la representante vecinal, Teresa Sánchez, a los hombres del predio Loma Nueva.
El aviso de que el cuarto de lámina y cartón, donde una anciana vive sola, se venía abajo movilizó a las familias de un extremo a otro del predio, que en medio de la tormenta del miércoles pasado acudieron para ayudar.
Esta vez sólo fue un susto. Una falsa alarma, que sacudió a medianoche los seis andadores del caserío, que, en su mayoría de material precario, se desmoronan entre las terrazas de costaleras, en las pendientes de una barranca en Álvaro Obregón.
Sin embargo, esta es la vida cotidiana que enfrentan durante la época de lluvias cerca de 150 familias, las cuales, a pesar del riesgo evidente, se resisten a dejar sus hogares que comenzaron a fincar desde hace cuatro décadas.
En 1992 ya hubo una víctima. Un niño quedó sepultado al registrarse un deslizamiento de tierra, pero atribuyen el accidente al mal trabajo realizado en la formación de la terraza.
Aunque existen casas de concreto construidas por familias que se beneficiaron, según cuentan los propios vecinos, de material aportado por las autoridades delegaciones de la anterior administración, en el predio –que se encuentra rodeado de colonias clasemedieras como Colinas del Sur y Lomas de Tarango–, imperan las endebles edificaciones hechas con vigas de madera, láminas y plásticos.
Asentada en la parte baja, en la casa de Rufina Juárez, el soporte principal de la vivienda es un muro de contención por donde escurren, como si fuera cascada
, lo mismo las precipitaciones pluviales que el drenaje de las viviendas de arriba.
El agua se nos mete por todos lados, en el techo pusimos una lona y en el suelo un canalito para que se vaya por ahí, pero si pisas fuerte se desparrama
, refirió.
En estas condiciones han sobrevivido ya dos generaciones. Teresa Sánchez explicó que fue en los años 70 del siglo pasado cuando comenzaron a llegar los primeros moradores, entre ellos su padre, que en aquel entonces trabajaba en una mina de arena y después como albañil en la construcción de las calles y las banquetas de lo que ahora es Lomas de Tarango.
Desde entonces, agregó, esta comunidad, salvo un grupo de vecinos conflictivos, se convirtió en una sola familia. Sabemos los puntos donde vive cada uno, cuántos hijos tienen y hasta el nombre de sus perros
, afirmó, al señalar que están a la espera del diagnóstico que realizan las autoridades del Gobierno del Distrito Federal y de la delegación para analizar su regularización.
Ya tenemos 40 años aquí, irnos, después de lo que hemos sufrido, sería como dejar parte de nuestra vida, no concebiría estar en otro lado
, expresó, al contar que han construido, piedra por piedra, este lugar.