íctor Manuel Vucetich sigue su trabajo a contrarreloj en busca del ansiado boleto mundialista. Se acerca la hora importante para el Rey Midas, quien hoy más que nunca quiere hacer valer su mote y materializar los jugosos contratos y negocios que parecen esfumársele a las televisoras. La lucha del técnico no es tanto con ese afán, sino evitar al Tri la ignominia de estar ausente del mundial brasileño.

De inicio, Vucetich ya desfogó en buena medida la tensión que había en torno al equipo, sobre todo en los jugadores que nunca entendieron el esquema del Chepo de la Torre, quien finalmente se fue con sus solidarios auxiliares Flaco Tena, Chava Reyes y Yayo de la Torre, todos ellos aferrados al famoso e inoperante proyecto mundialista.

El plan se invirtió, con el Chepo los foráneos estaban llamados a ser la columna vertebral del equipo, ahora la base ante Panamá la constituirán jugadores de la liga mexicana, todos ellos conocidos a fondo por Vuce, quien no por nada ha transitado por media docena de equipos. En este nuevo panorama las incrustaciones de lujo serán los jugadores que se desempeñan en el extranjero, cuya lista encabezan Memo Ochoa y Chicharito Hernández.

El técnico no se tentó el corazón para marginar a Andrés Guardado, ciertamente por ahora con bajo nivel. Sin duda, el Principito estará lejos de las reacciones incomprensibles y viscerales de Carlos Vela. Los jugadores del portugués Porto, Diego Reyes y Héctor Herrera, en efecto, no justifican un llamado dada su escasa actividad.

Con su última negativa Vela se ganó la animadversión generalizada, pues hasta hace poco había quienes podían comprender su posición de repudio hacia el Tri de José Manuel de la Torre, debido a la sanción que hace tiempo sufrió por el rigorista reglamento que impuso Néstor de la Torre, ex director de selecciones nacionales y hermano del Chepo.

Hoy simplemente el atacante de la Real Sociedad unificó criterios en su contra, mientras Héctor González Iñárritu, sustituto de Néstor en los representativos nacionales, quedó como un inepto en su papel de mediador con los jugadores, y ni hablar de Justino Compeán, titular de la Federación Mexicana de Futbol, quien en esta etapa de incertidumbre prefiere mantenerse lejos de los reflectores.

Los Diablos Rojos del Toluca aprovecharon la fragilidad del rival y vapulearon a los anémicos Potros del Atlante. Los toluqueños parecen adquirir el sello de José Cardozo, su histórico romperredes, quien ya tiene convertidos a los choriceros en el equipo más goleador del certamen y con jugadores inesperados en la selección, como es el caso de Isaac Brizuela. Raúl Nava también se presenta como firme candidato a vestir la playera verde.

En contraste, el equipo de Alejandro Burillo cayó en el oscuro túnel del derrotismo. José Antonio García –afectado por achaques– parece haber perdido el feeling que durante mucho tiempo lo mantuvo con la etiqueta del directivo más conocedor del futbol mexicano y de infalible colmillo para comprar y vender jugadores. De aquello no queda ni el polvo y la todavía vasta afición azulgrana observa con furia el desplome de un equipo de gran tradición.

Justo cuando los rumores crecían sobre un posible relevo en el timón de los Pumas, el equipo de la UNAM dio señales de vida con la sorpresiva victoria sobre el Monterrey. Los auriazules salieron de su depresión y el estigmatizado Luis García marcó el tanto que puede significar el inicio del camino cuesta arriba. La reacción parece tardía si se piensa en la liguilla, pero es importante sumar en la tabla de cocientes.

La directiva de los Tiburones Rojos del Veracruz, que encabeza el empresario Fidel Kuri, se mostró insensible y abusiva, pues tras las desgracias sufridas por su población provocadas por los fenómenos climáticos, aplicó un afrentoso incremento al precio de los boletos para el partido contra el América, que llegaron a cotizarse hasta en 3 mil pesos.

La Profeco se ha mostrado incapaz para frenar estas situaciones, ha sido más bien la propia afición que desdeña esos partidos: el estadio Pirata Fuente no se llenó; lo mismo ocurrió el 4 de mayo pasado, cuando el América quiso impedir la invasión de la afición de Tigres al estadio Azteca y subió mil por ciento el precio de las entradas; en ese entonces su público los castigó varias fechas más con escasa asistencia.

Lo innegable es que las Águilas vuelan alto y con la confianza a tope recibirán el martes a los desdibujados Xolos de Tijuana, en juego correspondiente a la fecha uno. El equipo del Piojo Herrera podría firmar ahí su clasificación a la liguilla como anticipo a los festejos por su 97 aniversario. En contraste, la afición de Tijuana pierde la paciencia tras los malos resultados del técnico Jorge Almirón.

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