Buenos Aires, 1° de octubre.

Argentina solicitó formalmente a Estados Unidos que incluya la causa del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la agenda de diálogo con Irán.

La solicitud fue enviada a la Casa Blanca y al Departamento de Estado por la embajadora argentina en Estados Unidos, Cecilia Nahón, informó la cancillería local. La instrucción se inscribe en lo expresado por la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) en el discurso que pronunció ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el pasado martes 24 de septiembre, agregó la cancillería y añadió que Argentina apoya el inicio del diálogo entre Estados Unidos e Irán como el único camino para la resolución pacífica de los conflictos.

En la carta se recuerda que Estados Unidos y Argentina han cooperado permanentemente en la búsqueda de la verdad y en la necesidad de llevar a la justicia a los responsables materiales e intelectuales del atentado terrorista a la sede de la AMIA en 1994.

La presidenta dijo en su cuenta de Twitter que espera que Washington atienda el reclamo de incluir la causa AMIA en el diálogo que seis potencias iniciaron con Irán la semana pasada en ocasión de la Asamblea General de la ONU.

Y también mencionó el doble estándar mediático, de los diarios (opositores) argentinos que elogiaron la conversación telefónica del presidente estadunidenses Barack Obama con el nuevo líder iraní, Hassan Rohani, al tiempo que fueron críticos con el diálogo que propuso el gobierno argentino para encaminar el acuerdo logrado con Irán para la investigación del atentado.

La mandataria recordó toda la historia de enfrentamientos de Washington con Teherán y aconsejó en su cuenta de Twitter leer el diario Clarín del 30 de enero pasado, donde se titulaba ¿Detrás de la AMIA, ¿el alineamiento con Irán?, en relación a este nuevo encuentro argentino-iraní.

También mencionó un editorial del diario La Nación, del 29 de septiembre pasado, cuyo título era AMIA: el vergonzoso acuerdo con Irán, y agregó: ¿escuchaste a algún político, propio o ajeno, alguna organización social, religiosa o política criticar a Estados Unidos? Bueno, ¿ves?, eso es el doble estándar, mediático, político y casi te diría hasta moral. ¿Acaso se mencionó el caso AMIA por el cual siempre reclaman todas las organizaciones judías norteamericanas al gobierno argentino?, se preguntó Fernández de Kirchner, y señaló que esperamos ser escuchados.

La salud pública, obligación de Estado

Por otra parte, durante la inauguración de una planta de tractores en la localidad de General Rodríguez, la mandataria se refirió a la dura pelea que mantiene su par estadunidense y los legisladores opositores republicanos que paralizaron al gobierno en rechazo a un plan asistencial de salud universal impulsado por mandatario. La salud pública es una obligación del Estado, afirmó la presidenta al respaldar el proyecto que rige desde hoy en Estados Unidos para ampliar la cobertura sanitaria y hospitalaria a los sectores más pobres de ese país.

Recordó que en Argentina 96 por ciento de las personas están cubiertas por el sistema social de jubilaciones y de salud. “Hoy que se está discutiendo en un país del primer mundo, con gran desarrollo, si se lleva a adelante un programa para las personas más vulnerables, tal vez nosotros, que somos más sudacas (sudamericanos), sabemos que el Estado tiene un rol muy importante en materia de salud pública. Si hay algo sabemos que nos enseñó el peronismo y Evita es que la salud pública es una obligación del Estado”, sostuvo la mandataria.

Encuentro con Mujica

Fernández de Kirchner se reunió ayer aqui con el presidente uruguayo, José Pepe Mujica, tratando de superar las tensiones, sobre un posible aumento de producción de la Planta de Celulosa Botnia, instalada en la costa del río Uruguay, que es la frontera común entre ambos países, y que y produjo fuertes conflictos en los últimos años, por la contaminación que podía producir.

En estos momentos, técnicos de ambos países están reunidos para encontrar una solución, que no vuelva agitar el viejo conflicto, ya que un aumento de producción violaría los acuerdos medioambientales que rigen.