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Ahí, el Batallón Olimpia asesinó a 50 alumnos días antes del 2 de octubre, recuerdan

La demolida Voca 7, página en la historia de los movimientos estudiantiles: activistas

En 1968 era centro neurálgico de protestas; hace poco fue derrumbada entre hermetismo oficial

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Trabajos de demolición del antiguo edificio de la Voca 7 en la Plaza de las Tres CulturasFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de octubre de 2013, p. 16

Una intensa, trágica y corta vida de cuatro años tuvo la Vocacional 7 en su sede de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, la cual concluyó con su ocupación militar y la represión sangrienta, aún por aclarar, contra los estudiantes nueve días antes de la masacre del 2 de octubre de 1968.

Después, el edificio pasó a formar parte del Hospital General de Zona número 27 del IMSS y ahora, casi 45 años después, acaba de ser demolido en medio del hermetismo oficial y de la indignación de ex activistas, que lo consideran un inmueble histórico y piden a los gobiernos federal y local reconstruirlo, reintegrarlo al patrimonio del Instituto Politécnico Nacional y crear ahí un centro de investigación de los movimientos estudiantiles del país.

De 1965 a 1968 la Vocacional 7 –llamada oficialmente Escuela Preparatoria Técnica Piloto Cuauhtémoc– vivió un creciente activismo y recibió varios ataques de policías, militares y grupos anónimos.

Iván Uranga, dirigente estudiantil en esa vocacional en aquel entonces y uno de los siete sobrevivientes de la mencionada represión sangrienta, recuerda:

“Aquí hay mucha sangre de los compañeros que cayeron víctimas del Batallón Olimpia y del primer batallón de halcones. La noche del 23 al 24 de septiembre de 1968, asesinaron al menos a 50 personas y las desaparecieron. Al parecer están enterradas en una fosa clandestina en el Campo Militar número Uno.”

Otros señalan que algunos cuerpos habrían sido sepultados de manera clandestina en la parte trasera del plantel. Una mañana de junio de 1981, cuando se ampliaba el comedor del hospital y ex Voca 7, se descubrieron restos humanos óseos y una bala de rifle M-1.

La arquitecta de la obra era Rosa María Alvarado Martínez, quien quiso reportar el hecho y hacerlo público, pero fue presionada por superiores y amenazada por agentes del gobierno para que no lo hiciera. Los restos fueron de nuevo inhumados encima de la cimentación y cubiertos de tierra. Sólo hasta julio de 2007, 26 años después del hallazgo, Alvarado presentó una denuncia en la Procuraduría General de la República, la cual hizo una investigación y dijo que eran restos prehispánicos.

Raúl Álvarez Garín, ex delegado del Consejo Nacional de Huelga por la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN y actual integrante del Comité 68, asegura que fue una investigación inconsistente. Dice que se ha tratado de reactivar el caso, pero el expediente fue enviado a reserva por 12 años. Hace unos días le pidieron a la Procuraduría General de la República (PGR) detener la obra y aún no hay respuesta.

El escritor Felipe Galván, egresado en 1967 de la Vocacional 7 y estudiante de la Escuela Superior de Ciencias Biológicas del IPN en 1968, comenta: “En ese edificio se concretó un proyecto piloto que se diferenciaba de la voca tradicional. En el primer año, aparte de las materias específicas, llevábamos literatura, sicología, orientación vocacional y asignaturas que nos integraban humanísticamente a la sociedad. Eso generó estudiantes de alta conciencia.”

La dureza del régimen

El 22 de julio comenzaron los enfrentamientos entre estudiantes, y entre éstos y granaderos en la Ciudadela, además de huelgas y paros en varios planteles de la UNAM y el IPN. El 26 de julio se enfrentaron estudiantes y granaderos en el centro de la ciudad, en los que participaron los de la Voca 7.

Aquel viernes se declaró el paro y se inició el movimiento. El sábado 27 teníamos tomada la escuela y empezamos a hacer los primeros volantes y brigadas, evoca Uranga, quien se encargaba de prensa y propaganda, y de la tesorería del comité estudiantil.

“En las noches hacíamos guardias y en el día salían más de 50 brigadas como de 50 chavos cada una. La Voca 7 parecía el centro neurálgico del movimiento porque aquí se venían a reunir los estudiantes de las vocacionales 1 y 4.

Por las noches algunos obreros y vecinos venían a visitarnos. Era tal el apoyo de la gente que todos los días llevaba un costal de monedas a depositar al banco. Compraba las mantas por rollo, las cartulinas, el papel por mayoreo. Teníamos tres mimeógrafos funcionando día y noche.

El 28 de julio se reunieron por primera vez grupos estudiantiles del IPN, la UNAM y otros centros de educación para definir las demandas del movimiento.

El 30 de julio, día en que el rector Javier Barros Sierra izó la Bandera Nacional a media asta por la violación de la autonomía universitaria, el Ejército tomó por primera vez la Vocacional 7.

La madrugada del 29 de agosto sujetos enmascarados dispararon contra la Vocacional 7. En la tarde siguiente estudiantes, trabajadores y vecinos pretendieron realizar un mitin, pero fue impedido por policías y soldados con tanques. Y de nuevo ocuparon el plantel.

Para el sábado siguiente, las Vocas 4 y 7 fueron atacadas por paramilitares, quienes hirieron a varios estudiantes y transeúntes.

No quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario, advirtió el presidente Gustavo Díaz Ordaz en su informe de gobierno del 1° de septiembre. No vamos a dialogar con la presión de los tanques y las bayonetas, respondería el Consejo Nacional de Huelga.

La noche del 18 el Ejército ocupó Ciudad Universitaria y detuvo a unas 500 personas. Y el 20 se enfrentaron estudiantes y policías en la Voca 7 y Zacatenco.

El lunes 23 de septiembre se enfrentaron estudiantes y granaderos en el Casco de Santo Tomás y en la madrugada fue ocupado por el Ejército, que además tomó Zacatenco. Fue esa misma madrugada cuando los militares ocuparon la Vocacional 7 y se reportaron de manera confusa varios muertos.

Esa noche, cuenta Uranga, entró el Batallón Olimpia y mató a casi todos los que estaban ahí. Eramos unos 60 o 70 los que nos quedábamos en las noches, de guardia, pero sólo nos salvamos siete. Unos estaban durmiendo en el plafón del auditorio adjunto y otros estábamos acostados debajo de las mesas de las tortas, en la cafetería. Por eso no nos vieron. Estaba lleno de charcos de sangre.

El lunes 30 de septiembre el Ejército salió de Ciudad Universitaria. Y el miércoles 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, tuvo lugar la matanza de estudiantes que asistieron al mitin. Con ello comenzó a desarticularse la movilización juveznil.

Tras la represión y ocupación militar del 23-24 de septiembre, la Voca 7 ya no fue devuelta al IPN y con ello terminó el experimento de un modelo educativo integral. En 1970 el edificio fue cedido al IMSS y en 2006 fue desocupado debido a daños en su estructura causados por el sismo de 1985.

Uranga concluye: La escuela se perdió, nos la quitaron. Nos mandaron dos meses a Zacatenco, al edificio 8, en construcción; de ahí nos enviaron seis u ocho meses al edificio del Toreo, y luego, en 1970, a la sede definitiva en Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa. El edificio original era una página de la historia, y como había quedado en manos del IMSS, jamás imaginamos que fueran a demolerlo.