Festival Cervantino 41, 2013
ica programación dancística se verá en la versión 41 del Festival Internacional Cervantino (FIC) que estrena plantilla de funcionarios y empleados, así como una serie de artistas de renombre en el avant-garde europeo, en su mayoría de una danza que se muestra con nuevos perfiles para México, lo cual siempre es una interesante ganancia en el conocimiento de las tendencias de la danza en el mundo.
Las huestes nacionales e internacionales culturales que componen este gran esfuerzo, ahora encabezando por el escritor Jorge Volpi, harán todo lo posible por reafirmar el espíritu de paz, belleza y armonía que por medio del arte traducen la realidad o utopía de un mundo en constantes y velocísimos cambios que los artistas son encargados de expresar en sus diferentes visiones o aspiraciones del mundo y la vida.
Comunicar, expresar a los congéneres del planeta es la meta de todas estas personas involucradas en la lenta pero eterna revolución del arte. Así, desde el pasado 9 y hasta el 27 de octubre Guanajuato, como un sol radiante, emite la luz de la cultura y el arte más allá de foros y teatros, pues ahora el FIC va a la gente, o la transporta a Guanajuato en una invitación inusual, que retoma el antiguo anhelo de la cultura para todos, y que, si la mayoría no pueden venir a la ciudad y ver sus espectáculos cervantinos, éstos van a ellos, cosa que no deja de ser interesante y naturalmente con una necesaria organización nada fácil.
Esta tendencia del actual FIC parece subrayar el arte de la libertad. Todo aquel o aquello que ha luchado por una expresión libre y liberadora de toda violencia y opresión. Héroes de la sociedad, la cultura, la ciencia y el arte que han logrado marcar la huella de la libertad creativa con el aroma de la libertad individual.
Si bien las apreturas económicas del FIC nos han impedido el disfrute general in situ de tanta maravilla, sin duda en la ciudad de México y otras áreas beneficiadas podremos apreciar la danza, en este caso, y tantas cosas más por la televisión, cruzando los dedos para que el director de cámaras sea iluminado por el fulgor divino de las secuencias de la danza y el centro de su sentido toral, sin dispersarse en lo que no es medular, como más que frecuentemente sucede.
De esta forma, albergues, hospitales, escuelas, cuarteles, diversas comunidades, y tanto desheredado del arte y el fenómeno de la creación, con esta nueva política –generosa y expansiva– vivirá la experiencia del arte, la cual no estaría de más organizar y extender en su formación educativa durante todo el año.
Ballet, danza contemporánea y folclórica, adosados con circo, teatro, video y ruptura y media, hacen ver que cada día las fronteras técnicas y estéticas son menos. Una revolución de mezcolanzas y fusiones parece ser la tónica del siglo: transformar, romper, liberar, hacer lo genuinamente propio, lo interno, lo más profundo y sincero; el grito agudo del ¡basta! El rompimiento, la renovación, la libertad de ser, existir y crear. Aleluya…
Vienen el Ballet Sodre, de Uruguay, dirigido por el argentino Julio Bocca, celebre bailarín retirado con un programa ciertamente conservador; la Compañía de Danza, dirigida por Laura Morelos, con La Bayadera; la fabulosa Sidney Danza Company, luego de una larguísima ausencia en los foros mexicanos, grupo importantísimo, original y poderoso encabezado por Rafael Bonachela; Maguy Marin Dance Company, de lo más avanzado en Europa, cuestionadora, destructora de necios moldes y escuelas clásicas y arte acartonado en la tradición. La Compañía Charleroy Dances de Valonia y Bruselas; de Taiwán, la Compañía Lin Dance Theatre, con la coreógrafa Lee Chen Lin. Cuidado, Taiwán se ha impuesto en la escena mundial evolucionando la danza de varios grupos en aquel país de modo importante. Otra muestra es Tao Dance Theatre, con Tao Ye, su director, decidido a revolucionar la danza china en esta mezcla prodigiosa de los orientales entre la perfección técnica de los cuerpos y su ancestral espiritualidad o la violencia de las artes marciales, ¡uff!
También participan la Compañía Astad Deboo, de la India; Vitrina 4; Bruja Danza; Danza Contemporánea de León, Guanajuato; el Ballet Folklórico de Amalia Hernández; el Ballet Folklórico de la Universidad de Guanajuato, y el inolvidable Ballet Folklórico Ruso de Igor Moisetev, padre de toda esa corriente de esplendor escénico de la danza folclórica y maestro de Amalia Hernández.
Las clases prácticas que solían dar las compañías al público y bailarines, ahora se han substituido por pláticas o conferencias antes o después de la función.
Es todo un banquete que se antoja devorar. Supongo que la crítica debe ver lo más posible, pues así, también, crece y se lamenta que no se presenten estas fabulosas compañías en el Distrito Federal, pues sería una buena cátedra para la danza mexicana que la necesita tanto. Así pues, parece ser que, como las clases marginadas, nos conformaremos con la tele y la formación artística de los maestros camarógrafos de Canal 22.
¡Enhorabuena Cervantino 41, 2013!