Frente a los actuales problemas provocados por el capitalismo, que colocan en franco riesgo a la vida humana y al planeta, América Latina mantiene una posición de avanzada en lo que respecta el pensamiento alternativo, emancipador, sostuvo la noche del miércoles el sociólogo Pablo González Casanova.

En la conferencia inaugural del ciclo Humanismos en el siglo XXI, el profesor e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ejemplificó lo anterior con los alcances logrados en esta región del continente por el movimiento de la Teología de la Liberación, el cual, a su decir, ha sido parte esencial de las teorías emancipadoras.

A ello, agregó, se suman otros movimientos de resistencia contra el modelo económico imperante, como los impulsados por el educador brasileño Pablo Freire y el poeta cubano José Martí, considerado este último el autor intelectual de la revolución en el país isleño.

Rapacidad y atropellos

González Casanova recordó que la de un mundo mejor es una aspiración ancestral y al respecto destacó el valor invaluable de la ética para su consecución.

Es necesario rescatar a la ética como un aspecto estratégico, como un poder alternativo para lograr la emancipación humana contra los estragos del capitalismo, agregó el autor del libro La democracia en México.

Sostuvo que no se puede hablar de los humanismos o del ser humano sin referirse a las luchas que éste ha enfrentado a lo largo del tiempo, y en particular se refirió a las libradas dentro del capitalismo, al que definió como un sistema de dominación y acumulación cuyo objetivo principal es la maximización del poder y riquezas, objetivo en torno al cual, agregó, se ha empleado todo un conocimiento científico y tecnológico.

Indicó que a partir de dos grandes revoluciones tecnológicas, la de Newton en el siglo XVII y la de los sistemas complejos en la segunda mitad de la pasada centuria, las clases dominantes han creado una gran cantidad de ideologías que no son sino una serie de distorsiones o transformaciones que ocultan la realidad y los objetivos principales que predominan en el sistema.

Esto nos lleva a extremos increíbles como la eliminación de la filosofía de la enseñanza media, así como a una especie de mundo programado, de robotización de los seres humanos y una humanización de los robots, agregó

El también colaborador de La Jornada calificó de cínica la manera como el actual sistema trata de justificar su rapacidad y atropellos al sostener que la actual crisis del mundo es resultado de la propia condición humana, trayendo la vieja filosofía del hombre como lobo del hombre.

Y entonces se llega a tener una actitud en que se ve a los seres humanos como pertenecientes al mundo animal, y en él triunfan los que son más fuertes, como ocurre en todo el mundo biológico, señaló.

A ese planteamiento, prosiguió, se han opuesto desde los tiempos más antiguos muchos movimientos, siendo Prometeo el símbolo más viejo.

De acuerdo con Pablo González Casanova, son varios los pensadores a escala mundial que, frente a la actual situación internacional, colocan a Latinoamérica en las avanzadas del pensamiento emancipador.

No sólo Noam Chomsky, sino muchos más señalan a América Latina como la región del mundo que está logrando superar las distintas luchas que con anterioridad se han dado, y muchas de las cuales han fracasado, dejándonos en una situación de incertidumbre al mismo tiempo que tenemos una mayor experiencia, resaltó.

El sociólogo situó a esa región como heredera directa de las filosofías de la antigua Grecia, donde se defendió el derecho del ser humano a dudar, y de la religión judeo-cristiana, con su creencia sobre la posibilidad de hacer el reino de Dios en la Tierra.

A ello, sumó el papel de los habitantes originarios de América, que se resistieron ante la conquista y lucharon por su emancipación frente al coloniaje al que fueron sometidos durante cuatro siglos e incluso hasta el día de hoy.

Durante el acto inaugural, el sacerdote Miguel Concha recalcó que esa crisis de fondo que vive el mundo contemporáneo sólo podrá superarse si no renunciamos al uso de nuestra razón y no seguimos negligiendo la ética, adoptado siempre el punto de vista y la perspectiva de las víctimas del sistema.