Mantener viva la memoria del humanista, pide su viuda
Un pensamiento crítico como el de Carlos molesta al aparato de gobierno; no permitamos que se destruya la obra de ningún escritor: Susana de la Garza
Viernes 18 de octubre de 2013, p. 5
En una velada de recuerdos y sueños compartidos, Susana de la Garza, viuda de Carlos Montemayor (1947-2010), acompañada de los investigadores Jesús Vargas y Ángeles Magdaleno, pidió mantener viva la memoria del escritor, poeta, ensayista, traductor e impulsor de las lenguas indígenas, en el homenaje que la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la ciudad de México rindió al colaborador de La Jornada.
Un pensamiento crítico como el de él, asusta y molesta al aparato de gobierno. No permitamos que se destruya la obra de ningún escritor, exijamos en las librerías títulos de los escritores desaparecidos. Leerlos y continuar su pensamiento es mantenerlos dentro de la historia del país
, indicó De la Garza, en el Foro 1 llamado La casa de los Carlos (en honor a Fuentes, Montemayor y Monsiváis).
El motivo del exhorto de Susana de la Garza es que, a tres años del fallecimiento de Montemayor, sus libros iban a ser triturados y desechados por las editoriales, ya que representaba un gasto mantenerlos en las bodegas.
Al comienzo del homenaje, el escritor Paco Ignacio Taibo II aludió a la trituración de los libros de Montemayor y explicó que la finalidad del acto también fue poner a la venta los textos del Premio Xavier Villaurrutia a precios accesibles para evitar la destrucción de ejemplares.
Músico, poeta y cantante
Aunque nunca contabilizó la obra de Montemayor, Susana de la Garza dijo que en su obra literaria hay poesía, cuento, novela, crónica y ensayo, publicaciones relativas a la literatura indígena, traducciones del latín, griego clásico, portugués, inglés, además de las conferencias y el sinnúmero de artículos que publicó en La Jornada y la revista Proceso.
Para hablar de Carlos Montemayor en el homenaje, De la Garza decidió recordar cómo fue el proceso de escritura de Los informes secretos, porque al ver el título de cualquier libro del autor puede reconstruir momentos y situaciones que compartieron.
“La novela Los informes secretos que pasó de noche por este país, creo que es importantísima, ya que en ella desnuda y retrata el aparato de seguridad nacional a partir de datos reales, de testimonios personales, de archivos oficiales prohibidos y asuntos de seguridad nacional. En ella ofrece una visión de conflictos sociales latentes y la posibilidad de levantamientos armados a nivel nacional.
“Cuando escribió la novela –prosiguió la viuda del humanista– vi su sufrimiento al escribir de una manera que no acostumbraba. Aquí su narrativa no podía hacer referencia a formas poéticas de paisajes, luminosidad, naturaleza. Me confesó que le costaba mucho trabajo escribir con el lenguaje del policía, sentía que se asfixiaba y la manera de aliviar esa sensación era refugiándose en su poesía.
Cuando escribía poesía, releía en voz alta cada línea que terminaba y con ese oído musical que lo caracterizaba, buscaba el ritmo, contaba sílabas, era interesante observar cómo iba dándole cuerpo a cada verso
, relató.
De la Garza comentó que Montemayor se definía primero como músico, luego como poeta y después como cantante. También se definía como una persona con vocación por la clandestinidad cultural, literaria y social, lo decía por su interés en la cultura clásica, en las cuestiones indígenas y en los movimientos sociales
.
Jesús Vargas y Ángeles Magdaleno, investigadores que apostaron a Montemayor documentos y lecturas para la edición de La violencia de Estado en México: antes y después de 1968, también participaron en el homenaje, donde recordaron al hombre íntegro que mediante su escritura se acercó a la realidad desde distintas disciplinas.
Al finalizar el homenaje se vendieron obras del autor, como la novela póstuma Las mujeres del alba, así como Los pueblos indios de México y Las armas del alba, que Susana de la Garza rescató de ser triturados, y que en la Feria Internacional de el Libro en el Zócalo se ofrecieron a 50 pesos.