Opinión
Ver día anteriorSábado 26 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La voz de orden
E

l Colegio de Economistas de Nuevo León, por voz de Abel Hibert, su presidente, opinó que la aprobación de la reforma fiscal por la Cámara de Diputados se basaba en aumentar la carga a las personas de mayores ingresos.

Esas personas, dijo, son las que más consumen en el país, las que más ahorran. Consumir más para ahorrar más. Esta fórmula me recordó el reclame del Banco Bilbao Viscaya Argentaria (Bancomer), cuyas utilidades en nuestro país equivalen a las dos terceras partes de las que ahorra en América Latina: compra sin gastar. Genial.

Hibert argumentó: Si no hay ese ahorro, pues es lo que se utiliza para financiar todos los proyectos de inversión, y ésa es la parte delicada, que le estás quitando ingreso disponible, que se va a ver reflejado en menor inversión, menor crecimiento, menor consumo. La nota, publicada por el diario Milenio, era bastante explícita: Nulo crecimiento con reforma fiscal: expertos; lo mismo que su cintillo: “En riesgo, tres décadas de estabilización de finanzas…”

En la misma nota, Horacio Campaña, presidente de Index Nuevo León, una empresa vinculada a la maquila y la manufactura de exportación, se quejaba de la desaparición, con la reforma fiscal, del descuento de 50 por ciento en la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) que ese tipo de empresa recibió durante el gobierno de Vicente Fox. Y con ello su tributación aumentará entre tres y cinco veces.

La conclusión de Hibert es que no habrá mayor aumento en la recaudación, pues se gravará en lo fundamental a las mismas personas, no se van a despresurizar los ingresos petroleros y se mantendrán los privilegios de la alta burocracia. Y la de Campaña es que se desestimulará la inversión extranjera. Por cierto, este tipo de inversión en la compra de bancos y empresas de larga tradición en Monterrey, no ha conseguido que Nuevo León se ubique entre los estados que mejor han logrado atenuar la pobreza; al contrario, permanece entre los 10 con mayor rezago en tal rubro.

En materia de economía, la prioridad de los gobiernos mexicanos – d’aprés el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial– en los últimos 35 años ha sido la de mantener la estabilidad macroeconómica deprimiendo los salarios y los empleos formales, rescatando bancos y grandes empresas, y aumentando el déficit público mediante empréstitos a los financieros de adentro y de afuera del país; asimismo, desregulando las transacciones financieras y los derechos de los trabajadores.

Otra prioridad ha sido la de intentar crecer pidiendo de rodillas al capital extranjero que invierta en nuestro país. Y la inversión se ha producido: no creando nuevas industrias ni desarrollando tecnología innovadora, sino comprando bancos, aseguradoras, casas de bolsa, financieras, sociedades que manejan las llamadas afores y unidades productivas (galleteras, cerveceras, siderúrgicas), desplazando al pequeño y mediano comercio nacional con gigantescas cadenas de supermercados y tiendas de conveniencia. Haciendo, por otro lado, concesiones al mismo capital extranjero o a sus socios y prestanombres nacionales para explotar nuestros recursos naturales y aun apropiarse de ellos (minas, actividades en torno al petróleo, al gas, a las playas). ¿Cuánto reinvierte la inversión extranjera directa en la economía nacional? Apenas 20 por ciento de sus utilidades. Los que más ahorran –en el lenguaje litótico de ciertos economistas– son los que más invierten y consumen… pero en los países de donde viene la ¡oh!, inversión extranjera directa y en acciones de las propias empresas trasnacionales.

La estabilidad macroeconómica ha tenido como consecuencia una inmoral concentración de la riqueza y su polo: una pobreza que azota a la mitad de la población. Somos líder en pobreza y desigualdad, según la OCDE.

El crecimiento: otra prioridad (verbal). Index llamaba a los diputados federales por Nuevo León a defender la industria maquiladora y manufacturera de exportación. Si no lo hacían, la inversión extranjera disminuiría y con ello, se infiere, el crecimiento. Por su parte, la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León (Caintra) advertía a los diputados y senadores que estará cerca de cada uno de ustedes para dialogar y evitar que ésta (la reforma fiscal) sea aprobada en esos términos (los aprobados ya por la Cámara de Diputados). Los burócratas de mero arriba han dicho: necesitamos abrir la industria petrolera al capital extranjero para crear más empleos; es decir, para crecer.

Ni los potentados ni tales burócratas quieren entender que el crecimiento es con empleos formales, salarios remunerativos, alto poder adquisitivo, generación de patentes, incremento del mercado interno y de la masa crítica del país para saber hacia dónde vamos. La palabra de orden es confianza. O sea: exigir todo el país, unos (sobre todo los oilers), para poder confiar y disponer de él, y los otros para dárselos, moche o mochada de por medio.

Preferible voltear la página y enterarse con gozo de un Foro Internacional de Ciencias de la Felicidad. ¿Lo habrá inspirado la científica Gaby Vargas, editorialista de ¡Hola!? En el número 365 se puede leer su atesorable sentencia: Cuando soltamos la necedad mental de la escasez, liberamos una cantidad enorme de energía aprisionada; entonces llega la oportunidad de lo que ya se tiene y regodearse con ello. Lástima que a José Sánchez –uno entre muchos– no le dieran a leer ¡Hola! y se haya muerto por falta de atención afuera de un hospital.